Ciudad de México, 21 abr (SinEmbargo).- No cabe duda de que el inglés Robert Pattinson (Londres, 1986) es uno de los actores más convocantes entre las nuevas generaciones. Lo que no se sabe a ciencia cierta si, además de su evidente carisma, tiene realmente pasta para este oficio donde para perdurar y dejar huella hace falta algo más que las incandescentes luces mediáticas.
Sabido es que desde que se dio a conocer mediante la saga de Crepúsculo, junto a sus también famosos compañeros Taylor Lautner y Kristen Stewart, es materia fresca para las revistas de adolescentes, un colectivo donde causa grandes revuelos durante sus apariciones públicas.
También es conocida su pertinacia en salirse del molde de estrella “teen” para convertirse en un actor por todo lo alto y compartir con predecesores como Leonardo DiCaprio, por citar un ejemplo, no sólo la fama global, sino también el prestigio adjudicado sólo a los grandes intérpretes.
Él hace grandes esfuerzos, aun cuando en las diversas entrevistas que ha concedido comparta con su novia Stewart un cierto aire de superioridad y de indiferencia que puede venir bien para conquistar corazones imberbes que todo lo perdonan, pero que produce una flojera inevitable entre espectadores más exigentes.
Tiene buena apariencia y desde que consiguiera a los 15 años un papel en Harry Potter, encarnando a Cedric Diggory, lo suyo –dice con pasión- es el escenario, es el set.
En la piel del vampiro Edward Cullen se hizo famoso, un estatus del que suele lamentarse cada vez que puede.
“Es demasiada atención. Todavía no entiendo por qué sucede algo como estoy creo que nunca lo entenderé. Debe de ser que la piel pálida es muy sexy (bromea). Es muy difícil ver como algo normal el hecho de que las niñas cuando te ven, empiezan a gritar y a pedirte por favor que les muerda el cuello. Se pierde mucha privacidad, pero no me quejo. Sólo estoy tratando de sobrevivir al hecho de haberme convertido en un fenómeno”, dijo en una entrevista otorgada a la periodista Silvia Maestrutti.
MIENTRAS HABLAN DE SU BODA…
Pasto fértil para la prensa rosa, en estos días se habla de la boda posible entre Robert Pattinson y su novia Kristen Stewart. Que si le regaló un anillo, que si le compró un pañuelo de Hermès o un disco de Van Morrison…detalles ciertos o verdaderos de una circunstancia privada ocupan el centro informativo aplicado al joven actor.
Sin embargo, entre los cinéfilos lo que realmente importa es que Pattinson volverá a ponerse a las órdenes del prestigioso director canadiense David Cronenberg, sin importar lo decepcionante que resultó Cosmópolis, la película que los reunió en 2012.
La noticia fue a dada a conocer en la víspera por The Hollywood Reporter y Robert compartirá elenco con Sarah Gadon, Julianne Moore y John Cusack.
Con guión de Bruce Wagner, Maps to the Stars será un thriller a cargo de una productora independiente que, entre fantasmas e intrigas, desarrollará una historia crítica hacia la vida de las celebridades hollywoodenses, en un viejo proyecto que el cineasta sueña con concretar desde hace seis años.
El comienzo del rodaje está programado para julio de este año y tendrá como emplazamientos Los Ángeles y Toronto.