Desde que comenzó la pandemia en Estados Unidos, el coronavirus ha cobrado la vida de 118 mil personas en el país, esta cifra es mayor a los estadounidenses muertos en conflictos bélicos como la primera Guerra Mundial (116 mil 516) y más del doble que en la Guerra de Vietnam (58 mil 220).
Por Javier Biosca Azcoiti
Madrid, España, 21 de junio (ElDiario.es).- En los últimos cinco meses, desde que EU identificó el primer caso de coronavirus el pasado 21 de enero, han fallecido por COVID-19 más de 118 mil personas en el Estado norteamericano. La cifra supera el número de estadounidenses muertos durante la Primera Guerra Mundial (116 mil 516) y duplica los fallecidos en la Guerra de Vietnam (58 mil 220).
La Primera Guerra Mundial (1914-1918) es el tercer conflicto bélico más mortífero en la breve historia de EU y Vietnam (1955-1975), el cuarto. Sólo les superan la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), con 405 mil 399 muertos, y la Guerra Civil (1861-1865), la única de todas las mencionadas que se libró en territorio estadounidense y la cual suma más que las dos guerras mundiales y la Guerra de Vietnam juntas.
“No creo que la pandemia vaya a causar grandes cambios sociales en EU Tampoco lo hizo la pandemia de 1918”, señala a eldiario.es Walter Scheidel, historiador de la Universidad de Stanford y autor del libro El gran nivelador: violencia e historia de la desigualdad desde la Edad de Piedra hasta el siglo XXI.
“La Segunda Guerra Mundial afectó de forma mucho más profunda a la sociedad no por el número de muertos, sino por los esfuerzos que se hicieron para librar la guerra (reclutamiento, planeamiento económico, subidas de impuestos), sus consecuencias económicas (disminución de los rendimientos de capital e interrupción de intercambios internacionales, entre otros) y su impacto en las experiencias y actitudes (aumento de la solidaridad)”, señala Scheidel. “La pandemia actual tiende a tener el efecto contrario: distanciamiento social, diferentes experiencias basadas en la clase social y en la educación, dependencia de la flexibilización para reducir la necesidad de redistribución y el desempleo masivo, entre otros”, añade.
En un artículo publicado en la revista Foreign Affairs, Scheidel sostiene que mientras una parte de la sociedad se queda atrás y paga el precio más alto –ya sea por el desempleo, la precariedad o trabajos que requieren contacto con otras personas y riesgo de contagio–, la tecnología hace que la táctica del confinamiento sea menos dolorosa para los más protegidos, “aquellos que pueden sobrellevar la tormenta desde la relativa seguridad de sus oficinas y trabajos mejor pagados”.
Comparada con otras enfermedades, el paralelismo más cercano es la temporada de gripe de 2017-2018, que provocó 61 mil fallecimientos en apenas ocho meses, según los datos del Centro de Control y Prevención de enfermedades de EU Esta temporada de gripe fue la más mortífera de la última década. En cuanto al cáncer, 599 mil 108 personas murieron en EU en 2017 por la enfermedad.
Lejos está la pandemia de gripe de 1918, considerada una de las más mortíferas de la historia. En EU murieron unas 675 mil personas. De hecho, más soldados estadounidenses murieron por la pandemia que en el campo de batalla de la Primera Guerra Mundial, a la que EU entró en abril de 1917.
Sin embargo, Sheidel afirma que la crisis actual ha tenido un mayor impacto económico que la pandemia de 1918. A diferencia del siglo pasado, explica el historiador, la economía no se ha paralizado. “En los últimos 100 años, la paz, la medicina y la prosperidad han llevado a la humanidad hacia una mayor comodidad, seguridad y previsibilidad. Por primera vez en la historia, los residentes del mundo desarrollado tienen buenas razones para esperar que la ciencia los proteja y los cure”, sostiene en el artículo. Por eso esta vez, argumenta, la población ha estado dispuesta a paralizar el país, obligando a pagar el precio más alto a los más desprotegidos.
El 39 por ciento de los trabajadores que antes de la pandemia vivía en un hogar con ingresos inferiores a 40 mil dólares ha perdido el trabajo, un porcentaje que se reduce al 13 por ciento para los hogares que ganan más de 100 mil dólares, según cifras de la Reserva Federal de Estados Unidos.
Respecto a la exposición al virus, más del 60 por ciento de aquellos con una carrera universitaria han trabajado desde casa. En el caso de aquellos que sólo han terminado el instituto, el porcentaje es del 20 por ciento. Pero el impacto en la salud también ha sido desigual, dado que la tasa de mortalidad por la COVID-19 en afroamericanos es 2.3 veces más alta que para las personas blancas.