Jacobo Dayán, especialista en derecho penal internacional, justicia transicional y derechos humanos, habló en entrevista sobre la República de Weimar, un periodo importante para la Historia donde convivieron personajes como Thomas Mann, Sigmund Freud y Albert Einstein.
Ciudad de México, 21 de enero (SinEmbargo).– “En el mundo de hoy importa más tener la razón que encontrar la verdad y, entonces, lo que hay es una pelea por sensaciones y no por realidades”, comentó en entrevista Jacobo Dayán, especialista en derecho penal internacional, justicia transicional y derechos humanos, y autor de República de Weimar (Taurus), un ensayo en el que plantea “la muerte de una democracia vista desde el arte y el pensamiento”.
Dayán expuso que esto mismo ocurría en Weimar, la República alemana que tuvo lugar entre la primera y segunda guerra mundial. “(Ahí) surgían esas ideas de supremacía racial también, es decir, se daban también esos elementos y en buena medida acabaron imponiéndose, entonces, no es de extrañar, que personajes como Donald Trump tengan el éxito que tienen, hay que voltear a ver a Weimar, por eso me parece importante regresar a revisar esa época”.
En el libro, Jacobo Dayán hace un recorrido sobre este periodo importante para la Historia donde convivieron personajes como Thomas Mann, Sigmund Freud y Albert Einstein y cómo las manifestaciones artísticas previeron la muerte de la democracia. En el texto señala cómo el mundo actual presenta muchos de los síntomas de aquella época por lo que resulta importante volver la vista atrás y mirarnos en ese espejo.
“Esto lo escribo durante la pandemia, cuando se discutía mucho en el mundo sobre la crisis de las democracias y sobre todo también, en el texto lo pongo, hay una declaración del Secretario General de la ONU (António Guterres) que dice ‘el mundo de hoy de, manera preocupante, empieza a parecerse mucho al de los 20 y 30 del siglo pasado’, en ese momento me pareció importante sentarme, escribí el libro y más allá de relatar los hechos, que bueno hay múltiples libros que hablan sobre la crisis de Weimar como emblemática por lo que acabó generando, es decir, el nazismo”, compartió en entrevista Dayán.
En ese sentido, subrayó que el mundo de hoy, no sólo América Latina o México, “empieza a tener elementos similares, y con esto no digo que vamos a acabar en lo mismo, también en el libro, lo repito una y otra vez, ‘esto no quiere decir que vamos a acabar igual’, simplemente que estamos viviendo momentos donde el resultado acaba siendo el mismo, es decir, sociedades polarizadas, violencia y desmantelamiento institucional y democrático”.
“¿A qué me refiero con sociedades polarizadas? crispación política, la presencia del crimen organizado, de la violencia política, de la violencia de género, los sistemas parlamentarios, los congresos inservibles, es decir, no como contrapesos, las Fuerzas Armadas como eje alrededor del cual se pretende garantizar y articular gobiernos, impunidad, desigualdad, y todos son elementos que están presentes en el mundo de hoy y está presentes en América Latina, y también en México, con esto me parece que la intención del libro es reflexionar sobre que las democracias no aguantan todo y cómo los llamados tiene que ser atendidos porque si no los resultados son nada deseables”.
—¿Aquí en México adviertes algún tipo de amenaza con la extrema derecha o crees que como muchos dicen no hay caldo en el que se pueda cultivar estas expresiones aquí?
—Siempre hay caldo para cultivar, sobre todo en sociedades conflictuadas como la de México, posiciones extremas de cualquier tipo, pero lo que yo digo en el libro no quiere decir que se va a replicar de manera lineal. Hay lugares donde la extrema derecha sí es un severo problema y muy evidente, ahí está en los Estados Unidos, para ejemplos más claros, no hay que ir tan lejos, Argentina, es decir, ahí hay ejemplos, pero también hay lugares donde desde la izquierda se está gestando movimientos antidemocráticos, pienso Venezuela, Nicaragua, es decir, no es un asunto de derechas o de izquierdas, desde cualquier lado se puede golpear a la democracia y minar la vida pública.
Lo que yo intento hacer es decir ‘no hay que tomárselo a la ligera’, violencia extrema, falta de Estado de Derecho, partidos políticos débiles, crispación política, polarización social, Fuerzas Armadas, es un caldo muy sofisticado para poder controlar, es decir, necesitamos poner un alto. El crimen organizado peleando la soberanía o peleando al Estado franjas enteras del territorio nacional y estamos entrando un periodo electoral donde pareciera que nada de esto existe, parece que se están discutiendo a otro país, o sea, en qué momento vamos a hablar de las cuatro mil fosas clandestinas o de regiones… veíamos las escenas del Estado de México donde la población se tiene que enfrentar directamente a los grupos del crimen organizado, las madres buscadoras pidiendo tregua al crimen organizado, es decir, dónde está el Estado, el Estado está peleando o preocupado igual que Weimar por mantener el control político y la lucha de poder, es decir, lo que hay es una clase política ensimismada a sus propios problemas y un mundo real que acaba obedeciendo a otras lógicas y eso tarde o temprano va a reventar, en el caso mexicano hay varias regiones del país que creo que ya reventó hace tiempo, es decir, donde el Estado ya es una ilusión metafísica.
—¿Además de estos paralelismos que vas identificando entre el mundo actual y en el cual se gestó la República de Weimar adviertes otros, ya no en la cuestión política, sino en las expresiones artísticas que hay actualmente?
—No, en el mundo de hoy no tenemos esa explosión artística que hubo en Weimar, en la Alemania de esos años, porque esa también es una explosión casi única en la historia, en un periodo tan corto tal calidad y cantidad de artistas, intelectuales, científicos, no es fácil, repito, la lista es enorme desde Freud, Einstein, Brechtt, la lista es enorme, la Bauhaus, la Escuela de Frankfurt, pero creo que en el mundo de hoy, estos artistas están en los márgenes, en los márgenes sí vemos estas manifestaciones a diferencia de Weimar, que fue el mainstream.
—Las nuevas generaciones tal vez están volcadas en el mundo de redes sociales, en el consumismo…
—Sí, comparto tu lectura, también hay que entender el momento de Weimar; Weimar ocurre en un momento en donde hay una gran transformación y liberalización social y política, es decir, la sociedad rígida alemana, prusiana, llega un momento de libertad y eso genera esta explosión en múltiples sentidos, desde la explosión sexual, económica, de creatividad, la eliminación de la censura, la irrupción del cine que no existía, generan y promueve en una sociedad, que de por sí ya venía con una larga tradición científica y artística, a crear lo que crearon, pero hoy pareciera que estamos enfocados mucho más a una sociedad de consumo. En aquel entonces son los años del expresionismo, del dadaísmo, de la experimentación artística y científica.
—De hecho vemos otro tipo de expresiones con los terraplanistas, los antivacunas…
—Claro, porque el mundo de hoy, la verdad, perdió sentido, en el mundo de hoy importa más, y también en Weimar ocurría un poco eso, importa más tener la razón que encontrar la verdad y, entonces, lo que hay es una pelea por sensaciones y no por realidades en buena parte del planeta, y sí, lo dices bien, los anti vacunas, los terraplanistas y en Alemania en esos años también, lo pongo en el libro, surgían esos ideas de supremacía racial también, es decir, se daban también esos elementos y en buena medida acabaron imponiéndose, entonces, no es de extrañar, que personajes como Trump tengan el éxito que tienen, hay que voltear a ver a Weimar, por eso me parece importante regresar a revisar esa época.