Desde 2014 se hablaba de la necesidad de voltear la mirada a China. El país asiático lo sabía y hoy lo sabe con mayor seguridad. El triunfo de Donald Trump obliga a gobernantes y empresarios replantear, desde ahora, programas y proyectos que mantienen con Estados Unidos y los que venían en el mediano y largo plazo con este país, ante el discurso de proteccionismo por el que votaron los estadounidenses.
Varios países de Latinoamérica, como Perú, Chile y Venezuela, abrieron sus puertas a China desde aquel año. México lo intentó pero se quedó en el camino; se atravesó el mal que aqueja hasta el día de hoy al gobierno de Enrique Peña Nieto: la corrupción.
Ciudad de México, 20 de noviembre (SinEmbargo).– La recta final de 2014 difícilmente podrá borrarse de la memoria de cada uno de los funcionarios que integran la administración de Enrique Peña Nieto. Septiembre quedó marcado con la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa y noviembre por el escándalo de la “casa blanca” presidencial, el inmueble que está a nombre del dueño de Grupo Higa, Armando Hinojosa Cantú. Ambos casos aún persiguen al Presidente.
Y ambos casos también alejaron a China de los negocios de México.
El inicio de la administración de Peña Nieto se enmarcaba en el glorioso regreso del Partido Revolucionario Institucional (PRI) al poder. Las reformas estructurales eran el cimiento que el país necesitaba, tanto que ese periodo fue bautizado como el “mexican moment”, por la prensa extranjera.
Pero además del paquete de reformas, Peña Nieto prometió “mover a México” en trenes, con la puesta en marcha del Tren México-Toluca, el Tren Transpeninsular Yucatán-Quintana Roo y el Tren de Alta Velocidad México-Querétaro. Sólo dos se licitaron. El primero quedó en manos de OHL e ICA y el último fue para el consorcio liderado por la empresa China Railway Construction Company. Entre las empresas que conformaban ese equipo estaba Constructora Teya, filial de Grupo Higa, además de Grupo GIA, China South Rolling Stok Corporation y GHP Infraestructura Mexicana.
Su propuesta económica fue de 58 mil 951 millones de pesos, que resultó 21 por ciento más cara de lo que se tenía presupuestado.
El tren a Querétaro sería la primera línea de alta velocidad del continente americano y el eje vertebral de toda una red ferroviaria que conectaría a la capital del país con el Bajío, Guadalajara y Monterrey.
El 5 de noviembre, el titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) salió a anunciar al consorcio ganador. Pero horas después salió de nuevo, pero para anunciar que la licitación se cancelaba “en razón de las dudas e inquietudes que han surgido en la opinión pública, el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, instruyó a reponer la convocatoria para la construcción del Tren de Alta Velocidad México Querétaro”.
“Es la decisión del Presidente y el punto principal es [tener] más transparencia y que no haya dudas sobre el proyecto”, comentó Ruiz Esparza.
Después se conocieron las relaciones políticas que guardaban las empresas ganadoras: Grupo GIA es propiedad de Hipólito Gerard Rivero, quien es hermano de Ana Paula Gerard, esposa del ex Presidente Salinas de Gortari; Constructora Teya, que es de Grupo Higa, al cual también le pertenece la empresa Eolo que es la misma que arrendó los aviones de la campaña presidencial de Peña Nieto y construyó la “casa blanca”, la mansión de más de 86 millones de pesos y Prodemex, que es propiedad de Olegario Vázquez Aldir, hijo de Olegario Vázquez Raña, dueño de Grupo Imagen y un empresario ligado tradicionalmente al priismo.
De acuerdo con la agencia Reuters, la decisión causó molestia en Pekín y la empresa China Railway anunció que pediría la indemnización prevista en las bases de licitación y que ascendía a 500 millones de pesos. Sin embargo no la presentó formalmente.
En medio de la crisis de Ayotzinapa y la “casa blanca”, el Presidente y el Secretario de Comunicaciones viajaron a China. Este último se reunió con autoridades de aquel país para explicarles los pormenores de la decisión que desde el inicio se le achacó a Peña.
El 29 de enero de 2015, la SCT lazó de nueva cuenta las bases de licitación para el tren a Querétaro, pero para ese momento México ya estaba sumido en la indignación, provocada por las sospechas de un posible conflicto de intereses que tenía como actor principal al Presidente.
El fallo del concurso sería el 31 de julio de ese mismo año y políticos y expertos auguraban que el consorcio liderado por China Railway volvería a ganar.
Pero la historia cambió de nueva cuenta al día siguiente. El entonces titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SCT) anunció un recorte al gasto público por 124 mil 300 millones de pesos para contrarrestar los bajos precios del barril de petróleo.
En la misma conferencia, Videgaray decretó que el Tren a Querétaro quedada suspendido de manera indefinida y el tren Yucatán-Quintana Roo, cancelado de manera definitiva.
“Debemos entender que el escenario ha cambiado y debemos actuar para que este nuevo escenario no se convierta en un factor de inestabilidad”, dijo aquel día de enero.
