El pasado 2 de mayo, Lucía se sumó al #MeToo tras emitir una denuncia pública en la que afirmó que fue víctima de abuso sexual por parte del Padre Fernando Martínez. Los abusos se dieron cuando la víctima tenía 8 años, mientras estaba inscrita en el Instituto Cumbres. Además, en su denuncia, Salazar aseguró que las autoridades escolares decidieron “callar”, al igual que los padres de otras víctimas menores de edad.
Ciudad de México, 21 de enero (SinEmbargo).– Colegios y seminarios en los que operaron y operan los Legionarios de Cristo son como fábricas de pederastas que viven décadas bajo el arropo de la impunidad, denuncia Ana Lucía Salazar, víctima de la congregación religiosa que fue fundada por Marcial Maciel.
“No importa cuántas veces yo pida justicia, a nadie le importa. Mi vida es tan insignificante para el Papa Francisco, quien acepta que un señor octogenario (Fernando Martínez) renuncie por el bien de la Iglesia. Para la institución todo, para las víctimas nada. Soy alguien que les molesta porque hago mucho ruido. Nunca se han acercado con ninguna de las víctimas”, señaló durante “Los Periodistas”, programa conducido por Alejandro Páez Varela y Álvaro Delgado Gómez.
El pasado 2 de mayo, Lucía se sumó al #MeToo tras emitir una denuncia pública en la que afirmó que fue víctima de abuso sexual por parte del Padre Fernando Martínez. Los abusos se dieron cuando la víctima tenía 8 años, mientras estaba inscrita en el Instituto Cumbres. Además, en su denuncia, Salazar aseguró que las autoridades escolares decidieron “callar”, al igual que los padres de otras víctimas menores de edad.
“Maciel violó a Fernando Martínez. Ya le pidieron perdón por la violación. Son una cadena de pederastas. Buscan ambientes como los colegios. Ahí violaban, Fernando Martínez es de la generación de los denunciantes”, relató Ana Lucía.
Una carta firmada por Martínez llegó a Salazar. En el documento, que fue enviado a otras víctimas, el sujeto acepta haber atacado sexualmente a Ana cuando ella tenía 8 años de edad.
“Sin ánimo de minimizar los hechos te comento que en aquel entonces pensé en la desgraciada e injustificada falta para contigo como un tocamiento sensual y impúdico que Dios no bendice y fruto de una sexualidad descontrolada. Ahora después de escucharte atentamente estoy horrorizado y quiero con este breve mensaje apelar a tu generoso corazón y pedirte de rodilla perdón. Nadie más que Dios y tú pueden darme la paz”, dice el papel.
“Sé que puedes echarme en cara tus sufrimientos y que están ahí. Sé que mi proceder de aquel entonces no estuvo a la altura de mi condición de sacerdote que debe acercar a las almas a él confinadas a Dios y máxima tratándose, como educador, de una persona con nuevas responsabilidades con las personas a él confiadas. No tengo justificante y lo deploro. Hubiera querido no haberte hecho el mal que has relatado en tus comparecencias y que me avergüenzan. Pido que me veas con misericordia. Dios te lo bonificará dado que yo no puedo más que pagar con mi vida de oración y penitencia y los sufrimientos físicos y morales que Dios permitiese en el futuro”, señala.
“Acepto las penas que me han sido impuestas (no tener ningún ministerios sacerdotal público, no vestir distintivo clerical fuera de casa y llevar una vida de oración, penitencia y colaborar con trabajos humilde) aunque continúen por el resto de los meses o años que el Señor me otorgue. Estoy dispuesto a aceptar lo que la Santa Sede y mis Superiores dispongan sobre mi casa. Lo hago en un sentido profundo de penitencia”, agrega.
“Este señor pensaba que tenía una relación amorosa con niños. Sugiere un consenso. Esa carta no sólo me la mandó a mí. Se la mandó a otras víctimas”, opinó sobre el documento Salazar en “Los Periodistas”.
“Al principio pensaba que era una posibilidad confrontarle, pero un día entendí que no hay nada más revictimizante. No quisiera volverlo a ver. Adquiera que lo trajeran a México, que hubiera justicia”, expuso.
“El delito está prescrito. Los partidos deberían de unirse por los niños. Son importantes aunque no voten. Ellos están bajo nuestra tutela. Ellos no pueden interponer una denuncia, es delicado. Deberían hacer estudios continuos para saber si hay violencia contra los niños”, denunció.
“La violación a menores no tiene razón de ser. Actúan con alevosía y ventaja. Para tocarme tuvo que embaucarme. Eso no tiene disculpa. A los ocho años aprendí de qué se trataba el mundo. Salí a decir lo que pasaba y los Legionarios y la sociedad me callaron. Me dijeron que tenía que respetarlo por ser sacerdote”, añadió.
En diciembre de 2019, los Legionarios de Cristo reconocieron que 175 menores de edad han sido víctimas de abuso sexual, incluidos al menos 60 por el padre Marcial Maciel, en la congregación desde su fundación en 1941.
En el informe se señala a 33 sacerdotes como responsables de los casos de pederastia contra estos niños, en su mayoría de entre 11 y 16 años de edad.
También resalta que el número de víctimas “incluye los al menos 60 menores de edad de los que abusó Maciel” (1920-2008), fundador de los Legionarios y quien fue señalado en 2010 por el Vaticano por sus comportamientos “gravísimos y objetivamente inmorales”.
Previamente, en el 2006, la Santa Sede ordenó el retiro Maciel del ministerio sacerdotal.
Si se excluye de la lista a Maciel, dos sacerdotes incurrieron en abuso por vía virtual, 4 abusaron de su víctima una sola vez, 9 lo hicieron repetidamente de una víctima única, 11 abusaron de entre 2 y 5 víctimas; 5 de ellos de entre 6 y 10 víctimas y uno que ya fue removido, tiene 13 víctimas conocidas.
–Con información de EFE.