Rita Varela Mayorga
21/06/2016 - 12:00 am
Nochixtlán: cerrazón y nulo talento político
Sin diálogo posible entre los funcionarios del Gobierno federal y los maestros que integran la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE); con la consigna de pasar a la brava una Reforma Educativa que tropieza a cada paso; con arbitrariedades como respuesta por parte de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y también, hay […]
Sin diálogo posible entre los funcionarios del Gobierno federal y los maestros que integran la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE); con la consigna de pasar a la brava una Reforma Educativa que tropieza a cada paso; con arbitrariedades como respuesta por parte de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y también, hay que decirlo, de los líderes del movimiento opositor; con el nulo talento político que predomina en el Gabinete del Presidente Enrique Peña Nieto y en el Gobierno de Oaxaca, a cargo de Gabino Cué Monteagudo, la tragedia era inminente… y, por desgracia, puede no ser el único episodio sangriento.
La madrugada del domingo pasado fue Nochixtlán: un ataque de la Policía Federal que, de acuerdo con la CNTE, dejó ocho muertos y 22 desaparecidos, y que además no sólo tuvo la intención de reprimir a los miembros del magisterio sino que se extendió a la población de esa ciudad, situada a unos 100 kilómetros al noroeste de la capital oaxaqueña.
El exceso de fuerza mostrada por parte del Estado mexicano –que atacó a los maestros disidentes con dos helicópteros; cientos de policías estatales, federales y de la Gendarmería; armas automáticas; gas lacrimógeno– desató una violencia pocas veces vista en esa entidad y que, para variar, se salió del control de los mandos policiacos: ayer las denuncias de las familias a las que se disparó desde el aire y de ciudadanos brutalmente golpeados –incluso personas de la tercera edad– quedaron registradas por un sinnúmero de organizaciones civiles, comenzando por la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH).
Además, con el tino que ha caracterizado a la actual administración, la Comisión Nacional de Seguridad (CNS) y también el Gobierno de Oaxaca negaron que los agentes que participaron en el operativo hayan utilizado armas.
Sin embargo, las fotos, los videos y los testimonios sobre estos hechos pronto desmintieron la versión oficial. La agencia The Associated Press, por ejemplo, constató que “policías antidisturbios abrieron fuego para intentar disolver las protestas en las que se habían incendiado vehículos y levantado bloqueos y barricadas en algunas vialidades”.
En un comunicado fechado en la Ciudad de Oaxaca, la Sección XXII de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación repudió el uso de armas “por parte de policías enviados por el ‘gachupín’ [como le dicen a Cué Monteagudo] y por Enrique Peña Nieto” contra el pueblo de Oaxaca, y en especial contra el pueblo de Nochixtlán.
Ayer, la comunidad artística, periodística y miembros de la sociedad civil oaxaqueña puso el dedo en el verdadero origen del conflicto: la cerrazón y la falta de diálogo.
Por ello exigieron al Presidente Enrique Peña Nieto y al Gobernador Gabino Cué el cese de las incursiones policiacas a la entidad para reprimir a la población y al magisterio, y la instalación inmediata de una mesa de diálogo “incluyente y transparente” con los integrantes de la CNTE.
“Una Reforma Educativa debe ser un pretexto para la discusión de ideas, no un pretexto para reprimir y acabar con los opositores, mediante el uso desmedido de la fuerza pública y llenar las cárceles de inconformes”, cuestionaron artistas, académicos, periodistas y más de 80 organizaciones civiles.
Y ahí está el meollo: Ambos gobiernos –el federal y el estatal– han sido incapaces de dialogar, de privilegiar ese que es uno de los grandes recursos de la política. Por el contrario, ante el nulo talento político, la respuesta ha sido la hostilidad, el acoso, la represión y, en síntesis, la tragedia: sangre y muerte incluso de personas que nada tienen que ver en el conflicto.
Que el Estado garantice la discusión de ideas y ponga en marcha ese diálogo es urgente ahora que esta nueva incursión fallida de las supuestas fuerzas del orden ha generado un mayor malestar social por el quebranto a los derechos humanos de los mexicanos.
No basta con anunciar que ahora sí se hará el trabajo que no se ha hecho en cuatro años: “He girado instrucciones para que, en el marco de la ley, se tomen las acciones necesarias para solucionar el conflicto”, escribió ayer al mediodía Peña Nieto en su cuenta de Twiter [@EPN].
Ahora, y para que esa crispación no se extienda a otras ciudades de la República, es necesario poner voluntad política… Y si Aurelio Nuño Mayer, titular de la SEP, no la tiene, y si Miguel Ángel Osorio Chong, titular de la Secretaría de Gobernación (Segob) y jefe del gabinete presidencial, tampoco la tiene, entonces es el propio Presidente quien debe dar el paso al frente.
Después de casi cuatro años de Gobierno, es la hora de privilegiar el diálogo y mostrar que ahí hay algo de conocimiento para gobernar con justicia… algo debe haber.
¡Buena semana, y nos vemos el próximo martes!
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