Juan Carlos Pinales Soria, conocido como "Kaly", enfermó de COVID-19 en México. El hombre hizo una llamado a la ciudadanía a quedarse en casa.
Por Antonio Cervantes
Tijuana, Baja California, 20 de mayo (Zeta).– “Les invito a que permanezcan en casa, no les deseo que estén en un hospital ni un solo día y estén viviendo lo que yo viví, evítense que el día de mañana los vayan a tener en un hospital y quizá no tengan la oportunidad de salir, como dios me concedió la oportunidad de salir a mí. Hay gente que ya no está, amigos míos que han fallecido, una semana antes falleció un amigo mío, fue el tercero que murió aquí de COVID-19 y es muy triste saber que hay gente que no sale (del hospital) después de ser contagiado con este virus”, es el exhorto del ciudadano Juan Carlos Pinales Soria, sobreviviente de COVID-19.
Conocido por sus amigos como “Kaly”, ha librado la batalla del coronavirus y ahora busca crear conciencia entre la población, ya que el 30 de abril, miles de ciudadanos salieron a las calles a celebrar el Día del Niño en plena contingencia sanitaria y lo mismos se esperaba para el 10 de mayo, cuando se celebró el Día de las Madres.
“Se vienen los quince días más complejos de la curva pandémica, tenemos que reforzar estas medidas y lo estamos haciendo porque nos necesitan en casa, por nuestros adultos mayores, nuestros pacientes enfermos, por nuestras familias. Si hoy acatamos la medida de quedarnos en casa, más pronto vamos a comenzar la escalada de reactivación de actividades productivas”, expresó el Alcalde de La Paz, Rubén Muñoz Álvarez, en sesión del Comité Municipal de Protección Civil.
Por ahora se han instalado nueve filtros en la capital y los bulevares de tres carriles se redujeron a uno con el fin de indicar a cada automovilista el uso de cubrebocas, además de que solo circulen dos personas por automóvil.
La intención es retener a las personas y disuadirlas de salir de casa. “Si no tiene la población por qué estar en la calle, les pedimos, los exhortamos, y hoy los conminamos con autoridad, pero con pleno respeto de los derechos humanos, a que toda la familia se quede en casa, y, si tienen que salir, portar cubrebocas; si tienen que ir por mandado, despensa, vayan, pero de manera protegida”, declaró el Presidente municipal.
Mientras que en Los Cabos prevén un aumento considerable de contagios, ya que aquellas personas que salieron a celebrar el Día del Niño comenzarían a experimentar síntomas de coronavirus por estos días.
“Vamos a tener los picos más altos y saldrán a relucir los ciudadanos que salieron el 30 de abril, estamos esperando un número considerable (de contagios) para mediados de mes”, reconoció Erick Santillán, titular de Protección Civil en Los Cabos.
EN LOS CABOS SIGUEN EN LAS PLAYAS
Alrededor de 78 personas en promedio diario, son devueltas a sus viviendas por no acatar la cuarentena en Los Cabos y acudir a las playas. Incluso se han decomisado tablas de surf.
Los turistas siguen llegando a disfrutar de las olas del mar, no han entendido la gravedad del problema que se vive.
“Desde que iniciamos el operativo a la fecha, se ha logrado retirar a 3 mil 500 personas, se ha hecho aseguramiento de alrededor de 40 tablas de surf y se han levantado las infracciones correspondientes, amparados en el documento oficial tanto estatal como federal”, informó Erick Santillán, encargado de Protección Civil.
Para ello se han dictado las restricciones a comercios, empresas de servicios básicos de comida y de combustibles; así como a aquellas con actividades no esenciales para que lleven a cabo el cierre definitivo.
No hay servicios turísticos y se han implementado operativos en actividades esenciales para que cumplan con las medidas básicas de seguridad, recorridos en playas, el operativo Calle Segura y filtros sanitarios.
Si bien muchos ciudadanos han participado de manera activa en respetar las restricciones, la conducta no es general. Hay varios videos, fotografías y denuncias de personas que siguen saliendo de casa, celebrando reuniones y fiestas.
“El caso más sonado fue el día 30 de abril, muchos establecimientos estuvieron llenos, hubo mucha actividad familiar en la calle y para nosotros representa una desobediencia civil”, lamentó el funcionario municipal.
