Second Act, la cinta con la que Jennifer López decidió regresar a la pantalla grande

20/12/2018 - 1:00 pm

En la cinta, que se estrena el viernes, la estrella de origen puertorriqueño da vida a una mujer astuta para los negocios que obtiene la oportunidad de mostrar lo que vale ante la élite neoyorquina gracias a un adornado currículum.

Por Lindsey Bahr 

Los Ángeles, EU, 20 de diciembre (AP).— Jennifer López aprendió hace mucho tiempo que en el negocio del espectáculo una no puede simplemente sentarse a esperar oportunidades, sino que una misma tiene que creárselas. Esta es la simple razón de ser de Second Act (Jefa por accidente), su primera película en tres años y su muy anticipado regreso al cuento de hadas moderno y brillante.

“Soy bastante particular”, dijo López una tarde reciente en Los Ángeles. “Me han ofrecido un par de películas el último par de años, pero a menos que sea lo adecuado y reciba el tipo de oportunidades correctas, prefiero crearlas. Ese es mi mantra y el de Elaine. No forzamos las cosas, pero tampoco esperamos sentadas… Si nadie nos da las historias que queremos contar, las creamos nosotras mismas”.

Elaine es Elaine Goldsmith-Thomas, la vieja amiga y socia productora de López con la que ha trabajado en proyectos como The Boy Next Door (Cercana obsesión) y Shades of Blue. Second Act, que se estrena en cines de Estados Unidos el viernes, fue su idea. Pensó que López sería la mujer apropiada para interpretar a la cuarentona empleada en una tienda de cajas con destreza para los negocios pero sin un título formal, que tiene la oportunidad de demostrarle lo que vale a la élite de Madison Avenue. Un poco Working Girl (Secretaria ejecutiva), un poco It’s A Wonderful Life (¡Qué bello es vivir!), era el tipo de historia que le gustan a López.

Jennifer Lopez posa en una sesión de fotos. Foto: AP

“Estamos atrapados en estas películas porque sabemos, crecimos con ellas y sabemos. Son necesarias. La gente necesita inspiración, necesita creer en un cuento de hadas”, dijo López. “Creo que esa es la evolución de la comedia romántica. No se trata tanto de enamorarse del príncipe azul, se trata de enamorarse de una misma y de su vida y de darse cuenta de que una tiene que ser el amor de su vida”.

López, de 49 años, dijo que hasta lloró al describirle la historia en una reunión al presidente de STXfilms Adam Fogelson (“Nuestro gran promotor”, dijo), quien aceptó ahí mismo hacer la cinta.

“Él cree en este tipo de películas y cree en mujeres productoras”, dijo.

Contrataron a un director, Peter Segal (50 First Dates, o Como si fuera la primera vez), apartaron algo de tiempo en la apretada agenda de López (Literalmente creo que es la persona más ocupada del planeta Tierra, dijo Segal riendo) y se lanzaron a filmar en Nueva York, lo cual resultó ser todo un reto de por sí.

Jennifer López y Milo Ventimiglia. Foto: AP

“Fue una locura filmar en Nueva York con ella”, dijo Segal. “Recuerdo una escena en la que estábamos en Central Park, recorriendo el parque, haciendo con ella la misma caminata de Kramer vs. Kramer y When Harry Met Sally… (Cuando Harry encontró a Sally…) y están todos los vendedores de caricaturas con sus bocetos de Michael Jackson y Barack Obama ¡y Jennifer López! Fue como que, ¡Epa!, ¿pueden voltear esas?’ Está en todos lados”.

También estaban los admiradores perennes, los curiosos y los paparazzi, algunos de los cuales tuvieron que ser borrados digitalmente de las tomas en posproducción.

Es parte de hacer negocio con López, una industria por sí misma. Sabe que es difícil de acorralar, pero siempre se asegura de darlo todo cuando está presente.

“Todo el que trabaja conmigo tiene que tener un poco de paciencia porque hago muchas cosas y siempre quiero ser maravillosa cuando estoy frente a ti”, dijo la estrella neoyorquina de origen puertorriqueño. “Una vez que le coges el ritmo, dices, ok, ella va a aparecer. Puede que me tome un minuto llegar a ella, pero cuando lo haga dará el 100 (por ciento)”.

Charlyne Yi, Alan Aisenberg, Jennifer López y Annaleigh Ashford. Foto: AP

Espera que la gente encuentre inspiración y esperanza en Second Act. Una persona que ya está bastante emocionada con el filme es su novio, Alex Rodríguez, quien se identificó con el hecho de sentirse inseguro por no tener un título universitario.

“Él no llegó a ir a la universidad porque se fue a las grandes ligas a los 18 años y siempre extrañó eso”, contó López. “Cuando la vio me dijo, ‘Me sentía incompetente debido a eso’. Es uno de los beisbolistas más grandes de todos los tiempos que ha conseguido algunos de los contratos más grandes, pero no se trata de eso; uno puede sentirse inadecuado al ser comparado con otros debido a su privilegio e inteligencia”.

La misma López solo cursó un año de universidad, pero para ella esa fue una decisión necesaria para arrancar su carrera artística. Aun así, recuerda sentirse insegura y no merecedora de sus primeros éxitos, como cuando se convirtió en la primera actriz latina en recibir un millón de dólares por un papel (“Selena”).

“Probablemente no me percaté de lo importante que eso fue. Era tan joven en ese momento. Y se hizo mucho escándalo al respecto”, dijo López. “Por ese entonces me avergonzaba un poco al pensar que quizás no lo merecía. Uno viene de una cultura en la que no pide nada. Pero ahora me doy cuenta de que fue importante porque nuestra comunidad necesitaba ese impulso para decir, ‘Sí, somos tan valiosos como cualquier otro actor desempeñando un papel protagónico en una película grande en Hollywood’”.

A López no le gusta la palabra “reinvención”, pues ésta implica que uno tiene que ser algo distinto a lo que es. En vez, prefiere “evolución”. Y cree que la industria del cine está cambiando porque las mujeres están forzando a ello.

“Nos toma tiempo creer en nosotras mismas. Yo no creía en aquella época y me ocurrió”, señaló. “Ahora estoy en un punto de mi vida donde pienso que sí, tengo valor y debo ser compensada de ese modo y merezco tener una buena vida y merezco tener amor”.

“Todos somos nuestros propios activistas”, agregó. “Todos somos nuestro propio cambio, nuestro propio navío para tener la vida que merecemos, pero necesitamos creer que lo merecemos”.

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