Los empresarios chinos ya no se pronunciaron al respecto. No hubo reacción inmediata. En México, analistas alertaron sobre un posible alejamiento del capital chino del país.
La agencia Reuters publicó que la ola de desinterés de las empresas chinas hacía México podría durar años. Y aunque se pensó que China podría participar en alguna de las licitaciones para el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) o en el proyecto de Red Compartida, a la fecha, no han presentado propuestas.
Pero, por el contrario, empresas de automóviles y diversas constructoras comentaron a Reuters que consideraban “peligroso” invertir en México y que se encontraban analizando nuevos objetivos de inversión en Latinoamérica, ya que consideran que en el país no habrá llegada de inversiones masivas hasta que no haya certidumbre.
EL CAMINO HACIA TRUMP
Desde que Xi Jinping tomó protesta como Presidente de China, ha viajado en dos ocasiones a América Latina y esta semana lo hará por tercera ocasión para participar en la Cuenca del Pacífico en Lima, Perú. Antes, hará escalas en Ecuador y Chile.
Para cuando acabe su administración, habrá visitado 10 países en la región, los mismos que Barack Obama en el doble de tiempo, según cotejó la agencia AP.
Las visitas han rendido frutos. En los últimos años China ha ido desplazado a Estados Unidos como principal socio comercial en los países latinoamericanos al tiempo que la demanda de soya, petróleo y hierro de la región alimentó el crecimiento más rápido de las últimas décadas. Pero recientemente, a medida que la demanda china de materias primas disminuía, las economías locales se han visto golpeadas, diluyendo el tórrido romance con la segunda economía más grande del mundo.
La mayoría de los países sudamericanos han tomado conciencia de los problemas que conlleva el depender de la exportación de productos básicos y preferirían una relación más estrecha con Estados Unidos, que adquiere un tipo de bienes manufacturados que generan más empleos.
En Ecuador, una economía dolarizada que enfrenta una fuerte recesión, Xi inauguró el viernes pasado, la mayor presa hidroeléctrica del país, que fue construida por una firma china y financiada con parte de los casi 8 mil millones de dólares que Beijing ha prestado a Quito desde 2007.
Desde allí viajará a Perú, donde asistirá a una cumbre del grupo de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC) y se reunirá con el presidente Pedro Pablo Kuczynski, un ex inversionista de Wall Street que eligió China para su primer viaje al extranjero tras asumir en julio. La gira por la región, de una semana de duración, terminará en Chile, que desde hace poco cuenta con una filial del banco estatal chino que será la primera institución financiera china en Sudamérica para manejar transacciones con el yuan.
Además, en Venezuela, el presidente de la estatal Corporación Nacional de Petróleo de China firmó el jueves un acuerdo de 2 mil 200 millones de dólares para impulsar de forma conjunta la producción de petróleo necesaria para sacar a la nación de una crisis marcada por la fuerte escasez de alimentos y una inflación de tres dígitos.
China, junto con México, fue uno de los blancos consentidos de Trump durante su campaña presidencial. A menos de dos semanas de ser el Presidente Electo, ha mandado señales de que quizá las promesas que hizo como candidato se materializarán en cuanto llegue a la Casa Blanca el 20 de enero de 2017.
De cerrar Estados Unidos sus relaciones comerciales con diferentes países, en el afán de proteccionismo promovido por Donald Trump, el escenario del comercio internacional cambiará de manera contundente. Estas políticas, de realizarse, no sólo pondrían en riesgo el dinero que aquel país recibe derivado de esas prácticas, sino también al dólar, que perdería poder como la principal moneda del mundo, ya que las relaciones comerciales deberán continuar con o sin ellos, coincidieron expertos internacionales el viernes pasado en la Ciudad de México.
Bajo las reglas que el mismo Estados Unidos impondrá, varios países, sobre todo de América Latina, incluido México, deberán salir de su zona de confort y explorar nuevos mercados, que prepara a tomar las riendas del comercio internacional, sería China, una potencia emergente que se ha convertido ya en una fuente de inversión y financiamiento, además de que ha ganado terreno en el mercado asiático.
Aunque poco se ha hablado de él, el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) también podría ponerse en riesgo, ya que necesita de la aprobación de Estados Unidos y Japón para entrar en vigor. Sin embargo, se prevé que una negativa de ese país abriría otras puertas.
“Hay señales de que otros países pueden seguir sus planes de integración. Que Estados Unidos no esté es fuerte, pero China tiene liderazgo y se le presentará la oportunidad y la van a tomar; Barack Obama le está dando las riendas del comercio internacional y por otra parte, América Latina está en recesión y hay una necesidad urgente de tomar motores de crecimiento. China tiene liderazgo, un banco funcional y gobernanza”, comentó Luis Miguel Castilla Rubio, ex Ministro de Hacienda de Perú.
También respecto al TPP, Luis de la Calle habló de tres posibles escenarios, que Trump lo ratifique por cuestiones de seguridad nacional; o el resto de los países van sin Estados Unidos o el resto de los partes iniciarán tratados bilaterales.
“No depende solo de EU y para América Latina es una oportunidad histórica”, precisó.