La OCDE sostuvo que las crecientes tasas de interés en EU y la apreciación del dólar estadounidense han contribuido a la depreciación de la moneda en muchas economías emergentes, donde países como Argentina o Turquía, con mucho déficit exterior o mucha deuda en moneda extranjera se han visto particularmente expuestos.
París/Ciudad de México, 20 de septiembre, (SinEmbargo/EFE).- La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) redujo sus expectativas de crecimiento económico tanto a nivel mundial como para México durante 2018 y 2019.
En 2018, el crecimiento económico del país será de 2.2 por ciento, 0.3 puntos menos que los estimados en mayo pasado, que era de 2.5 por ciento. Mientras el de 2019 pasó de 2.8 a 2.5 ir ciento.
El Producto interno Bruto (PIB) de México repuntará en 2019, impulsado por la confianza generada tras alas elecciones, el aumento en el nivel de las remesas y la depreciación del peso.
El acuerdo comercial entre Estados Unidos y México también contribuiría a este aumento.
A nivel mundial, las perspectivas de crecimiento de la economía mundial para 2018 y 2019 se redujeron, al grado de quedar en 3.7 por ciento para ambos años. El organismo advirtió de que hay señales que indican que el avance del PIB global puede haber llegado a su pico.
En su informe de perspectivas interinas, que revisa la previsiones semestrales lanzadas en mayo, la OCDE destacó que ese aumento del 3.7 por ciento es una y dos décimas inferior, respectivamente, a lo calculado hace menos de cuatro meses para este año y el próximo.
Para el conjunto del G20, el grupo de grandes países desarrollados y emergentes, augura una subida del 3.9 por ciento en 2018 y del 3.8 por ciento en 2019, una y tres décimas menos, y en la zona euro recorta dos décimas, hasta el 2 y el 1.9 por ciento.
La caída más destacada respecto a lo indicado en mayo afecta a Argentina: la OCDE prevé que su economía caerá un 1.9 por ciento este año. Hace cuatro meses, su pronóstico era que el PIB argentino iba a crecer un 2 por ciento.
Para el año que viene, el organismo augura que el país suramericano avanzará un 0.1 por ciento, frente al 2.5 por ciento de crecimiento que predijo en mayo.
Otro de los escenarios complicados se dibuja, para la OCDE, en Turquía, cuya economía todavía crecerá un 3.2 por ciento este año (1.9 puntos menos) pero sólo un 0.5 por ciento en 2019 (4.5 puntos menos).
Las previsiones para EU se mantuvieron prácticamente iguales, en el 2.9 por ciento este año y el 2.7 por ciento el que viene (una décima menos), y no cambiaron para China, con avances respectivos del 6.7 por ciento y del 6.4 por ciento.
La OCDE sostuvo que las crecientes tasas de interés en EU y la apreciación del dólar estadounidense han contribuido a la depreciación de la moneda en muchas economías emergentes, donde países como Argentina o Turquía, con mucho déficit exterior o mucha deuda en moneda extranjera se han visto particularmente expuestos.
La incertidumbre en torno a las políticas comerciales, con EU y China como principales protagonistas de la aplicación de nuevos aranceles, puede estar contribuyendo, en su opinión, a una ralentización comercial más aguda de lo anticipado.
El aumento del volumen del comercio global se ha situado en el 3 por ciento en el primer semestre, dos puntos menos que en 2017, y las tensiones comerciales han tenido un efecto negativo en la confianza y los planes de inversión, por lo que nuevas restricciones podrían perjudicar al empleo y las condiciones de vida.
La OCDE confió en que el aumento del trabajo y la política monetaria y fiscal sigan apuntalando la demanda interna a corto plazo.
La organización destacó que aunque en la mayoría de economías avanzadas y emergentes se ha dado un crecimiento económico, una década después de la crisis financiera persisten vulnerabilidades.
Las reformas implantadas desde entonces han ayudado a fortalecer el sistema financiero, pero el riesgo ha virado hacia instituciones no bancarias, como los fondos de inversión, que están menos reguladas y de las que no se conoce bien su capacidad para absorber un gran impacto.
La OCDE apuntó igualmente que, aunque la resiliencia de la eurozona ha mejorado, la incertidumbre sobre los futuros acuerdos entre el Reino Unido y la UE tras el “brexit” es un factor de preocupación que podría pesar sobre la estabilidad fiscal y financiera.
Sus recomendaciones generales instan a una normalización gradual de la política monetaria, a un ritmo adaptado al crecimiento y la previsiones de inflación de los distintos países, y aconsejan una política fiscal centrada en el medio plazo.
El llamado “club de los países desarrollados” estimó además necesaria una política estructural más ambiciosa para mantener la senda del crecimiento y garantizar oportunidades para todos y un mejor reparto de los beneficios, tras considerar que, entre otros puntos, el aumento de los salarios todavía es “moderado”.