Según los datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), el superávit en el comercio exterior agroalimentario de enero a abril alcanzó un saldo de 4 mil 843 millones de dólares, un aumento de 506 millones de dólares frente al mismo tramo del año anterior.
Los productos con mayores incrementos en exportaciones fueron el aguacate, el tequila, el mezcal y el tomate.
Por Miquel Muñoz
México, 20 jun (EFE).- Los datos del primer cuatrimestre de 2020 revelan que las exportaciones agroalimentarias mexicanas resisten con entereza a la pandemia: pese a todo, la balanza comercial de estos productos tuvo un repunte del 11.68 por ciento en ese periodo.
“Como el comercio de bienes, sobre todo productos perecederos, no tiene una grave afectación en las cadenas globales de valor, los productos mexicanos continúan exportándose”, explicó a Efe la coordinadora de Negocios Globales de la Universidad Iberoamericana, Aribel Contreras.
Según los datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), el superávit en el comercio exterior agroalimentario de enero a abril alcanzó un saldo de 4 mil 843 millones de dólares, un aumento de 506 millones de dólares frente al mismo tramo del año anterior.
NÚMEROS AL ALZA
Los productos con mayores incrementos en exportaciones fueron el aguacate, con 24.77 por ciento e ingresos por mil 289 millones de dólares; tequila y mezcal, con 35.21 por ciento y 738 millones de dólares, y tomate, con 13.09 por ciento y un acumulado de mil 019 millones de dólares.
El crecimiento en la balanza comercial de este primer cuatrimestre tiene más valor al compararse con las cifras de 2019, cuando el superávit fue de 9 mil 091 millones de dólares, el más alto en 28 años, de acuerdo a los registros del Banco de México compartidos por la Sader.
Para Contreras, el sector agroalimentario va a seguir en los próximos meses “creciendo en este mismo ritmo, en esta misma propulsión” ya que será de los mejores parados tras la crisis.
RESENTIMIENTO EN ABRIL
Sin embargo, el director del Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA), Juan Carlos Anaya, alertó en una entrevista con Efe de “una caída importante” en las exportaciones en el mes de abril, principalmente en el sector hortofrutícola.
“Se ve que el cierre en Estados Unidos de restaurantes, hoteles y comida rápida hizo que hubiera menos demanda de los productos hortofrutícolas. El 56 por ciento de todo lo que exporta México en agroalimentación son estos productos, y el 80 por ciento de ellos va a Estados Unidos”, indicó.
Anaya apuntó que la exportación de frutas en abril, en tasa interanual, cayó un 17 por ciento en volumen y un 26.5 por ciento en valor, mientras que el volumen exportado de hortalizas cayó un 20.8 por ciento y el valor un 11.5 por ciento.
“Vemos que mayo va a tener un efecto igual. Junio a lo mejor ya se empieza a recuperar con la reactivación que ha tenido Estados Unidos. Vamos a ver una mejora, esperemos que no haya rebrotes”, pronosticó.
FACTOR T-MEC
El consultor descartó que la entrada en vigor el próximo 1 de julio del Tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) suponga un cambio sustancial a lo visto hasta ahora en las exportaciones, ya que “la relación con Estados Unidos es muy estrecha y ese es un tema más bien político”.
“Para mí estábamos mejor con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN, en vigor desde 1994) que con el T-MEC, porque se están revisando temas laborales, ambientales y otros, y se va a poner más dura la relación con Estados Unidos”, reflexionó.
En esa misma línea, Contreras aseveró que la nueva alianza no será “una llave mágica que abra de manera exponencial los números de las exportaciones mexicanas”.
La académica manifestó su preocupación por la posibilidad de que el Gobierno estadounidense aplique cuotas de estacionalidad, una “amenaza latente” no contemplada en el T-MEC, pero muy repetida en este año electoral por varios cargos republicanos.
La estacionalidad implicaría que algunos meses no entrarían productos mexicanos al país vecino, o lo harían con muchas limitaciones, para favorecer el mercado interno estadounidense.
“Debemos estar muy observadores sobre qué va a pasar con esta postura de Estados Unidos con el tema de la estacionalidad agrícola”, advirtió acerca de este riesgo.