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Investigadores advierten que internet fomenta la obsesión por las compras

21/07/2019 - 12:02 am

Un informe de un grupo de investigadores planteó que existe una correlación directa entre el uso de internet y algunas enfermedades mentales, una de las cuales es la obsesión o adicción a las compras. Esos expertos, quienes conforman la Red de Investigación Europea sobre el Uso Problemático de la Internet, han solicitado una investigación urgente sobre el problema, con la cabeza de la red y asesora del Servicio Nacional de Salud, Naomi Fineberg, anotando que, “estamos en una especie de punto de inflexión, comenzando a entender que existe un problema”.

Por Lauren O’Neill; traducido por Paola Llinás

Reino Unido, 21 de julio (Vice Media).- Te terminaron, tuviste un día de mierda en el trabajo, estás en tus días, perdiste el autobús. Alguna cosa ha salido mal, estás triste, y por eso estás sintiendo un deseo familiar: levantas tu teléfono y abres una aplicación de compras. “Me lo merezco”, dices en voz alta y para nadie, añadiendo un vestido a tu carrito de compras con un pequeño golpecito. “Terapia de ventas”, dices, y adentro va una bufanda. He visto a las mejores mentes de mi generación jodidas hasta el día de pago porque se excedieron con demasiado Glossier (marca de productos de belleza) en el tercer día del mes.

A medida que los avances tecnológicos van en aumento, nos siguen presentando nuevas formas de gastar. Antes de internet, uno tenía que esperar a su viaje dominical al centro comercial, o a que llegara el nuevo catálogo. Pero ahora, todo lo que uno siempre ha querido comprar está en la palma de la mano, 24 horas al día.

La semana pasada, un informe de un grupo de investigadores planteó que existe una correlación directa entre el uso de internet y algunas enfermedades mentales, una de las cuales es la obsesión o adicción a las compras. Esos expertos, quienes conforman la Red de Investigación Europea sobre el Uso Problemático de la Internet, han solicitado una investigación urgente sobre el problema, con la cabeza de la red y asesora del Servicio Nacional de Salud, Naomi Fineberg, anotando que, “estamos en una especie de punto de inflexión, comenzando a entender que existe un problema”.

Con las aplicaciones de compras llegan ofertas de recompensas y puntos de lealtad. Foto: Pixabay

Obviamente, el grupo del uso problemático de la Internet tiene una agenda—ser algo así como: ¿¿No estamos seguros de que esta cosa de Internet sea tan genial??—pero existen problemas para analizar.

Muchas personas, incluyéndome, lidian con impulsos consumistas. Una cosa es comprar un lujo cuando le han pagado a uno, y otra es gastar cientos de dólares cada mes en mierdas a causa de una combinación de aburrimiento, bajo autoestima, y materialismo, solo porque es fácil. Y mientras que las compras —como otras cosas popularmente adictivas— siempre han sido una forma para auto-tranquilizarse, internet las ha convertido en algo innegablemente más dominante (un enorme 68 por ciento de usuarios de Internet en la Unión Europea compraron en línea el año pasado).

Pero, ¿exactamente cómo esa omnisciencia ha hecho más fácil el volverse obsesivo con comprar cosas en línea? Hablé con algunos otros compradores para averiguarlo.

INSTAGRAM NOS BOMBARDEA POR COMPLETO

Todos esos post ambiciosos de Instagram son como catnip para los consumidores y un sueño hecho realidad para las personas que intentan venderles cosas. Algunos negocios trabajan principalmente con la base de observar las micro tendencias de Instagram y ponerlas en producción masiva —ASOS, Missguided, Pretty Little Thing, y Fashion Nova— y también están los sitios y aplicaciones de reventas, como eBay y Depop, donde uno puede encontrarse fácilmente gastando lo de una factura de servicios en los viejos joggers de alguien más.

Emily, una compradora de ropa en línea de 24 años, me dice que cree que “escoger y comprar ropa lo hace sentir más seguro a uno sobre su identidad, se puede sentir reconfortante y como un apoyo cuando se está molesto”, agregando que a veces lo usa “como una muleta cuando me siento triste”, ya que es un “alivio de acogida para cualquier mierda profunda en la que uno pueda estar pensando”.

Instagram es un gigante imposible de ignorar. Foto: EFE

Curiosamente, ella también describe cómo una desintoxicación de las redes sociales —particularmente Instagram— ha impactado sus hábitos: “Me ha impactado cómo mi apetito de compras se ha reducido. Aún he tenido períodos de querer comprar cosas, pero no en la misma medida. Porque me gusta la ropa, solía seguir a unos cuantos bloggers de moda, para así poder ver ‘inspiración’ constantemente”.

LAS APLICACIONES DE COMPRAS SON MUY FÁCILES DE USAR

Siempre que me estoy sintiendo particularmente ansiosa, me encuentro queriendo estar en un supermercado. Ansío su sencillez y uniformidad; luz blanca brillante y jovialmente desalmada. Es agradable que todo tiene un lugar donde pertenece. Las aplicaciones de compras son la versión digital de este hipotético supermercado calmante.

