Uno de los factores es la exposición del virus a la radiación ultravioleta en los meses de verano, sostiene Mario Clerici, profesor de la Universidad de Milán.
Ciudad de México, 20 de julio (RT).- Una segunda ola de COVID-19 será significativamente más suave que la primera gracias a una mejor preparación del sistema sanitario y a que el virus se debilitará por la exposición a la radiación ultravioleta en los meses de verano, según estima en declaraciones a RIA Novosti Mario Clerici, inmunólogo italiano y profesor de la Universidad de Milán.
Un estudio encabezado por el investigador y realizado por inmunólogos de la Universidad de Milán y especialistas del Instituto Nacional de Astrofísica de Italia (Inaf) analizó el efecto de la radiación UV del espectro solar sobre el coronavirus. Los científicos colocaron el virus Sars-CoV-2 en gotas de agua —replicando el efecto que ocurre cuando una persona infectada con coronavirus tose o estornuda— y lo expusieron a la radiación UV en varios rangos.
El equipo descubrió que la exposición a la luz ultravioleta, incluso en pequeñas dosis, puede causar la inactivación completa del virus en cuestión de segundos. Asimismo, detectaron un vínculo entre el nivel de radiación solar y la situación epidemiológica en diferentes regiones del mundo, concluyendo que cuanto mayor sea el nivel de radiación en un lugar, menos casos de infección se registran allí.
“SE DEBILITARÁ SIGNIFICATIVAMENTE”
A partir de estos resultados, Clerici predice que, si bien habrá una segunda ola de coronavirus, esta será “mucho más suave que la que tuvimos que enfrentar en la primavera”.
El inmunólogo explicó que el coronavirus que los microbiólogos aíslan hoy en día es “el mismo virus” que apareció en Europa al comienzo de la epidemia en febrero, que no ha sufrido cambios significativos y “sigue siendo muy agresivo”. Sin embargo, después de una exposición prolongada a la radiación solar en los meses de verano, el virus “se debilitará significativamente”, pronostica Clerici.
Así, si antes se observó la presencia de miles de partículas virales activas que podrían provocar la enfermedad, después de la radiación UV prolongada, su número “disminuirá decenas de veces” hasta alcanzar unas pocas unidades, sostuvo el investigador, insistiendo en que “los rayos del sol conducen a la inactivación del virus”.
Un segundo aspecto importante es que, en la actualidad, tanto los médicos como los potenciales pacientes “saben mucho más sobre este virus y entienden mejor qué hacer en caso de emergencia”, apunta Clerici, para concluir que la combinación de estos dos factores es “lo que nos permite esperar” que la segunda ola sea menos grave.