Este descubrimiento sugiere que la estimulación del cerebro con ultrasonidos podría abrir una vía de estudio y posible tratamiento para trastornos relacionados con la toma de decisiones.
Madrid, 20 mayo (EFE).- El uso de ultrasonidos dirigidos a regiones específicas del cerebro en macacos puede dar cierto control sobre las decisiones que toman esos animales, lo que abre una vía para estudiar enfermedades como las adicciones, según un estudio que publica este miércoles Science Advance.
El estudio, que firman expertos de la Universidad de Utah (EU), usó ultrasonidos para estimular regiones cerebrales y lograr así controlar hasta cierto punto en qué dirección decidían mirar los animales.
Este descubrimiento sugiere que la estimulación del cerebro con ultrasonidos podría abrir una vía de estudio y posible tratamiento, no invasivo y sin el uso de fármacos, para trastornos relacionados con la toma de decisiones, como las adicciones.
El profesor Jan Kubanek de la citada universidad realizó el estudio con dos monos macacos que miraban a una pantalla en la que se enseñaban diversos objetivos.
Los animales miraban primero un objetivo en el centro de la pantalla y luego aparecían, de forma sucesiva, otros dos en los lados derecho e izquierdo. Los monos normalmente elegían mirar al primero que aparecía.
Sin embargo, tras aplicar brevemente ultrasonidos en las regiones cerebrales que controlan el movimiento de los ojos, los expertos pudieron influir sobre hacia qué objetivo miraba con más frecuencia el animal.
Cuando el ultrasonido se usaba sobre la zona cerebral izquierda, era más normal que los macacos eligieran mirar al objetivo que se presentaba a su derecha y viceversa.
Los pulsos de ultrasonidos se dirigen a los circuitos neuronales del cerebro y hacen que las membranas neuronales oscilen, activando así las neuronas e influyendo en el comportamiento que estas controlan.
Los científicos recompensaron a los monos de manera diferente por realizar la tarea, pero eso no influyó en el resultado, lo que “sugiere” que esta técnica podría ser usada para estudiar desórdenes como la adicción o las conductas compulsivas.
Kubanek señaló, en un comunicado de la Universidad de Utah, que este tratamiento no invasivo “tiene el potencial único” de tratar problemas como la depresión, la ansiedad o la epilepsia.
“Los ultrasonidos pueden producir fuertes efectos, hasta el punto de influir en el comportamiento. Y los cambios en el comportamiento es lo que en última instancia nos importa. Por ejemplo, podemos corregir una mala toma de decisiones o al menos reducir el temblor de la mano de una persona”, consideró.
El equipo ha creado un prototipo de aparato para probar este tipo de tratamiento en pacientes y prevé empezar los primeros ensayos clínicos con personas con grave depresión en un periodo de tres años.