Greenpeace
20/06/2022 - 12:05 am
Se hace oficial: No se cumplirá con las metas de la Ley de Transición Energética
Basta con hacer un ejercicio de imaginación: si todos los países del mundo siguieran la política mexicana, el aumento de temperatura para finales del siglo rondaría entre los tres y cuatro grados, muy alejado de nuestras metas globales.
Por Pablo Ramírez, campañista de clima y energía en Greenpeace México
La publicación en días pasados del Programa para el Desarrollo del Sector Eléctrico (Prodesen) 2022-2036 hace oficial lo que era inminente: el Gobierno no va a cumplir con la Ley de Transición Energética. Esto es el resultado de la contradicción clara entre la política energética y las metas que nuestro país ha comprometido internacionalmente, además de las leyes nacionales.
Desde hace tiempo se ha venido insistiendo en que las metas de reducción de emisiones de México no son lo suficientemente ambiciosas para cumplir con su contribución para limitar el aumento de la temperatura en 1.5° C a nivel mundial (como es la meta establecida entre los países). Basta con hacer un ejercicio de imaginación: si todos los países del mundo siguieran la política mexicana, el aumento de temperatura para finales del siglo rondaría entre los tres y cuatro grados, muy alejado de nuestras metas globales.
Pero más allá de lo que significa en el papel el incumplimiento de la Ley, son malas noticias para la insípida lucha contra el cambio climático en México y para la salud. ¿Qué significa el incumplimiento? Bueno, entre otras cosas, que la energía generada con combustibles altamente contaminantes como el combustóleo ha tenido un aumento de 144 por ciento el último año [1], provocando que las emisiones de gases efecto invernadero (GEI) del sector eléctrico aumenten y lo coloquen ahora como la principal fuente de GEI y una de las principales fuentes de contaminantes que generan graves problemas a la salud, como el dióxido de azufre, PM10 [2], PM2.5 [3] y óxidos de nitrógeno.
Pero cuando miramos hacia el futuro el tema no mejora, los combustibles fósiles acaparan la inversión para los proyectos futuros por lo menos durante los próximos cinco años y de hecho las proyecciones muestran que las metas de transición energética no se cumplirán sino hasta 2031, lo que en los hechos hará que México incumpla con el acuerdo de París, y no sólo eso, el plan de desarrollo muestra con claridad que nuestro país seguirá fortaleciendo el modelo fósil altamente dependiente de gas estadounidense, debilitando la seguridad energética.
Actualmente México importa alrededor del 70 por ciento del gas que se consume en el país, prácticamente el 100 por ciento viene de Estados Unidos, lo que pone en una situación sumamente vulnerable a nuestro sistema eléctrico, un ejemplo de esto lo pudimos ver a principios de 2021, cuando una helada congeló los ductos texanos, generando escasez en el suministro, lo que provocó que dieran prioridad a la demanda local, dejando de lado las exportaciones y generando desabasto de electricidad al norte del país.
Unos días después de la publicación del Prodesen, el Presidente ha presentado un decálogo de acciones para combatir el cambio climático en México, acciones que incluyen la construcción de refinerías, la siembra de árboles frutales y maderables (mientras se deforesta uno de los sumideros de carbono más importantes del país: la selva maya), la producción del 50 por ciento de vehículos eléctricos para 2030, vehículos que muy seguramente usarán electricidad fósil y el cumplimiento de la meta de 35 por ciento de energías limpias a 2024, algo que contradice el Prodesen 2022-2036 que se publicó días antes.
Mientras todo esto sucede, nuestro país enfrenta las consecuencias del cambio climático: sequías en Nuevo León, huracanes en Oaxaca, incendios en Michoacán, inundaciones en Tabasco, olas de calor que rompen los récords históricos de temperatura. Si alguien no está preocupado por el cambio climático y el riesgo que significa para nuestro país, es un buen momento para estarlo. Y cómo no estar preocupadas y preocupados si nuestras autoridades parecen no entender o al menos no importarles el problema, estamos en una emergencia climática y es urgente que el Gobierno lo reconozca y actúe en consecuencia.
[1] Informe Anual de CFE 2020. Pág. 175. Disponible en: https://www.cfe.mx/finanzas/reportes-financieros/Informe%20Anual%20Documentos/CFE%20Informe%20Anual%202020.pdf
[2] Pequeñas partículas sólidas o líquidas de polvo, cenizas, hollín, partículas metálicas, cemento o polen, dispersas en la atmósfera, y cuyo diámetro aerodinámico es menor que 10 µm (1 micrómetro corresponde la milésima parte de 1 milímetro). Están formadas principalmente por compuestos inorgánicos como silicatos y aluminatos, metales pesados, entre otros, y material orgánico asociado a partículas de carbono (hollín).
[3] Son partículas muy pequeñas en el aire que tiene un diámetro de 2.5 micrómetros (aproximadamente 1 diezmilésimo de pulgada) o menos de diámetro. Esto es menos que el grosor de un cabello humano. La materia particulada es una mezcla que puede incluir sustancias químicas orgánicas, polvo, hollín y metales. Estas partículas pueden provenir de los automóviles, camiones, fábricas, quema de madera y otras actividades.
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