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Alejandro De la Garza

20/07/2024 - 12:03 am

Menos rabietas y más lecturas sobre el lopezobradorismo

“El venenoso trae a cuento esta incapacidad para el análisis serio de estos ‘titanes’ del periodismo, porque no les costaría mucho indagar en variados textos académicos que aportan ya información e interpretaciones para enriquecer su comprensión del fenómeno social morenista”.

“La toma de la avenida Reforma por los lopezobradoristas fue caricaturizada, criticada, denostada y motivó carcajadas en panistas y priistas; sin embargo, fue escuela del movimiento popular obradorista”. Foto: Presidencia

El sino del escorpión observa el fin del sexenio del Presidente López Obrador y atestigua, asimismo cómo, luego de seis años de Gobierno y más de dos décadas de lucha política, tantos analistas, periodistas, comentócratas, “historiadores” de moda y articulistas de la prensa, siguen sin razonar, entender y analizar a fondo el impulso popular del movimiento de masas que entraña el lopezobradorismo. ¿De plano no consultan ni Google académico?

Hay columnistas de la prensa corporativa que diariamente —un día sí, otro también más el que sigue— han pasado ya seis años criticando y atacando a López Obrador, a veces, las menos, por cuestiones políticas reales, pero en general, su crítica parte de la burla, el clasismo, el desprecio, el odio, e incluso del insulto descarado: del “Mesías tropical” al “Liópez” y del “autócrata” al “dictador” y al “pendejo”, los calificativos y la grosería rehúyen el análisis, la comprensión, la lectura académica o el estudio social, y reiteran el nulo entendimiento del fenómeno morenista y lopezobradorista, así como la falta de voluntad, sofisticación académica y recursos intelectuales para asir una realidad tan compleja. ¿Qué harán los próximos seis años estos columnistas de fuste?, inquiere el venenoso. ¿Seguirán cobrando por reiterar a diario su torpeza analítica y limitaciones periodísticas, sus berrinches y chistoretes? ¿Se plantearán acaso dar “la batalla por la democracia” mediática?

El venenoso trae a cuento esta incapacidad para el análisis serio de estos “titanes” del periodismo, porque no les costaría mucho indagar en variados textos académicos que aportan ya información e interpretaciones para enriquecer su comprensión del fenómeno social morenista. Ya dejen de citar a Sartori y a Hayek, pide el arácnido a los más avispados, pero mientras, los más adormilados siguen citando a Tocqueville y demàs liberales venidos a menos en el siglo nuevo. Ya no miren hacia Harvard. No hay un solo autor decolonial o posmarxista en el inventario mental de estos liberales “buenaondita”. Es por eso que el decolonial escorpión los invita a redefinir su concepto de populismo de la mano del doctor en ciencias sociales y filósofo argentino Ernesto Laclau, único en haber desarrollado una auténtica teoría del populismo, no una mera descripción o definición, como tantas abundan, sino un análisis de sus orígenes, premisas y desarrollo político.

En su libro La razón populista (2005), Laclau señala “Para mí, el populismo está ligado a la construcción del pueblo como actor colectivo”. Pero: “¿Cómo se construye un pueblo? Básicamente sobre la base de poner conjuntamente una serie de demandas insatisfechas”. Son las demandas las que articulan, insiste el teórico argentino. “Esto es lo que constituye para mí, básicamente, un pueblo. Por lo tanto la forma en que yo utilizo la palabra populismo no es en absoluto peyorativa”. Con relación a Laclau, y antes de pasar a otros teóricos, el escorpión sólo remata con esta aseveración: “El populismo es a mi entender la forma en que se constituye el pueblo como agente histórico”, y luego la pregunta clave: “¿Puede una radicalización del populismo conducir a la revolución socialista? O, en otro caso: ¿“El populismo como condición de posibilidad del socialismo, puede trastocarse en una posibilidad de democracia radicalizada?