Fue así que a partir del 4 de mayo se dictaron medidas restrictivas como el cierre de panteones, reducción de horario en la venta de insumos (8:00 pm) y disminución en el cupo de personas dentro de un automóvil.
Pero en colonias como Puerto Nuevo, las personas siguen haciendo caso omiso.
“En un recorrido en el primer día que se aplicaron las nuevas disposiciones del horario, encontramos cerca de 150 personas de distintas edades realizando actividades al aire libre, tanto futbol, ejercicio; sabemos que la gente ya está cansada de esta situación, pero viene lo más difícil en las próximas dos semanas”, afirmó el director de Protección Civil de Los Cabos.
NO ACATAN MEDIDAS EN LA PAZ
Pese a que se han creado nuevos grupos en WhatsApp y Facebook para evitar caer en un filtro sanitario de la Policía Municipal de La Paz, con el apoyo de la Secretaría de Seguridad Pública, de la Defensa Nacional, Marina y Guardia Nacional, la medida ha funcionado.
No obstante, los números reflejan que los ciudadanos no están respetando la cuarentena y ya se cansaron de estar en casa, justo cuando llegaría la parte crítica de la pandemia.
“Desde que iniciamos con los nueve filtros al interior del municipio, detectamos un número bastante elevado, al día hacemos recomendaciones a las personas, sobre todo por las medidas implementadas, los resultados varían entre 700 y 800 recomendaciones por el uso del cubre bocas, de 800 a 900 sobre la cantidad personas que deberían ir en un vehículo, y también de 800 a 900 respecto a las actividades que estaban desarrollando las personas”, manifestó Omar Valdez, director de Seguridad Pública, Policía Preventiva y Tránsito Municipal de La Paz.
Si 44 reuniones y celebraciones por día cada fin de semana eran la constante en las primeras dos semanas, los siguientes fines de semana se redujeron a poco más de 20 reuniones y fiestas por día. Pero llegado el Día del Niño, la actividad social se triplicó en las calles, y por obvias razones incrementó el riesgo de contagio.
“Cuando recién iniciamos los operativos, por fin de semana rondaban entre los 90 y 100 reportes las dos primeras dos semanas, con el apoyo de todas las autoridades lo bajamos radicalmente al 50 por ciento, pero desafortunadamente con lo que fue el último fin de semana se nos elevó bastante, llegamos a más de 200 reportes. A lo mejor tuvo mucho que ver el 30 de abril y esas celebraciones, lo cual incitó a más reuniones. Estamos hablando aproximadamente de 70 reportes, de viernes a domingo”, expuso Valdez.
Luego del Día del Niño, a los sectores médico y hospitalario les preocupaba el 10 de mayo, “nos habíamos mantenido por debajo del 50 por ciento de movilidad, entonces esperamos el resultado de esa socialización, de esa movilidad, y de acuerdo a los tiempos de incubación, de cinco a diez días se van a presentar mayor número de casos”, advirtió Víctor George Flores desde la Secretaría de Salud de Baja California Sur.
El exhorto de la autoridad es quedarse en casa en los próximos días, ya que solo los ciudadanos pueden aplanar la curva de contagios que se avecinaría, “estamos trabajando coordinadamente, dando nuestro mayor esfuerzo, los elementos se arriesgan todos los días para dar la seguridad y la salud que se merecen todos, y por supuesto estaremos para cualquier situación que se pudiera presentar”, finalizó George Flores.
PODRÍA NO VIVIRSE PARA CONTARLO: SOBREVIVIENTE
Aproximadamente el 14 de abril, Juan Carlos Pinales Soria ingresó a la Clínica 1 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) con todos los signos de gravedad del coronavirus.
Desde el primer instante, “Kaly” pensó que no saldría del hospital. Como muchos, él no creía en la enfermedad, menos aún que se contagiaría.
En entrevista con Zeta, Juan Carlos detalló cada momento que pasó en el hospital, en los que pensó que no volvería a ver a su familia. Describe su experiencia como algo que “no desearía ni a las personas que no se quedan en casa”.
— ¿Cómo fue su paso por la enfermedad?
