A nivel mundial, el cáncer de mamá representa el 16% del total de los casos de cáncer para esta población.
Por Erik López
Ciudad de México, 20 de octubre (Economía Hoy).- Los muertos por coronavirus en el mundo superaron el millón de personas en septiembre de 2020, según los datos proporcionados por la Universidad Johns Hopkins en Estados Unidos en su recuento independiente, y aunque las cifras son escalofriantes, hay una enfermedad que es más letal y que mata año con año a casi medio millión de mujeres en el mundo: el cáncer de mama.
El cáncer de mama es el más común entre las mujeres en todo el mundo, pues representa el 16 por ciento de todos los cánceres femeninos. A nivel mundial se estima que cada año se detectan 1.38 millones de casos nuevos y hay 458 mil decesos por esta causa, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Es decir, la tasa de letalidad global del cáncer de mama es de casi el 33.2 por ciento, doce veces más mortal que el nuevo coronavirus, que tiene una tasa de letalidad de sólo el 2.8 por ciento (al 18 de octubre de 2020).
En México, el cáncer de mama sigue siendo la primera causa de muerte en mujeres en edad laboral, se calcula que cada día fallecen entre 10 y 12 de ellas y aunque la mayor incidencia se da a los 58 años, cada vez es más frecuente encontrar pacientes desde 35 o 45 años de edad.
La mortalidad del cáncer de mama en México es bastante alta, ya que el 90 por ciento de los casos detectados están en Etapa III y IV, según lo señalado por el Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva.
OLBIDADAS POR EL CORONAVIRUS Y NIÑOS CON CÁNCER
“Hoy sólo se habla de las muertes por coronavirus y la falta de medicamentos a los niños con cáncer, pero a nosotras nadie nos ve ni escucha, somos invisibles”, asegura Esther en entrevista para Economía Hoy y quien desde hace dos años padece la enfermedad.
A sus 47 años, Esther lucha por no dejar a sus tres hijos huérfanos y trabaja día con día para que sus amigas, vecinas, compañeras y conocidas no sean una estadística más del cáncer. Para ello, ha creado talleres informativos y una red de apoyo en línea para que todas las mujeres estén informadas y puedan detectar si padecen esta enfermedad a tiempo.
“Lo que realmente nos mata es la ignorancia. No saber identificar si estoy o no enferma y para eso se necesita información clara y de fácil acceso”, afirma.
“Actualmente todo mundo habla del coronavirus, en todos lados puedes se publican cuáles son los síntomas y cómo saber si tienes la enfermedad, ¿por qué nadie hace eso con el cáncer de mama si actualmente mata a más mujeres al año que el mentado virus?”, recrimina.
Esther también recrimina que la atención a los recortes presupuestales en materia de salud esté enfocada en los niños con cáncer y se olviden de las demás personas que viven con la enfermedad. “Yo no digo que no se hable de la falta de medicamentos para los niños con cáncer, ellos tienen derecho a defender su lucha, pero los medios y los políticos sólo les ponen atención a ellos. A las mujeres no sólo nos hacen falta de medicamentos, nos hace falta simple información de detección temprana”, asegura.
OOBESIDAD, CORMOBILIDAD EN COMÚN CON EL NUEVO CORONAVIRUS
Al igual que con el coronavirus, varios estudios han explorado por qué el sobrepeso o la obesidad pueden aumentar el riesgo de desarrollar cáncer.
“Si consideramos que en México 60 por ciento de las mujeres tiene sobrepeso u obesidad, ese 60 por ciento tiene mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama. A la obesidad se suman otros elementos como tabaquismo, consumo de alcohol y exposición a las hormonas femeninas: los estrógenos”, explicó Alejandro Zentella Dehesa, investigador del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIB).
Y no sólo eso, al igual que con el coronavirus, la relación entre el exceso de peso y el agravamiento del cáncer de mama también es amplia. “Una paciente obesa tiene un mayor riesgo de que la enfermedad reaparezca luego de un tiempo sin manifestarse, además de contar con una probabilidad más alta en términos de mortalidad, lo cual se ha visto en pacientes pre y postmenopáusicas”, afirma el experto.
En el mundo, las tasas de supervivencia del cáncer mamario varían mucho, desde el 80 por ciento o más en América del Norte, Suecia y Japón, pasando por un 60 por ciento aproximadamente en los países de ingresos medios, hasta cifras inferiores al 40 por ciento en los países de ingresos bajos.
Las bajas tasas de supervivencia observadas en los países poco desarrollados pueden explicarse principalmente por la falta de programas de detección precoz, que hace que un alto porcentaje de mujeres acudan al médico con la enfermedad ya muy avanzada, pero también por la falta de servicios adecuados de diagnóstico y tratamiento.
DIAGNÓSTICO TEMPRANO, LA CLAVE
La prevención del cáncer de mama no es posible al 100 por ciento, tan sólo se pueden evitar las causas y factores de riesgo para reducir la probabilidad de padecerlo.
Es importante que todas las mujeres a partir de los 40 años se practiquen una mastografía al año y hacerlo, preferentemente, en un centro oncológico que cuente con médicos capacitados para interpretar estos estudios.
La mastografía es el estudio que revela anormalidades en el tejido mamario, aun cuando los tumores son tan pequeños que por medio de la autoexploración no se pueden detectar, y con ello ayudar en el diagnóstico preciso de la enfermedad.
Entre más temprano sea diagnosticado este mal, el tratamiento es más oportuno, por lo que es de suma importancia que las mujeres se hagan la autoexploración mamaria, que es una de las formas en que pueden reconocer signos anormales como cambios en la piel o en la forma del seno, bultos de consistencia dura, de bordes regulares o irregulares, hundimiento del pezón o secreciones.