Ciudad de México, 20 de junio (SinEmbargo).– En México, un país quemado por noticias sobre la violencia del narcotráfico, la corrupción política y secuestros; la industria automotriz resalta como la hermosa princesa. Se ha convertido en el séptimo mayor productor de automóviles del mundo, superando a Brasil, y registra un crecimiento rápido, resaltó este jueves un artículo de The Washington Post. Sin embargo, también puso el ojo en las condiciones de trabajo en las fábricas.
El año pasado 18 de ellas produjeron 3.2 millones de autos y los estados están compitiendo para aprovechar la inversión: aparentemente cada mes, una nueva compañía de automóviles anuncia planes de expansión de miles de millones de dólares. En abril, ejemplifica el diario, Ford dijo que gastaría 2 mil 500 millones para construir motores y transmisiones, mientras que Toyota planea poner mil millones de dólares en una nueva fábrica para construir Corolla.
“Esta es la industria más fuerte que tenemos en este momento”, afirmó Miguel Márquez Márquez, Gobernador de Guanajuato, donde ha habido más de 7 mil millones de dólares de inversión en la industria automotriz en los últimos tres años. De hecho, dijo la publicación estadounidense, una gran parte de los nuevos empleos del estado generados el año pasado fueron por la fabricación de automóviles.
Las universidades guanajuatenses no son ajenas a este boom y de ellas están egresando cientos de ingenieros a quienes les enseñan japonés.
No obstante, en medio de este entusiasmo, “la cuestión de las condiciones de trabajo a menudo se pasa por alto”, subrayó el Washington Post.
A pesar de que analistas de la industria y expertos aseguran que los empleados de este sector cuentan con seguros y pueden ganar con horas extras, el diario documentó el caso de la fábrica japonesa Mazda en Guanajuato, donde 17 trabajadores fueron despedidos después de iniciar una huelga contra los tratos irrespetuosos de un asistente de gerente.
En un trabajo con jornadas laborales de 12 horas, incluyendo a veces fines de semana, un pago de sólo 75 dólares a la semana y ausencia de derechos a mujeres embarazadas y en lactancia, decidieron que aguantar las humillaciones no valía la pena.
Sobre el despido, el Gobernador de Guanajuato sólo se limitó a decir que el problema debía se resuelto por Mazda y pidió a la compañía ser más cuidadosa con las peticiones futuras de sus empleados.
Para Adrián Guerrero Caracheo, funcionario de un sindicato de trabajadores de teléfonos en Guanajuato, lo que hizo la empresa de carros fue “totalmente ilegal” porque los echaron a la calle “sólo por pedir un trabajo digno”.
Mazda lo negó y justificó que no haber laborado el día de la huelga representó “una seria violación a las políticas de la empresa” y “puso en riesgo las operaciones”. Además, expuso un vocero, sus condiciones laborales “cumplen totalmente con la ley”.
Varios trabajadores de Mazda denuncian que ni su sindicato ni el gobierno estatal los apoya por lo que planean formar una nueva unión sindical para implementar el boom de la industria automotriz.
Una de las razones por las cuales los productores de autos se sienten atraídos hacia México , concluyó la publicación, es por la mano de obra barata. De acuerdo con el Centro de Investigación Automotriz, con sede en Michigan, las empresas de automóviles pagan en promedio ocho dólares por hora a los trabajadores mexicanos, mientras que en Estados Unidos esa cifra es cuatro o siete veces superior.
Además, los estados, en su deseo por traer más inversiones, exentan de impuestos a las empresas y les ceden su infraestructura.