Mendoza trabajó durante 30 años en Canadá y fue uno de líderes del movimiento que reclama más derechos para miles de trabajadores agrícolas migrantes que llegan cada año al país norteamericano, y con la llegada de la pandemia, denunció mejores condiciones de trabajo.
Toronto (Canadá), 20 mayo (EFE).- Juan Luis Mendoza, un trabajador mexicano que se convirtió en uno de los líderes del movimiento de jornaleros agrícolas latinoamericanos en Canadá y que denunció las condiciones de trabajo en medio de la pandemia, murió en México tras contraer la COVID-19.
Según informaron a Efe fuentes de la Alianza de Trabajadores Migrantes por un Cambio de Canadá (MWAC, por sus siglas en inglés), Mendoza murió el 19 de mayo tras contraer la enfermedad en México.
Mendoza, que durante 30 años trabajó en Canadá durante largas temporadas, fue uno de líderes del movimiento que reclama más derechos para las decenas de miles de trabajadores agrícolas migrantes que llegan cada año al país norteamericano.
Tras la aparición de la pandemia, las explotaciones agrarias en los alrededores de Toronto se convirtieron en uno de los principales focos de contagio de la COVID-19 por las condiciones de trabajo y la falta de medidas de protección de los trabajadores.
En julio de 2020, tras la muerte a consecuencia de la COVID-19 de Eugenio Romero, de 32 años, Juan López Chaparro, de 55, y Rogelio Muñoz Santos, de 24, tres migrantes mexicanos que trabajaban en granjas, Mendoza denunció las condiciones de hacinamiento en las que se ven obligados a vivir los jornaleros, así como la dejadez de las autoridades canadienses.
En una entrevista con Efe en julio del año pasado, Mendoza reconoció el “miedo” que él y el resto de sus compañeros tenían de contraer la enfermedad en Canadá y de morir sin ver a sus familias.
Y explicó que los jornaleros latinoamericanos cobran menos del salario mínimo del país, trabajan turnos de hasta 14 horas seguidas y no tienen ningún tipo de protección ante comportamientos abusivos de los patrones. Además, denunció entonces “el racismo” que existía contra su colectivo.
A pesar de pasar hasta ocho meses al año en Canadá durante sus últimos 30 años de vida, Mendoza no hablaba inglés por el aislamiento en el que viven los jornaleros, a veces sin posibilidad de salir fuera de las explotaciones agrarias en las que residen y trabajan.
La principal reivindicación de Mendoza y la MWAC siempre fue que el Gobierno canadiense conceda la residencia a los miles de trabajadores migrantes que acuden cada año al país y que por ley no tienen derecho a solicitarla pese a cumplir los requisitos que se exigen a otros trabajadores extranjeros.
“Siempre fuimos los invisibles. Hasta hoy empiezan a vernos un poquito más. Y a veces duele porque al ser una persona que no tiene derechos o algún estatus, uno pasa desapercibido. Ahorita quizás por lo de esta epidemia se nos empieza a ver”, declaró entonces Mendoza.