Científico que mató a ave no vista en medio siglo no puso en peligro a la especie

20/10/2015 - 12:06 am

El científico que recolectó un macho de martín pescador bigotudo explica porqué su captura –y muerte– no afecta su población, sino beneficia su conservación.

La foto del ave que fue encontrada por los científicos en las Islas Salomón. Foto: University of Kansas
La captura del ave también permitió que se fotografiara a la especie por primera ocasión Foto: University of Kansas

Ciudad de México, 20 de octubre (SinEmbargo).– Recientemente surgió un revuelo a partir de una información publicada en el diario The Washington Post que en su título reza: “Un científico encontró un ave que no se había visto en medio siglo, y luego la mató […]”.

En seguida, diversos medios reprodujeron la información y la muerte del llamado “único macho [de martín pescador bigotudo] jamás observado por la ciencia”, indignó a incontables lectores y sus críticas no se hicieron esperar: la opinión pública calificó como una acción incongruente e irresponsable que el científico, de nombre Christopher Filardi, decidiera coleccionar al animal “en nombre de la ciencia” y en pro de la conservación de la especie.

Las críticas surgieron porque, con anterioridad, jamás se había observado a un macho de martín pescador bigotudo, salvo a tres ejemplares hembras recolectadas a mediados del siglo pasado, lo que suponía que existían pocas posibilidades de hallar a un ejemplar macho. Tal hecho se prestó a la interpretación de que el científico que procedió la eutanasia del ejemplar mataba al último macho de la especie, que no había sido visto en medio siglo, contribuyendo a su total extinción.

Al parecer, pocos prestaron atención al resto del título del The Washington Post en el que se lee “He aquí el porqué” y que, en unas palabras, esconde las razones científicas del suceso: previo a recolectar la muestra, los científicos “evaluaron el estado de la población y el del hábitat, y concluyeron que tomar la muestra era importante y los suficientemente saludable [de modo que] no afectaría a la población”.

Es decir, no se trataba del único y último macho de la especie. Si los científicos se refirieron a él como “el único macho jamás observado por la ciencia” era porque, “se trata de un ave poco conocida y difícil de alcanzar para la ciencia occidental –no porque sea una especie rara o en peligro inminente de extinción–”, escribió Christopher Filardi, investigador del Museo Americano de Historia Natural y director de los Programas del Pacífico del Centro para la Biodiversidad y Conservación de esa institución.

Mediante un artículo publicado en Audubon, Filardi explica que, en principio, la captura del ave aconteció en medio de un estudio de la biodiversidad de la isla de Guadalcanal (Islas Salomón, Oceanía), con el fin de ayudar a crear una nueva área protegida, para lo que llevaba cerca de dos décadas estudiando el lugar (medios habían asegurado, erróneamente, que el biólogo había dedicado esos 20 años de su vida exclusivamente a la búsqueda de el ejemplar):

“El [ave] fue capturada durante un estudio multidisciplinario internacional de la biodiversidad [del lugar]. La colección del pescador y otras muestras biológicas fueron decisiones tomadas en un contexto más amplio de este trabajo”, escribió el biólogo.

Así mismo, detalló que previo a la captura del animal se realizó una estimación de la población mediante la que se calcula que existen más de 4 mil individuos de esta ave en alrededor del 15 por ciento de la superficie de Guadalcanal; y que “aunque los avistamientos y la información sobre el pájaro son raras en la comunidad ornitológica, el ave en sí no lo es […] La percepción de rareza [surge] porque muy pocas personas o científicos externos han visto o grabado el ave”.

El especialista en conservación aclara que la decisión de tomar una muestra individual representa más bien, una “práctica estándar para los biólogos de campo” y que “la colección ética de cualquier organismo está determinada por criterios básicos que incluyen que recolectarlo no afectará a las poblaciones”.

Finalmente, el biólogo hace mención de lo que llama las amenazas reales y perdurables no sólo de ésta, sino del resto de las especies de las islas estudiadas en la Isla: “las amenazas incluyen la transformación del hábitat por la minería y la explotación forestal, las especies invasoras y el cambio climático.

“Los espectros de extinción para las aves de la isla se entretejen en el mundo actual. La colección de un sólo martín pescador bigotudo no está entre ellos. Y, más allá de los avances a la ciencia, yo creo que este acto impactará positivamente a el mundo del pescador […]:

“El plumaje adulto del sexo masculino de esta ave ha permanecido desconocida y la ausencia de material genético comparativo ha impedido análisis evolutivos hasta ahora. Los análisis de la muestra en cuestión aclararán las relaciones evolutivas de los martines pescadore y ayudarán a responder preguntas sobre la evolución y biogeografía de [los mismos], de las comunidades de aves de alta elevación y de la biota del suroeste del Pacífico de manera más amplia”, afirma el investigador.

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