Francisco, el primer papa latinoamericano de la historia, convocó la cumbre tras haberse equivocado en un conocido caso de encubrimiento de abusos sexuales en Chile el año pasado. Al darse cuenta de su error, se comprometió públicamente a tomar un nuevo rumbo y está llevando al liderazgo de la institución por el mismo camino.
La cumbre busca instruir a los líderes de la institución sobre la importancia de prevenir los abusos sexuales en sus templos, de atender a las víctimas e investigar los casos cuando ocurren.
CIUDAD DEL VATICANO, 21 de febrero, (AP) — El papa Francisco inauguró el jueves una cumbre sin precedentes sobre prevención de abusos sexuales en la Iglesia, al ofrecer a los obispos católicos y otros líderes religiosos 21 propuestas para castigar a los pederastas y mantener a los niños a salvo, luego de advertir que los fieles exigen acciones concretas y no solo palabras.
El tono de la cumbre de cuatro días, de la que se tienen enormes expectativas, se impuso desde el inicio, con víctimas de todo el mundo relatando a los obispos el trauma de los abusos que sufrieron y el dolor adicional que les causó la Iglesia con su indiferencia inicial.
“Escuchen el clamor de los jóvenes que quieren justicia” y aprovechen la ocasión para “transformar este mal en una oportunidad de comprensión y purificación”, dijo Francisco a los 190 líderes de conferencias episcopales y órdenes religiosas que asisten al encuentro.
“El pueblo santo de Dios está observando y espera no solo condenas simples y obvias, sino que se establezcan medidas eficientes y concretas, agregó.
Más de 30 años después del estallido del escándalo en Irlanda y Australia y a 20 años de que salpicara a Estados Unidos, obispos y líderes católicos de muchas partes de Europa, Latinoamérica, África y Asia siguen negando la existencia de abusos sexuales por parte del clero o minimizan el problema.
Francisco, el primer papa latinoamericano de la historia, convocó la cumbre tras haberse equivocado en un conocido caso de encubrimiento de abusos sexuales en Chile el año pasado. Al darse cuenta de su error, se comprometió públicamente a tomar un nuevo rumbo y está llevando al liderazgo de la institución por el mismo camino.
La cumbre busca instruir a los líderes de la institución sobre la importancia de prevenir los abusos sexuales en sus templos, de atender a las víctimas e investigar los casos cuando ocurren.
El cardenal colombiano Rubén Salazar Gómez advirtió que los líderes eclesiásticos podrían enfrentar no solo sanciones canónicas, sino también la cárcel por encubrir abusos si no atienden apropiadamente las denuncias.
El abuso y encubrimiento “es la distorsión del significado del ministerio, que lo convierte en un medio para imponer la fuerza, violar la conciencia y los cuerpos de los más débiles”.
El ex fiscal de delitos sexuales del Vaticano compartió una serie de pasos sobre cómo llevar a cabo una investigación bajo la ley canónica, citando el ejemplo del papa Benedicto XVI.
Al hacer un llamado para cambiar la cultura del silencio a una “cultura de apertura”, el arzobispo Charles Scicluna dijo a los obispos que deben cooperar con las investigaciones del fuero civil y anunciar las decisiones sobre los pederastas a sus comunidades una vez que los casos sean decididos.
Por su parte, el papa Francisco ofreció un camino para avanzar en una reforma a través de 21 propuestas para que la Iglesia las considere, incluso algunas que requerirían cambios en la ley canónica.
El pontífice está pidiendo protocolos adicionales para manejar las acusaciones contra los obispos y sugirió protocolos para las transferencias de seminaristas o sacerdotes para evitar que los pederastas puedan incorporarse libremente a comunidades incautas.
La emoción interrumpió varias veces el discurso de apertura del cardenal de Manila Luis Tagle, quien dijo a los obispos que las heridas provocadas por el escándalo entre los fieles recordaban a las de Jesucristo en la cruz. El prelado pidió que dejen a un lado el miedo y no aparten la vista del daño causado por los abusos sexuales cometidos por los religiosos y por su propia inacción a la hora de atajar el problema.
Los sobrevivientes de abusos acudieron en masa a Roma para exigir responsabilidades y transparencia a los líderes eclesiásticos, advirtiendo que el tiempo del encubrimiento terminó.
Phil Saviano, quien ayudó a destapar el escándalo en Estados Unidos hace dos décadas, exigió al Vaticano que publique los nombres y expedientes de los agresores.
“Háganlo para romper el código de silencio”, dijo al comité organizador en la víspera de la cumbre. “Háganlo por respeto a las víctimas de esos hombres y háganlo para evitar que (…) abusen de más niños”.
El Vaticano no espera ningún milagro, ni siquiera una declaración final tras la cumbre y el propio pontífice intentó rebajar las expectativas, pero los organizadores informaron que el encuentro supone un punto de inflexión en la forma en la que la Iglesia católica ha abordado el problema, con el reconocimiento de Francisco de sus errores en la gestión del caso de Chile como punto de partida.
“Nuestra falta de respuesta al sufrimiento de las víctimas, sí, hasta el punto de rechazarlas y cubrir el escándalo para proteger a los autores y a la institución, ha hecho daño a nuestra gente”, informó Tagle en su discurso. El resultado, agregó, provocó una “herida profunda en nuestra relación con aquellos a quienes estamos destinados a servir”.
Antes del inicio de la cumbre vaticana, varios activistas en Polonia derribaron por la madrugada la estatua de un sacerdote ante las crecientes denuncias de que habría abusado de menores.