Osuna Millán: castigo político e intereses ocultos

20/09/2011 - 12:00 am

Si existe un estado en el que el Partido Acción Nacional (PAN) acumula mayor desgaste ese sito sería Baja California. En términos simples, más no simplistas, a mayor tiempo en el ejercicio del poder mayores las deficiencias públicas evidenciadas. Y esto, entiéndase así, no es una regla, pero sí una constante ante la carencia de resultados, que aplica por igual en la política mexicana a todos los partidos políticos.

Actualmente ostenta el poder José Guadalupe Osuna Millán (2007-2013); sinaloense, economista y político con experiencia como alcalde de Tijuana y diputado federal, siempre vinculado a temas de inversión, obra pública y distribución del agua.

Asumió como gobernador con las simpatías de Eugenio Elorduy Walther –quien antes de que se conociera el nombre del candidato de su partido a sucederlo, aseguró que Acción Nacional gobernaría seis años más–. Fue además protagonista de un polémico proceso electoral que terminó en tribunales frente al empresario Jorge Hank Rohn, postulado por PRI y PVEM.

De esta forma obtuvo para el PAN el cuarto sexenio consecutivo en un gobierno local, justo en la entidad donde se estrenó como autoridad al vencer por primera vez al PRI en 1989. Osuna Millán hereda el accionar de los gobiernos de Elorduy Walther, Héctor Terán Terán (de su sustituto Alejandro González Alcocer) y de Ernesto Ruffo Appel.

En cinco años de gobierno, Osuna Millán ha sido testigo de la debacle de su partido, o al menos de las preferencias electorales. En 2007, cuando compitió abanderado por Acción Nacional, Nueva Alianza y el partido local Encuentro Social, refrendó las simpatías albiazules al obtener la gubernatura, además de cuatro de cinco alcaldías (le faltó Rosarito) y 14 de 16 distritos locales.

Tres años después, en los comicios intermedios para renovar municipios y Congreso local, la alianza PAN-Panal terminó sin alcaldías y sólo con tres distritos electorales de los 16 en disputa. En menor medida, esta tendencia se repite con sus propios tiempos en Jalisco, Morelos y Guanajuato, con ciudades importantes y distritos claves en manos del PRI, y ya no del PAN. En contraste, los panistas han ido ganando espacios al PRI en otras latitudes, en solitario o en alianza con PRD o Panal, haciendo efectiva la ley del “castigo electoral”.

El hallazgo del narcoplantío más grande en la historia del país, de 120 hectáreas al sur de Tijuana en julio pasado; el decomiso más abultado de droga empaquetada a finales del año pasado, también en esta entidad, y los constantes descubrimientos de túneles transfronterizos no son buenos síntomas de lo que aún vive Baja California, y menos frente a las declaraciones de victoria y ejemplo lanzados por el Ejecutivo federal hace unos meses de lo que sí se puede lograr con la guerra antinarco.

Las imparables ejecuciones, que cada vez causan menos asombro y ganan menores espacios en la oferta informativa y el interés público; las innumerables denuncias de la operación de redes de trata con la complicidad oficial; los reportes del incremento de consumo de drogas en primarias y secundarias; el aumento en las quejas sobre secuestro y extorsión, y un largo etcétera, con sus respectivos esfuerzos y avances de gobierno, describen a Baja California. ¿Pero qué ocurre detrás de la cortina del combate al narcotráfico?

Si bien no todo es violencia, es cierto que hay avances en los sectores como el turístico, manufacturero y energético. Inversiones llegan y se van; algunos convenios se fortalecen y otros se estancan. Siempre, como ha ocurrido en los últimos años, al margen de lo que sucede en materia de inseguridad. Pero el país avanza y los sectores productivos no se detienen. ¿Si ante los ojos del país enfrascados en el narcotráfico surgen frescos plantíos de proporciones desmesuradas, qué ocurrirá en sectores ajenos a la opinión pública?

En este caso brinca el sector energético y la vinculación de Sempra Energy con Baja California, por citar un ejemplo, luego del oscurantismo develado tras el “apagón) fronterizo del pasado 8 de septiembre. (Consultar: http://www.elheraldodesaltillo.mx/opinion/p2_articleid/39925).

Entre que continúa la guerra al narcotráfico y siguen los “castigos electorales”, a cuento con el proceso presidencial de 2012, hay temas en la agenda que para ciertos políticos tienen mayor trascendencia de negocio, uno de ellos lo sabe bien: José Guadalupe Osuna Millán.

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