Ciudad de México, 20 de octubre (SinEmbargo).– Miembros de un cartel de las drogas en Chihuahua, México, no pudieron sacarle diez mil pesos al mes a Carlos Gutiérrez, entonces decidieron cortarle los pies.
Gutiérrez y su familia huyeron de México y solicitaron asilo en los Estados Unidos. Fue considerado como un caso de baja prioridad y aunque legalmente fue autorizado para quedarse, de acuerdo con un reportaje de Esther Yu-Hsi Lee en el sitio Think Progress.
Ahora, Gutiérrez tiene otra batalla: una que cruza los límites emocionales y el terreno físico. Quiere pedalear con prótesis de piernas en su bicicleta desde El Paso hasta Austin, Texas, para dar a conocer que los mexicanos no están jugando con el sistema cuando solicitan asilo.
Las aplicaciones de asilo han sido objeto de un intenso escrutinio por parte de las autoridades de Estados Unidos, dice Yu-Hsi Lee, porque es difícil probar un “temor creíble de persecución o tortura”.
Para gente como Gutiérrez, que está en el país legalmente, “las perspectivas de obtener el asilo tiene consecuencias muy reales. El gobierno de Estados Unidos aún puede reabrir su caso de asilo o revocar su estatus legal en cualquier momento. Si es enviado de vuelta a México, probablemente se enfrentará a más tortura y la muerte, al igual que un sinnúmero de otros mexicanos que han sido deportados”.
El martes pasado, un juez de inmigración de Estados Unidos le negó el asilo a una mujer mexicana cuyos dos hijos fueron asesinados sólo semanas después de que regresaron a México. Ella será deportada, dice Think Progress, y puede correr la misma suerte que sus hijos mientras ella “fue asesorada por miembros de la familia para volver a Dallas por su propia seguridad”.
En otro incidente, dice el sitio, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE ) obligó a una mujer a volver a México con un ex novio violento. Fue encontrada muerta en un vehículo en llamas una semana después.
Entre octubre y noviembre, Gutiérrez, con prótesis, hará un largo paseo el bicicleta con “Pedaleando por la Justicia” para dar a conocer los graves tormentos físicos que los asilados tienen que soportar.
El viaje es una prueba de resistencia personal. “Soy consciente de que va a ser un viaje muy duro y largo”, dijo.