Pero “aún hay más”, dijo el filósofo, y el escorpión invita a nuestros prohombres de la prensa crítica chumelizada a leer al doctor en Ciencia Política del Politècnico, Rosendo Bolívar Meza, cuyos estudios sobre el lopezobradorismo publicados por la UAM-A son clave intelectual imprescindible, de verdad deben leerlo, para poder opinar con algún conocimiento de la formación de este movimiento popular.

El análisis de Bolívar Mesa destaca porque recorre paso a paso la conformación de este movimiento de articulación popular (populista) deteniéndose en los puntos clave que los detractores de López Obrador y del Morenismo juzgaron siempre irrisorios o caricaturescos. Podríamos remontarnos a la campaña por la gubernatura de Tabasco en 1994, cuando el maratonista Roberto Madrazo probadamente defraudó la elección para desplazar a AMLO. O incluso hablar de la Marcha en Defensa del Petróleo, de Tabasco a la Ciudad de México. Pero el venenoso quiere empezar por el desafuero y la sabia frase de Reyes Heroles: “Lo que resiste apoya”. Así, el desafuero fue un tiro por la culata y al verse perdido, el cabeza-hueca de Fox ensambló con sus cómplices, empresarios, políticos panistas y priistas, la campaña de “AMLO un peligro para México”. Con todo, perdieron las elecciones, y tuvieron que acudir al fraude. La toma de la avenida Reforma por los lopezobradoristas fue caricaturizada, criticada, denostada y motivó carcajadas en panistas y priistas; sin embargo, fue escuela del movimiento popular obradorista. 

Siguieron la Convención Nacional Democrática (CND) y el nombramiento amlista de un “Gobierno Legítimo”, para organizar acciones contra del gobierno de Calderón. Gracias a este movimiento se formó el Frente en Defensa del Petróleo y la intención calderonista de privatizar Pemex fue rechazada y sometida a una amplia discusión nacional. El movimiento siguió creciendo y consolidándose con todo en contra. Para el 2012, la resistencia civil y pacífica había ya aglutinado a cientos de miles de personas, y sólo la campaña mediática en favor de Peña Nieto lo hizo ganar la presidencia.

La ruptura con el PRD a raíz del Pacto con México y la consolidación del movimiento popular-populista tuvo entonces momentos estelares, como la creación de Morena como asociación política y luego como Movimiento Nacional. No hay antecedentes en la historia de la política mexicana para interpretar este fenómeno nuevo, inédito, de un grupo con demandas contundentes articuladas a través de un movimiento popular (el pueblo, según Laclau) y bajo la dirigencia de un líder indiscutible.

De Rosendo Bolívar Meza hay artículos interesantes y enriquecedores que nos ayudan a vislumbrar el movimiento lopezobradorista y la transformación que se avecina con el triunfo de la coalición morenista-PV-PT y la virtual nueva Presidenta de México. Pero el alacrán no quiere retirarse sin mencionar un estudio reciente de los investigadores argentinos Pablo Cárdenas-Eguiluz y Alejandro Moreno-Hernández, quienes hacen para la revista Confines Políticos del ITES de Monterrey, en 2017, una interesante y reveladora investigación titulada Desplazamientos antagónicos: El lopezobradorismo en tres tiempos, donde se analizan puntualmente las consignas del obradorismo a través del tiempo, desde el año 2000 hasta el 2018. El venenoso recomienda a todos esos heroicos periodistas que seguirán día con día vociferando a base de ocurrencias y odios sobre la situación política, que lean un poquito de teoría y textos académicos, no hace daño y da luces a la necedad. ¿O para qué sirve el periodismo?

@Aladelagarza

Alejandro De la Garza
Alejandro de la Garza. Periodista cultural, crítico literario y escritor. Autor del libro Espejo de agua. Ensayos de literatura mexicana (Cal y Arena, 2011). Desde los años ochenta ha escrito ensayos de crítica literaria y cultural en revistas (La Cultura en México, Nexos, Replicante) y en los suplementos culturales de los principales diarios (La Jornada, El Nacional, El Universal, Milenio, La Razón). En el suplemento El Cultural de La Razón publicó durante seis años la columna semanal de crítica cultural “El sino del escorpión”. A partir de mayo de 2021 esta columna es publicada por Sinembargo.mx

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