Alejandro Páez Varela
21/01/2013 - 12:00 am
Detrás de las burlas a @EPN
Cierto amigo que es más mal pensado que yo, renegaba porque una buena parte de la prensa ignoró que la dirección del Sistema de Transporte Colectivo (Metro) del DF recayó en Joel Ortega, quien debió renunciar el 8 de julio de 2008 a la Secretaría de Seguridad Pública por la tragedia del News Divine. –¿Pues […]
Cierto amigo que es más mal pensado que yo, renegaba porque una buena parte de la prensa ignoró que la dirección del Sistema de Transporte Colectivo (Metro) del DF recayó en Joel Ortega, quien debió renunciar el 8 de julio de 2008 a la Secretaría de Seguridad Pública por la tragedia del News Divine.
–¿Pues qué de verdad son todos unos vendidos? –me dijo. Me pareció un exceso de su parte, aunque comprendí su frustración.
Le expliqué que la agenda es mucha, y que hay tanto por hacer que un nombramiento a veces se pierde; que los recursos son limitados, y que las batallas son hartas, y que etcétera, etcétera.
Cuando vi, la semana pasada, que la mayoría de los medios ignoró que la declaración patrimonial del Presidente no hablaba de montos; cuando vi que esa mayoría ignoró incluso que Enrique Peña Nieto recibió de manos de anónimos –que pueden ser desde narcos hasta empresarios interesados– donaciones de propiedades cuando era Gobernador del estado de México, lo recordé.
Mala cosa, me dije, meter las manos al fuego.
***
¿Por dónde empiezo? Por advertir que una buena parte de la sociedad civil está viviendo una enorme frustración. Básicamente vamos como los cangrejos, pero con turbo: dando arrancones acelerados hacia atrás. Y cuando alguien intenta denunciar un atropello, llega el siguiente.
Perdemos aceleradamente la batalla por la transparencia. Y en rendición de cuentas estamos, otra vez, en el punto cero. De sopetón, el país entero entró en las dinámicas del Estado de México, donde pueden asesinarse mujeres sin que nadie levante la voz; donde apenas cierta prensa dice algo y el gobierno opera con recursos inagotables. Donde no importa que seas ineficiente: si eres del equipo, serás premiado. Y enumero sólo algunos casos.
El nombramiento de Lorena Cruz Sánchez como titular del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) provocó una reacción enconada de la sociedad civil. Activistas, políticas y organizaciones civiles dijeron que se trataba de una vil imposición. ¿Por qué el enojo? ¿Pues cuáles son las cartas credenciales de la señora? La número uno: ser del equipo de Peña Nieto. La número dos: haber estado en el Consejo Estatal de la Mujer y Bienestar Social del gobierno mexiquense durante su administración. ¡En el Edomex! ¡En el paraíso de los feminicidas! Pues sí. “Peña Nieto no sabe, ni le importan las mujeres. #SeDice que hoy nombra a titular de #Inmujeres de bajo perfil y a escondidas”, alertó la Senadora suplente Martha Tagle. Otros muchos la secundaron cuando se dio a conocer el nombramiento.
Pero los señalamientos de activistas, de organizaciones civiles y de ciudadanos no importaron al Gobierno de Peña Nieto: la señora ocupará ese asiento y punto. Cero rendición de cuentas.
El caso de Alberto Bazbaz es todavía más patético. Apenas el 25 de 2010 salió de la Procuraduría General de Justicia del Estado de México en medio de un escándalo internacional por cambiar tres veces la versión sobre el caso todavía nebuloso de Paulette Gebara Farah. Casi cualquier mexicano se sabe la historia. Ahora es el encargado de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). Como decían por allí: un sabueso sin olfato, impuesto justo en donde se necesita más olfato, pericia, transparencia y limpieza: en la unidad caza lavadólares. Analistas y especialistas dijeron que era una terrible idea poner a un hombre desprestigiado justo en esa área. Ríos de tinta sobre el caso Bazbaz han corrido.
Pero los señalamientos de los especialistas no importaron al Gobierno de Peña Nieto: el señor ocupará ese asiento y punto. Cero rendición de cuentas.
