De los ocho a los 21 años, el cantante residió en México y llevó a cabo su formación tanto en los teatros donde trabajaban sus padres como en el Conservatorio Nacional de Música.
Por Mónica Rubalcava
México, 21 de enero (EFE).- En 1985, la figura del tenor español Plácido Domingo levantando escombros tras el terremoto que azotó la capital quedó plasmada en el imaginario colectivo mexicano. Desde entonces, la relación del músico con el país creció como nunca, hasta el punto de ser hoy su refugio tras escándalos de índole sexual.
“Plácido Domingo es español, nacido en España, con nacionalidad española y orgullosamente español”, dice a Efe el crítico musical Gerardo Kleinburg sobre Domingo. Sin embargo, resalta algo indiscutible: “Hay una parte de él claramente mexicana que asume. Plácido es un español formado y construido en México”.
Nacido en Madrid en 1941, Domingo llega a México con ocho años de edad luego de que sus padres, los también cantantes Pepita Embill y Plácido Domingo Ferrer, adoptaran el país como residencia.
De los ocho a los 21 años, el cantante residió en México y llevó a cabo su formación tanto en los teatros donde trabajaban sus padres como en el Conservatorio Nacional de Música.
“Plácido se hizo persona, individuo, adulto, músico, esposo, padre y cantante en nuestro país. Toda la formación se la debe a México, no hay discusión alguna”, asegura Kleinburg.
En el plano personal, el tenor se casó a los 16 años y tuvo un hijo. Para posteriormente separarse y casarse de nuevo con la soprano veracruzana Marta Ornelas, ya en 1962.
Y en el profesional, Domingo debutó en México en 1959 junto a su madre y pronto saboreó las mieles del éxito. En 1962, dejó el país para ir a la Ópera Nacional de Tel Aviv, en Israel, y a raíz de ello su carrera no hizo otra cosa más que crecer.
Antes de sus primeros triunfos, también realizó trabajos en el ámbito artístico tan diversos como ser asistente de dirección musical de algunas obras nacionales e incluso fue corista de músicos populares como César Costa o Enrique Guzmán.
“Es anecdótico, pero nos habla de que no solamente lo podemos entender de una manera frontal como cantante de ópera, sino que tiene diferentes facetas”, menciona el escritor y crítico musical José Noé Mercado.
PUNTOS CUMBRE EN MÉXICO
Según explica Mercado, uno de los puntos clave de la relación de Domingo con México no fue precisamente en el ámbito operístico, sino en un momento de emergencia nacional: el terremoto de 1985.
“Esa imagen es icónica porque era el propio artista ya consagrado el que estaba ayudando a recoger los escombros y a infundir ánimos a la gente que estaba viviendo una tragedia. Él mismo la estaba sufriendo porque tenía familiares en Tlatelolco. Esa es una especie de postal que está presente en la memoria de muchos mexicanos que incluso no saben mayormente de ópera”, explica el crítico.
Además de ello, entre sus obras más icónicas llevadas a cabo en el país se encuentra su interpretación de “Otelo” en 1981 en el Palacio de Bellas Artes.
El artista, que ha sido considerado como “uno de los cantantes más importantes de los casi 500 años de la historia de la ópera”, según remarca Kleinburg, estableció su relación con México como promotor de talento nacional con concursos como Operalia.
“Plácido aporta una gran inspiración para los artistas mexicanos, también para el público que ha tenido la oportunidad de experimentar su capacidad histriónica en la ópera, definitivamente es un impulsor y un inspirador al mismo tiempo, por lo mismo valora al talento mexicano”, menciona la soprano Olivia Gorra, quien trabajó con él.
Domingo también ha colaborado con artistas como Lucero, Alejandro Fernández o Armando Manzanero, con lo que logró acrecentar su popularidad sin perder su estatus en el mundo de la ópera.
DURAS ACUSACIONES
Sin embargo, Domingo no llega intacto a los 80 años. El 13 de agosto de 2019 nueve mujeres acusaron al tenor de haberlas acosado sexualmente a finales de los años 80, a ellas se sumarían otras 11 mujeres días más tarde.
Dichas acusaciones le valieron al cantante el perder la dirección de la Ópera de Los Ángeles y la cancelación de todas sus presentaciones en escenarios de Estados Unidos y de España.
Su silencio predominó en un principio, y posteriormente calificó de “imprecisas” las acusaciones mediante un comunicado, pero no fue suficiente para terminar con las críticas.
Para febrero de 2020 el tenor aceptaba “toda la responsabilidad” de sus acciones y pedía perdón por “el dolor causado”, luego de que el sindicato de músicos de ópera de Estados Unidos (AGMA) concluyera que Domingo había tenido actividad inapropiada e insinuaciones sexuales dentro y fuera del lugar de trabajo.
Las declaraciones las hizo desde su casa de verano en Acapulco (México), en donde se refugiaba del escándalo mediático y en donde reside habitualmente con su esposa, uno de sus hijos y nietos.
El país también fue el sitio en el que pasaría la enfermedad provocada por el coronavirus, luego de que a finales de marzo del 2020 fuese ingresado por covid-19 en un hospital del sureño estado de Guerrero.
Pero su actividad musical no ha parado desde su recuperación, lo cual ha sido cuestionada por muchos.
“Tenemos grandes cantantes pero creo que ninguno está a su altura, ni a su nivel, quizá por eso fue tan significativo que todo este escándalo recayera en una de las figuras más reconocidas de la ópera”, menciona Mercado, quien cree que tan respetable es separar la obra del creador, como no hacerlo.