Los migrantes que fueron separadas a causa de la política del expresidente Donald Trump estaban en proceso de negociación para recibir una compensación por los traumas psicológicos que provocó la separación; sin embargo, las autoridades quieren tratar los casos de forma particular y no en general con todos los afectados.
Por Maria Ortiz
Ciudad de México, 20 de diciembre (La Opinión).- Las negociaciones para llegar a un acuerdo que hubieran otorgado cientos de miles de dólares a las familias inmigrantes separadas en la frontera entre Estados Unidos y México durante la administración Trump bajo su política de “tolerancia cero”, se rompieron abruptamente, dijeron el jueves tres abogados de las familias a The Washington Post.
Los abogados habían estado en conversaciones durante meses con el Departamento de Justicia y habían estado negociando la posibilidad de un arreglo de hasta $450,000 dólares por persona por la angustia mental, el sufrimiento y, a veces, el abuso físico que sufrían las familias separadas.
Funcionarios del Departamento de Justicia informaron a los abogados de los demandantes en una conferencia telefónica que el gobierno no ofrecerá un acuerdo general para los casos de separación de familias, y en lugar de ello se defenderá caso por caso en la corte, indicó Lee Gelernt, un abogado de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), que presentó una de las demandas.
La decisión fue tomada luego de ocho meses de negociaciones, y semanas después de que los reportes de un acuerdo propuesto que incluiría pagos de varios cientos de miles de dólares para cada familia desataron la indignación de detractores del gobierno del pPesidente Joe Biden en el Congreso y en otros sectores.
La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) anunció la decisión del Departamento de Justicia en su cuenta de Twitter:
Los abogados dijeron que el Departamento de Justicia no dio una razón clara para alejarse de las negociaciones.
Estados Unidos separó a más de 3 mil niños de sus padres a lo largo de la frontera con México entre mayo y junio de 2018, el pico de la campaña de “tolerancia cero” de Trump para disuadir a las familias migrantes de cruzar la frontera entre Estados Unidos y México para ingresar a Estados Unidos.