Aplicaciones como SOS, Urban Outfitters, y Topshop son prolijas y fáciles de navegar, lo que las convierte en láminas del diseño atareado de aplicaciones sociales como Facebook y Twitter (Incluso The Economist cita al presidente fundador de Facebook, Sean Parker cuando sugirió que la plataforma funciona al “explotar una vulnerabilidad en la psicología humana”, lo cual es genial). Mientras que los sitios de redes sociales pueden inducir a la ansiedad, las aplicaciones de compras se sienten diseñadas para darle a uno un minuto de paz; para estar solo con esas versiones propias que representan la ropa y los zapatos por los que se está navegando. Los artículos están dispuestos en cuadrículas simples—y existe una serenidad en el scrolling.

Hayley*, de 29 años, concuerda al decir que las aplicaciones de compras suelen emular las aplicaciones más visualmente placenteras, como Instagram y Tumblr. “De la misma forma en que me envuelvo con Tumblr e Instagram con una base estética, utilizo las aplicaciones de compras igual. La amabilidad con el usuario se siente muy similar”, dice. “En ASOS, uno puede “dar corazón” a las cosas para guardarlas y termino guardando cosas que me gustan en la misma forma en que doy favorito a cosas en redes sociales”.

La gratificación instantánea de comprar es obviamente una de las cosas que nos atrae a ello. Foto: Pixabay

Tanto Emily como Hayley dicen que, la mayor parte del tiempo, ni siquiera se trata de comprar realmente (Emily dice que “usualmente, comprar simplemente me hace sentir más estresada porque entonces también me siento culpable por el dinero”), sino que se trata de la mera experiencia de usar estas aplicaciones —que Hayley llama “limpias y escasas”— que ellas disfrutan más, ¡¡lo que dice mucho de la forma en que recibimos información en estos días!! ¡¡Y las estrategias que tenemos para calmarnos!! ¡¿No es así?!

LAS OFERTAS Y RECOMPENSAS TE MANTIENEN REGRESANDO

¿Quién de nosotros no ha enviado un mensaje al grupo de chat, o un tuit como último recurso pidiendo un código de descuento estudiantil? ¿Quién puede decir que no ha recibido un email de parte de ASOS que informa sobre un fin de semana de descuentos del 20 por ciento y quién no ha dado un pequeño vistazo, mirando lujuriosamente a un par de zapatillas que han estado en los artículos guardados por casi dos meses?

Con las aplicaciones de compras llegan ofertas de recompensas, puntos de lealtad y, crucialmente, disminución de dinero. “Las ofertas” han sido utilizadas desde siempre para persuadirnos realmente a gastar más dinero, pero la habilidad de internet para exponernos a ellas en nuestras bandejas de entrada, en nuestros anuncios dirigidos mientras navegamos en otras áreas en línea, e incluso en redes sociales, significa que queman un hoyo en nuestros bolsillos colectivos, y terminamos gastando más solo para sentir que somos tan rudos como para haber engañado al sistema ahorrando. No necesitas que te diga que no lo hemos engañado.

LA PUBLICIDAD ‘COMPRA AHORA, PAGA DESPUÉS’ 

A lo largo del último año o más, pudiste haber notado la opción de comprar ahora y pagar después en algo llamado Klarna cuando se compra en línea por ropa, lo que es, como podemos coincidir, todo lo que necesitamos. Klarna es un grupo sueco que ofrece un método de pago a crédito para compras a pequeña escala (puedes usarlo en línea con distribuidores como ASOS y Topshop). Un reciente artículo del Financial Times lo describió como uno de los pocos “acreedores que están reescribiendo el lenguaje de la deuda en la época de Instagram”.

La gratificación instantánea de comprar es obviamente una de las cosas que nos atrae a ello, y mientras que siempre hay un retraso con las compras en línea (aunque las tiendas en línea más importantes tienen un servicio de suscripción para entregas al día siguiente, en el que uno puede pagar una suma anticipada para recibir entregas al día siguiente de parte del sitio durante un año), hasta recientemente, si uno no tenía el dinero (o una tarjeta de crédito) uno no podía comprar el artículo. Klarna ha cambiado eso, y es un factor adicional en como Internet logra mantener las compras en nuestros cerebros.

Matt, de 24 años, me cuenta su experiencia usando Klarna para comprar artículos de ASOS cuando el día de pago estaba todavía lejos: “Terminé escogiendo Klarna en el pago y me gustó mucho el hecho de que no había honorarios o intereses pagables, y el aspecto ‘compra ahora, paga después’. Yo creo, que si hubiera incluso un honorario pequeño, yo lo hubiera aplazado, pero pude racionalizarlo para mí mismo como si estuviera comprando la ropa el próximo mes y obteniéndola de anticipo”.

Agrega que puede ver cómo las personas pueden volverse dependientes de Klarna —como de cualquier otro servicio de crédito— y dice que intentar no usar el servicio de nuevo fue difícil: “Definitivamente tuve que detenerme a mí mismo de comprar más ropa el mes siguiente. No soy muy bueno con el dinero y estaba preocupado de que lo usaría cada vez más y más y terminaría teniendo deudas de Klarna más y más grandes dentro de mi cuenta de pago de cada mes. Así que creo que necesitaría tener un motivo para utilizarlo de nuevo en lugar de darme a mí mismo un cheque de pago en blanco”.

*El nombre ha sido cambiado.

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