“La empecé a percibir en casa, con ardor de la garganta, irritación y un poco los oídos, empecé a la par a perderle un poquito el sabor a la comida, así estuve rededor de dos días; del 4 al 6 ya empecé a tener temperatura, dolor de cuerpo, la cabeza no me dolía mucho. Se empezó a agudizar más la enfermedad, al grado de tener un poco de complicación para respirar. Días después, un jueves (14 de abril), tenía los pulmones colapsados, estaban como ellos (médicos) le llaman, con una cubierta de lodo en más del 50 por ciento. Fue cuando mi hijo me llevó con el tanque de oxígeno puesto y nos estaban esperando el doctor y personal de urgencia, me quitaron el tanque que traía y me pusieron uno del hospital. Así empezó mi proceso en el Seguro Social”.
— ¿Cómo recuerda que pudo haberse contagiado, fue de una manera rápida y sin percatarse?
“Ha sido una las preguntas que nos hacemos, desgraciadamente como no seguimos la norma, uno no sabe dónde te van a contagiar. Tengo un pequeño negocio en Cabo San Lucas y sucursal aquí en La Paz, fui dos días a ese negocio, anduve esos dos días en Cabo San Lucas. Posiblemente haya sido en algún restaurante donde fui a comer, porque no tengo mucho contacto con clientes, no sabemos realmente porque hay personas que son asintomáticas del virus y fácilmente te lo pueden transmitir, ni siquiera saben que lo traen”.
— ¿Cómo relataría su estadía en el hospital?
“Según me dijo el doctor, entré con mucho miedo, porque uno realmente cree que no vas a volver a salir, que no vas a volver a ver a tu familia. Ese día que llegué a urgencias, vi algo que no me esperaba, gente totalmente cubierta con goggles, con caretas, no miraba al enfermero o la doctora que estaban ahí. Había cinco personas ahí conmigo y nos internaron a todos, yo estaba junto a una señora. Fueron días muy difíciles, de estar luchando, de estarle pidiendo a Dios todos los días, de no dormir, porque no se sabe si es de día o de noche. No me podía ni mover, y si me movía, sentía que me ahogaba”.
— ¿Qué le decían los médicos, al ser los únicos con quienes tenía contacto?
“Había un enfermero que se llama Marco, no me sé su apellido, pero siempre que pasaba me decía ‘Cómo vas, campeón, ahí la llevamos’. Son cosas que a uno lo motivan a seguir adelante. Un día que me empezó a limitar el oxígeno, llegó esta enfermera Mayra y me dice algo sobre el oxígeno, y le digo ‘quítamelo si quieres, ya no me lo conectes, voy a ver cómo me siento’. Y desde ese día hasta hoy, no he necesitado estar conectado a un tanque de oxígeno. El doctor Rodolfo García, que hasta el día de hoy se ha comportado extraordinariamente, le dijo a mi familia que esto es una acción de fe”.
— ¿Cómo era su entorno?
“Se viven cosas muy difíciles, hay mucho pánico, salí con mucho pánico. En una de las noches, algunas enfermeras llorando, a lo mejor de impotencia y de ver que ellos no pueden salir de ahí, desde que llegan están metidos y también por sus vidas, de contagiarse por uno de nosotros, eso fue realmente lo que viví. Al interior del hospital fue una atención de primera. Todos (pacientes) luchando por sobrevivir, por salir adelante, personas que había conectadas a un respirador, un ventilador, que le llaman, intubadas, y pues ver que algunas de ellas ya no salieron, que ahí se quedaron, es triste ese panorama… ver cómo algunas personas no logran ganar la batalla. Adentro no dormías, dormías veinte minutos, una hora y te despiertas, porque te da miedo dormir y no volver a despertar”.
— ¿Qué les dijo a sus familiares el día que se comunicó con ellos?
“Me comuniqué a los dos o tres días con mi esposa, porque hubo un angelito, hijo de un amigo, que estaba ahí ayudándome, pero yo no sabía quiénes eran, esa persona me dijo ‘¿Quieres hacer una llamada?’, y le dije claro que sí, y el primer número y el único que me sé de memoria es el de mi esposa. Pude llamarla a las siete de la mañana, no sabía si mi esposa me iba a contestar, oí a mi esposa muy emocionada, obviamente yo también. No pude hablar mucho, porque no podía, pero solamente pude decirle que estaba bien y le estaba echando muchas ganas”.