Gerardo Felipe Laveaga Rendón, quien sustituye a Jacqueline Peschard Mariscal en el Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos (IFAI), es acusado por organizaciones civiles de ser un incondicional del ex Presidente Felipe Calderón –cada quién con sus amistades– desde sus años de universitarios, pero además, de ser un defensor de sus causas y un proclive a la oscuridad (no me entretengo: recomiendo Google). Es un contrasentido que llegue al IFAI, entonces. Las organizaciones más prestigiadas alertan de las consecuencias de este nombramiento. ¿Cuál es el propósito de Peña Nieto para darle esa posición clave? Piensen mal y acertarán, dirían los viejos.
Pero los señalamientos de la sociedad civil y de las organizaciones más prestigiadas no importaron al Gobierno de Peña Nieto: el señor ocupará ese asiento y punto. Cero rendición de cuentas.
Sobre José Carreño Carlón –ex director de Comunicación Social con Carlos Salinas de Gortari– y su designación como nuevo director del Fondo de Cultura Económica (FCE) en sustitución de Joaquín Díez-Canedo, dejo a Gabriel Zaid: “Hay algo misterioso en los caprichos. No se pueden defender con buenas razones, porque tienen motivos irracionales. El nombramiento es absurdo, aunque se diga, para explicarlo, que viene de una promesa de Enrique Peña Nieto. Pero ¿a quién? Por su trayectoria y su poder mediático, no es de creerse que Carreño Carlón haya solicitado el Fondo. Tampoco es de creerse que le interese a Televisa. Le interesa al ex presidente Salinas de Gortari, que tiene delirios de retorno. Reducir el Fondo de Cultura Económica a una de tantas cartas de la baraja política de puestos asignables es una pérdida para la cultura de habla española”. Muchas voces se unieron a la del escritor.
Pero los señalamientos de autores, escritores, intelectuales no importaron al Gobierno de Peña Nieto: el señor ocupará ese asiento y punto. Cero rendición de cuentas.
Así le podemos seguir con el gabinete. Sólo por decir: Miguel Ángel Osorio Chong y Luis Videgaray tienen dos carteras clave a pesar de los señalamientos de desvíos de fondos o de supuestas transparencias sospechosas. Rosario Robles, marcada por actos de corrupción de altos vuelos con el caso Ahumada-Bejarano, está en Desarrollo Social. Alfonso Navarrete Prida, el hombre que absolvió al ex Gobernador –y tío de Peña Nieto– Arturo Montiel, es Secretario del Trabajo. Baltazar Hinojosa Ochoa, nuevo director de Apoyos y Servicios a la Comercialización Agropecuaria (Aserca) a pesar de que es del conocimiento público que fue cercano al ex Gobernador de Tamaulipas, Tomás Yarringtón, a quien se acusa de narcotráfico.
Etcétera.
Los señalamientos le han hecho a Peña Nieto lo que el viento a Juárez. Se los han pasado por el arco del triunfo. Ni una concesión, siquiera, para taparle el ojo al macho. Nada. Pero, ¿saben qué? Hace (hacen) lo que quiere (quieren) porque nadie, realmente, se interesa por estos temas de fondo. Para muchos es más importante que Peña Nieto se equivoque en sus discursos; que no sepa ni qué es el IFAI o cuándo nació Benito Juárez. Pocos leen, pocos se informan. Pocos van a meollo del asunto.
Estos nombramientos están vírgenes en las redes sociales; la mayoría está entretenida en el circo que provoca la ignorancia del Presidente.
Pero detrás de las burlas, Peña Nieto y los que lo aconsejan hacen lo que quieren. Así de simple.
–No te preocupes –me decía un amigo que creía en las interpretaciones de las profecías mayas–, que el gobierno de Peña Nieto durará 21 días. Ya viene el fin del mundo.
Hoy se cumple un mes de que mi amigo se equivocó. Esto apenas comienza.
Así que si lo que quieren es circo, no se preocupen: quedan 5 años y 10 meses.
@paezvarela
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