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Salvador Camarena

20/11/2012 - 12:03 am

Genaro García Luna, ¿moneda de cambio?

Antes de las elecciones, y apenas unas horas después de que policías federales mataran en el aeropuerto capitalino a tres de sus compañeros, sin ruborizarse ni titubear, el presidente Felipe Calderón Hinojosa hizo una defensa de la labor de los muchachos de Genaro García Luna. “Era fundamental iniciar un proceso de depuración y fortalecimiento de […]

Antes de las elecciones, y apenas unas horas después de que policías federales mataran en el aeropuerto capitalino a tres de sus compañeros, sin ruborizarse ni titubear, el presidente Felipe Calderón Hinojosa hizo una defensa de la labor de los muchachos de Genaro García Luna.

“Era fundamental iniciar un proceso de depuración y fortalecimiento de las instancias de seguridad y justicia. Por eso hemos avanzado a una Policía Federal confiable, que busque, precisamente, la confiabilidad de todos su miembros y para que tengan las capacidades para enfrentar a la delincuencia”, dijo el Presidente el 26 de junio pasado en una ceremonia sobre narcotráfico y consumo de estupefacientes.

Que Calderón defendiera sin inmutarse a García Luna era lo común. Sin embargo, cinco meses después el mensaje desde la presidencia de la República sobre la labor del cuerpo policíaco cultivado por Genaro García Luna no puede ser más distinto: en un día sin noticias como lo fue el domingo, Calderón permitió (¿alentó?) que una alta funcionaria de la Procuraduría General de la República fuera pródiga en detalles sobre las averiguaciones en torno al nunca completamente aclarado ataque a un auto diplomático en los alrededores de Tres Marías, Morelos. ¿Por qué el cambio? ¿Por qué hoy desde el gobierno mismo se le deja ir la caballería a quien tantas veces se ha defendido, a quien se ha sostenido en el gabinete a pesar de polémicas actuaciones que han abochornado incluso más allá del territorio nacional?

No sabemos aún los motivos que tuvieron en Los Pinos para programar una conferencia sobre algo que no era ni prioridad, sobre algo que no se puede decir que hubiera tal cosa como un clamor para que explicaran. La consignación de los 14 agentes involucrados en Tres Marías, más la de uno de sus jefes acusado de ser encubridor, ya estaba descontada en la prensa nacional. Eran hechos consumados sobre los que claro que sigue habiendo dudas, pero estas tampoco constituían el tema de desvelo para los mexicanos. Es como si la Presidencia hubiera decidido elevar motu proprio la visibilidad de García Luna, quien por las razones que fuera ya había recibido una descalificación mayúscula en esa misma semana: el gobierno de Enrique Peña Nieto se propone desaparecer su Secretaría, e incorporar operación y funciones de la SSP a Gobernación. Borrar a Genaro y a su obra del nuevo esquema gubernamental es una idea priísta, ¿apoyada por Calderón?

García Luna comentó en más de una ocasión en las semanas recientes que nadie del equipo de transición le había buscado. El funcionario se decía preocupado porque –explicaba– operar hoy cárceles federales, Plataforma México y Policía Federal no se parecía en nada a lo que los priístas dejaron hace 12 años. Pero no hay más remedio que pensar que quizá él fue el último en saber, incluso dentro del gobierno de FCH, que su despacho desaparecería. Y que lo que vimos el domingo es algo pactado entre los protagonistas de eso que llaman “transición de terciopelo”: Calderón le ayuda a Peña Nieto a justificar que se desmonte lo que en su momento el michoacano tanto presumió y hasta defendió.

Cuando defendió a la Policía Federal a pesar de lo fresco que estaba el escándalo por el tiroteo en el aeropuerto, Calderón dijo otra cosa que hoy es pertinente cuestionarse: las elecciones estaban a punto de ocurrir, y el Presidente pidió al ganador que se comprometiera “con la determinación que ello requiere” a luchar por la seguridad.

El michoacano agregaría: “No podemos tirar por la borda lo que se ha hecho, porque no podemos simplemente resignarnos y someter al país al poder de la delincuencia, o hacer como si nada pasara, porque sólo ese hecho simular que nada pasa, fortalece a los criminales, debilita a la sociedad y al Estado”.

La conferencia del domingo pasado, a cargo de la subprocuradora Victoria Pacheco Jiménez, ¿ayuda a construir una Policía Federal más confiable o a “tirar por la borda lo que se ha hecho”? ¿Está Calderón dando desde ya su visto bueno al cambio de modelo en el combate al crimen organizado?

Finalmente, el tema no se puede desligar tampoco de dos hechos: por su errática actuación, la PGR tampoco está como para presumir que ellos sí hicieron la tarea en este sexenio, más aún cuando también la semana pasada tuvieron su propio escándalo con la intempestiva renuncia, en medio de una maraña de versiones, de otro suprocurador.

¿A quién conviene la muerte de la Policía Federal que ahora hasta Calderón se suma al sepelio? ¿Más allá de la PF, es García Luna una de las monedas de cambio de la transición?

Salvador Camarena
Es periodista y conductor de radio.

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