—¿En algún momento sintió que no vería más a su familia?
“Sí, era el principal problema ahí adentro, creo que todos los que entramos, por lo que hemos visto y escuchado -y yo tengo diabetes-, ese es el principal problema por el qué luchar. Hay la posibilidad de que ya no vuelvas a ver a tu familia inclusive cuando ya te sientes un poquito mejor, porque te quedaron muchas cosas entre tu cabeza, físicamente también te das cuenta que te mareas y no puedes hacer muchas cosas. De repente me dan dolores en el pecho y todo eso te llena de angustia, de decir, bueno, no queda uno al 100 por ciento, no estoy quedando bien y cosas por el estilo. La mente es muy conflictiva, te llena de miedo tener la posibilidad de que no podrás volver a ver la familia”.
—¿Cómo actúa el virus, qué cambios ha generado en su vida?
“Empecé a sentir los cambios muy diferentes a cuando es una enfermedad de garganta normal, el de la temperatura lo vives normalmente y sabes que te van a doler los huesos y esas cosas, sin embargo, la parte más fuerte es cuando uno empieza a perder la oxigenación, la saturación del oxígeno a los pulmones. No me di cuenta, pero dice mi esposa que un día antes de entrar al hospital, ya decía cosas que no eran congruentes, inclusive que hablé con mi papá en la noche y no me acuerdo, hablé con mi hijo y tampoco me acuerdo”.
— ¿Qué cuidados se tuvieron mientras estaba Usted en el hospital y ahora que está en casa?
“En casa se tuvo que pagar la sanitización, mi hijo logró que unas personas vinieran a sanitizar toda la casa, sacaron toda mi ropa, todo lo que yo agarraba, todas las cosas mías las sacaron al patio, las sanitizaron y las dejaron en el sol: cobijas, ropa, cosas personales que tengo en mi buró. Mi esposa y mi hijo, que son los que vivimos aquí, inmediatamente fueron medicados para prevenir cualquier cuestión de contagio, afortunadamente ninguno de los dos ha tenido síntomas”.
— ¿Cómo ha sido su recuperación?
“Hasta la fecha me tomo un medicamento para relajarme, para dormirme, un antidepresivo, aún siento miedo a dormir, miedo que tengo que cuidarme, sigo en tratamiento aquí en casa. Me aventé quince días aislado en mi cuarto, traían mi comida, me la ponen ahí, yo comía y se recoge mi basura, y así estuve. Hoy ya puedo dormir al lado de mi esposa, a partir de ayer, son cosas que se viven, hay cosas personales que trae después de esta crisis, el hecho de incrementar tu fe, ver a tus hijos con incremento de fe y una valoración a la vida, porque hay una posibilidad de no volverse a ver y hoy aquí estamos juntos”.
— Se vienen fechas de festejos, ¿qué les diría a esas personas que minimizan la pandemia?
“Los invito a concientizar, a veces creemos que no nos va a pasar, yo creía que no me iba a pasar. Invito esa gente a que concientice, que escuche los testimonios de personas que hemos vivido esta experiencia, no les deseo ni siquiera un día de hospital a las personas que andan allá afuera. Tenemos 365 días del año donde podemos festejar a mamá en cualquier día.
“Hoy nuestra situación es diferente, hemos vivido, hemos disfrutado playas y las riquezas que nuestro Estado tiene, pero ahí van a esta. Hoy nos toca vivir una experiencia, tenemos que estar restringidos. Somos una familia que nos reunimos todos los domingos a comer, y claro que duele no poder comer, no poder abrazar a la familia, no poder abrazar a mi esposa, a mis hijos”.
— Finalmente, ¿qué le diría al personal del hospital?
“Estoy profundamente agradecido con la Secretaría de Salud, con la doctora que me atendió cuando llegué a urgencias, los médicos que estaban al pendiente de mí, que me demostraron su cariño, de las personas que limpiaban cada media hora, trapeando, me acercaron el cómodo. La enfermera Mayra Granados, que estuvo al pendiente de todos los que estábamos ahí con mucho profesionalismo. Quiero darles las gracias, mi gratitud profunda desde mi corazón por la entrega que tienen en su profesión, por la ética y el profesionalismo que mostraron al arriesgar su vida para salvar la vida de nosotros”.