Un penalti innecesario de Piqué, en una pugna con Nguen, animaba la recta final del partido. El central catalán se marchaba expulsado con roja directa y con cara de pocos amigos, consciente de que su absurda acción con 3-0 en el marcador, le hará perderse el próximo choque de Champions en Turín.
Barcelona, 20 de octubre (EFE).- Tras enterrar definitivamente un ciclo en la infausta noche lisboeta, el Barça inició este martes su camino hacia la redención en la Liga de Campeones y lo hizo con una goleada (5-1), que tuvo luces y también sombras, ante el Ferencvaros húngaro.
El conjunto azulgrana tardó bastantes minutos en salir de su particular depresión. El contexto de pandemia y un escenario desangelado al que sigue costando acostumbrarse, ciertamente tampoco le ayudaron.
El Camp Nou, protagonista de grandes noches europeas, aguardaba de nuevo mudo y vacío la reacción del equipo. Y esta llegó al ritmo de diesel que marcó Leo Messi.
La última imagen del "10" vistiendo la camiseta azulgrana no podía ser la del 2-8 ante el Bayern. No hubiera sido justo para la historia de este deporte. Y la Pulga volvió hoy a la "Champions" para empezar a marcar el camino que debe recorrer un equipo en rehabilitación.
El Barcelona solo amenazaría en los primero compases con dos lanzamientos de falta de Messi y otro disparo con la zurda del crack de Rosario ajustado a un palo que obligó a Dibusz a sacar su primera mano para evitar que los locales se adelantaran en el marcador.
Mientras tanto, un Ferencvaros bien intencionado, intentaba salir con el balón jugado y amenazaba a la contra al Barça en dos acciones de Tokmac Nguen.
En la primera, le ganaba la espalda a Piqué antes de fusilar a Neto, pero el árbitro anularía el tanto por fuera de juego. En la segunda, el punta del equipo húngaro controlaba un balón en el área para cedérselo a Isael, que estrellaba su remate en el palo.
En otros tiempos, se hubieran escuchado los primeros murmullos en el Camp Nou, porque no andaba fino el conjunto azulgrana. Hasta que Messi agarró un balón en la línea de tres cuartos para iniciar un eslalon marca de la casa e ir superando rivales hasta ser claramente derribado por Kovacevic dentro del área.
El astro argentino transformó la pena máxima poco antes de la media hora, y el Barça se liberó. Llegaron entonces los mejores minutos de los locales en la primera mitad, con Pjanic al mando en la sala de máquinas, en su primer partido como titular, y un hiperactivo Ansu Fati por el flanco izquierdo del ataque.
El hispano-guineano, que había avisado a Dibusz con un disparo dentro del área que este sacó con el pie, hizo el 2-0 al filo del descanso, tras combinar con De Jonk y conectar un remate con la espinilla sobre la salida en falso del meta del Ferencvaros.
Al inicio de la reanudación, Fati asistiría de tacón a Coutinho para que el brasileño hiciera el tercero. Y ahí pareció quedar definitivamente finiquitado el choque.
O al menos así le pareció a Koeman, que dio entrada a Junior, Pedri y Dembélé, por Sergi Roberto, Ansu Fati y Trincao, pensando en el Clásico del próximo sábado.
Sin embargo, un penalti innecesario de Piqué, en una pugna con Nguen, animaba la recta final del partido. El central catalán se marchaba expulsado con roja directa y con cara de pocos amigos, consciente de que su absurda acción con 3-0 en el marcador, le hará perderse el próximo choque de Champions en Turín.
Karahtin hacía el gol del honor y el campeón húngaro, con un jugador más, dominó al Barça en esta última fase. Mak pudo hacer el segundo, pero se encontró con la manopla de Neto y los azulgranas sentenciaron a la contra en los últimos minutos.
El protagonista de ambos tantos fue Dembélé, que regaló el 4-1 a Pedri tras una gran jugada personal y marcó el quinto tras recibir una asistencia de Messi.