El experto ha recalcado que los propósitos de año nuevo representan un momento de introspección que sirve para redefinir las prioridades y aprender del pasado y que, además, constituye un acto de madurez. Por ello, a la hora de fijarlos se debe reflexionar sobre el aprendizaje que se obtendrá y el crecimiento personal y a nivel humano que aporta.
Madrid, 21 de enero (EuropaPress).- La lista de propósitos típicos de Año Nuevo, pese a constituir un "ritual bonito y deseable", muchas veces acaba siendo "fuente de frustración y malestar con uno mismo" por la dificultad de llevar estos objetivos a cabo, según avisa el psicólogo Pablo Palmero, que ahonda en las causas por las que esto ocurre y aporta algunas recomendaciones para llegar a cumplirlos.
En primer lugar, el psicólogo aconseja saber de dónde surge el deseo, ya que muchas veces no se persigue algo que realmente motiva, sino algo que es fruto de tópicos, ideales o aspiraciones autoimplantadas. "A veces tiramos de estos ideales porque nos cuesta sentirnos y saber qué es lo que realmente es importante para nosotros, y echar mano de los tópicos es un comodín para no enfrentarnos a la ausencia de uno mismo", explica el psicólogo.
Además, es importante saber qué fase vital se está atravesando en la actualidad, porque uno de los problemas comunes es que los objetivos no se corresponden con las necesidades del momento. En este sentido, Palmero señala que hay dos dinámicas fundamentales. Por un lado, la que atiende a la supervivencia y a la conservación, donde priman la satisfacción de las necesidades básicas y la búsqueda de seguridad. Por otro lado, en la otra dinámica predomina la necesidad de evolucionar y expandirse, y en ella apremian las experiencias de socialización, la colaboración, la creatividad y la conquista de nuevos retos.
En relación con este último, el psicólogo afirma que también es importante saber el estado anímico actual. "Si estamos apenados, veremos más lo que falta que lo que hay, y al contrario si estamos contentos; si estamos agotados, nos pesaran los retos que requieren un notable esfuerzo, y si estamos energéticos, los miraremos con osadía", especifica. Por tanto, escoger un momento en el que se atraviese una frecuencia más activa y optimista facilita este tipo de propuestas.
Además, para lograr ciertos objetivos se requiere un buen nivel de autonomía personal y social, ya que, sin esta, es muy difícil perseverar en situaciones desconocidas, y enfrentarse a la inseguridad. "Seamos conscientes o no, hay ciertos caminos que evitamos de manera sistemática, porque aún no nos sentimos preparados para encararlos, y si no aceptamos este hecho, nos costará entender el porqué de tantas procrastinaciones y autosabotajes", explica el especialista, que añade que reconocerlo es el primer paso para poder salir de determinados "bucles".
Asimismo, el experto aboga por asumir los límites y la complejidad de algunos de los objetivos marcados. En este sentido, lamenta que la máxima que se ha expandido a todos los ámbitos de "querer es poder" está causando muchas frustraciones "cuando se aplica al comportamiento humano". Por ello, se cree que ciertos cambios de comportamiento pasan simplemente por un cambio de actitud, pero lo cierto es que las reacciones emocionales atienden a muchos factores. Estos tienen que ver, por ejemplo, con la compleja estructura del carácter, donde cada elemento cumple una función complementaria y compensatoria.
"Para modificar este tipo de cuestiones, si es que llega a lograrse, se requieren procesos de transformación serios, sólidos y comprometidos, y no basta sólo con un deseo de cambiar, por muy fuerte que este sea", avisa Palmero.
Por último, el experto ha hecho hincapié en que marcarse objetivos y retos funciona mejor en unos estilos de personalidad que en otros. "Hay personas que se activan a través de planteamientos estratégicos y suelen ser bastante productivos; además, se encargan de visibilizar sus éxitos, y acostumbran a ser tomados como referentes por una importante parte de la población". No obstante, Palmero avisa de que "idealizar esa manera de proceder enturbia la opción de desarrollar una manera propia y congruente de conseguir las cosas".
Así las cosas, el experto ha recalcado que los propósitos de año nuevo representan un momento de introspección que sirve para redefinir las prioridades y aprender del pasado y que, además, constituye un acto de madurez. Por ello, a la hora de fijarlos, Palmero recomienda reflexionar sobre qué aprendizaje se va a obtener de cada uno de ellos y lo que aporta en cuanto a enriquecimiento personal y a nivel humano. En su opinión, también es recomendable que al menos algunos de estos propósitos proporcionen tranquilidad, sobre todo si el propio hecho de elaborar la lista altera en exceso. Finalmente, afirma que una herramienta de utilidad para ayudar a cumplirlos sería escribir los pasos a seguir y, una vez conseguido el objetivo, tacharlo de la lista.