Los titulares de los respectivos departamentos de Estado en Rusia y EU, Sergey Lavrov y Antony Blinken, iniciaron la reunión en medio de fuertes tensiones y amenazas entre ambas naciones por la posible invasión rusa a Ucrania; Blinken aseguró que no espera que las tensiones se calmen rápidamente, por lo que la reunión de este viernes será solo el primer paso.
Por Matthew Lee Y Jamey Keaten
GINEBRA, 21 de enero (AP).— Los principales responsables diplomáticos de Rusia y Estados Unidos celebraban una reunión crucial el viernes en un momento en que el enfrentamiento sobre Ucrania, que dura ya varias semanas, está en el apogeo de una fase crucial y potencialmente violenta, con una creciente preocupación de que Europa pueda volver a verse asediada por la guerra.
El Secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, y el Ministro de Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, se reúnen en Ginebra, que durante la Guerra Fría fue una encrucijada clave, para tratar de evitar una posible invasión rusa de Ucrania, en medio de las exigencias de Moscú de concesiones por parte de la alianza militar occidental en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) sobre su relación con la antigua república soviética.
En la víspera, Blinken rebajó las expectativas sobre un arreglo inmediato en las conversaciones de Ginebra, que se espera que duren unas dos horas, y apuntó que la resolución de los asuntos complicados “no ocurre rápidamente” al tiempo que resaltó que no espera una solución el viernes.
Washington y sus aliados han prometido repetidamente consecuencias “graves”, como sanciones económicas contundentes, pero no una acción militar, contra Rusia si los 100 mil solados rusos que llevan semanas posicionados cerca de la frontera con Ucrania llegan a cruzarla.
Tras reunirse con el Presidente de Ucrania en Kiev y con altos diplomáticos de Gran Bretaña, Francia y Alemania en Berlín en los últimos días, Blinken se disponía a un cara a cara con Lavrov que se perfila como un posible último esfuerzo de diálogo y para un acuerdo negociado, aunque ambas partes se aferran a sus líneas rojas por el momento irreconciliables.
Durante su visita a Berlín el jueves, Blinken advirtió de una respuesta “rápida y severa” de Estados Unidos y sus aliados si se lanza una invasión, y el Departamento del Tesoro estadounidense impuso nuevas sanciones a cuatro funcionarios ucranianos. Según Blinken, los cuatro estaban en el centro de un esfuerzo del Kremlin que comenzó en 2020 para dañar la capacidad de Kiev de “funcionar independientemente”.
Por su parte, el Ministerio de Exteriores de Rusia reveló el jueves su agenda para el encuentro: los textos de dos propuestas de Moscú para nuevos tratados con Estados Unidos y la OTAN sobre garantías de seguridad.
Blinken se esforzó en subrayar la unidad de Washington con sus aliados frente a una posible acción rusa, y trató de hacerlo el jueves, un día después de que el presidente estadounidense, Joe Biden, recibió numerosas críticas por decir que la respuesta a la agresión rusa a su país vecino dependería de los detalles y que una “incursión menor” podría provocar desacuerdos entre los socios occidentales.
Biden advirtió el jueves que cualquier movimiento de tropas rusas al otro lado de la frontera ucraniana constituiría una invasión y Moscú “pagará un alto precio” por una acción de este tipo.
“He sido absolutamente claro con el Presidente Putin”, afirmó Biden. “No hay malentendido: cualquier, cualquier movimiento conjunto de unidades rusas a través de la frontera ucraniana es una invasión”.
Appreciative of the important opportunity to meet in Berlin with our European Allies about the ongoing Russia-caused crisis with Ukraine. We are all committed to supporting Ukraine and its people in the face of Russia’s aggressive actions. pic.twitter.com/ktEeejfDI3
— Secretary Antony Blinken (@SecBlinken) January 20, 2022
Rusia ha negado estar planeando una acción de este tipo y el jueves acusó a Occidente de urdir “provocaciones” en Ucrania, citando la entrega de armas al país en aviones de transporte militar británicos en los últimos días.
Moscú quiere garantías de seguridad vinculantes, incluyendo una prohibición permanente a una entrada de Ucrania a la OTAN, algo a lo que aspira Kiev, y la retirada de la mayoría de la presencia militar estadounidense y aliada en el este de Europa.
Estados Unidos y sus socios europeos dicen estar dispuestos a considerar ciertos gestos menos drásticos, pero afirman que las exigencias rusas están fuera de toda discusión y que Putin sabe que son un obstáculo.