Ciudad de México, 20 de agosto (SinEmbargo).– Rodeado de una geografía excepcional, las condiciones actuales hacen de la Ciudad de México una gran caldera de la que el smog no puede salir. Así, el que fuera un paisaje volcánico, apenas puede verse hoy debido a la gruesa capa de contaminación que se extiende sobre el antiguo Lago de Texcoco, transformado ahora en una gigantesca mancha urbana conformada por 16 delegaciones en las que se reparten más de ocho millones de habitantes.
Ante tal escenario, no es de sorprender que, desde hace años, los habitantes de la capital del país y sus numerosos visitantes sientan los crudos efectos del aire enrarecido por las emisiones de millones de automóviles que a diario circulan por las calles del Distrito Federal.
Así, tan sólo en esta región de mil 495 kilómetros cuadrados de superficie mueren cada año miles de personas por las consecuencias de la contaminación ambiental. Alarmado por estas cifras, el gobierno mexicano decidió pasar a la acción con el programa Pro-Aire, cuyo objetivo es declararle la guerra al smog, el principal causante de estos decesos, además de una serie de enfermedades respiratorias.
Dentro de los factores que ocasionan la mala calidad del aire, es el tráfico lo que causa la mayor parte de la contaminación en la capital. Contra ello ya se han puesto en práctica iniciativas como fines de semana sin autos o la instalación de nuevas superficies verdes en los tejados de las casas, publicó el blog Global Ideas, del servicio de radiodifusión internacional Deutsche Welle.
Es precisamente gracias a las llamadas “azoteas verdes” que una gran cantidad de plantas podrán ser utilizadas para filtrar el aire, absorber los gases nocivos y, sobre todo, devolverle el oxígeno limpio no solo a los mexicanos, sino también los animales e insectos que, gracias a este proyecto, vuelven a tener un hábitat en la gran metrópoli. Con los nuevos aires se generan nuevas vidas y este es el claro ejemplo de que puede lograrse.
Sin embargo, no sólo la capital mexicana es el ejemplo de esta iniciativa que busca brindar aire limpio. Así, lugares aparentemente alejados de esta problemática como Ciudad Juárez, Chihuahua, se suman a esta tendencia verde.
En el caso de la ciudad ubicada en el norte de la República, es la asociación civil Prende quien busca impulsar esta propuesta ecológica justo en la frontera entre México y Estados Unidos, haciéndole llegar a la comunidad temas de educación ambiental como el reciclaje y/o ahorro de energía, huertos urbanos, energía solar y elaboración de adobes por medio de talleres.
De igual manera, la asociación civil promueve la implementación de techos verdes con el fin de aprovechar los espacios grises que no se utilizan en las viviendas, oficinas o edificios generando un beneficio ambiental que se reduce el calentamiento global.
Actualmente, el programa Pro-Aire –realizado en conjunto por los gobiernos del Estado de México y la Ciudad de México y la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT)– recibe apoyo de Alemania, particularmente de la Sociedad Alemana para la Cooperación Internacional (GIZ, por sus siglas en alemán), la cual asesora al gobierno estatal y federal sobre la manera en la que pueden reducir sus emisiones del gas tóxico dióxido de carbono (CO2).
Un ejemplo de esto son los incentivos financieros que se les ofrecen a conductores de camiones para que se deshagan de sus vehículos antiguos más contaminantes. Mientras tanto, en lo que respecta a las azoteas verdes, además de los beneficios ambientales y de disminución de temperatura de las habitaciones que cubre, en lugares como el Distrito Federal también consiguen descuentos de hasta el 25 por ciento en el pago del Predial.