Hans-Gunnar Liljenwall, el primer deportista en dar positivo en el control antidopaje en México 68

20/05/2018 - 2:22 pm

Cuando el Comité Olímpico Internacional aprobó la introducción de los controles antidopaje por primera vez en los Juegos de 1968 no estaba pensando precisamente en castigar a los consumidores de bebida alcohólicas.

Hans-Gunnar Liljenwall, el primer deportista que dio positivo por dopaje en unos Juegos Olímpicos, los de México 1968. Foto: Twitter / @sabiaescalera

Por Natalia Arriaga

Madrid, 20 mayo (EFE).- Jönköping. Esta pequeña ciudad del sur de Suecia, bañada por el lago Vättern, ha sido cuna de personalidades distinguidas en muy distintos ámbitos, desde la cantante de ABBA Agnetha Fältskog hasta el ex Secretario General de Naciones Unidas Dag Hammarskjöld, pasando por Gideon Sundback…, el inventor de la cremallera.

Pero para la historia del olimpismo su nombre está inevitablemente unido al de Hans-Gunnar Liljenwall, el primer deportista que dio positivo por dopaje en unos Juegos Olímpicos, los de México 1968 que este año celebran su 50 aniversario.

“Me tomé dos cervezas para calmar los nervios”, dijo Liljenwall al ser sometido a control en la competición de tiro, uno de los deportes junto a la hípica, el atletismo, la natación y la esgrima que conforman la disciplina de pentatlón moderno.

Tenía una tasa de alcohol en sangre de 0.81 gramos por litro, suficiente para dar positivo por dopaje. Él había sido octavo en la competición individual y los suecos habían ganado la medalla de bronce por equipos, pero tuvieron que devolverla por culpa de Liljenwall y sus dos cervezas.

Al menos, él aseguró que habían sido dos. Aunque se calcula que un varón de entre 70 y 90 kilos debe ingerir al menos un litro de esa bebida para alcanzar dicha tasa. Según la ficha federativa, el pentatleta pesaba 74 kilos.

Este hombre de ojos claros, nariz grande y frente despejada, nacido en Jönköping el 9 de julio de 1941, ya había participado en los Juegos de 1964, en Tokio. Terminó en el undécimo puesto individual y en el cuarto por equipos.

Su selección subió un puesto cuatro años después, en México’68, pero duró poco en el podio: lo que tardó en descubrirse el positivo de Liljenwall. Otros compañeros de equipo aseguraron que habían bebido lo mismo que él, pero superaron los controles. Los franceses fueron los beneficiados, al heredar el bronce de los suecos.

Lo cierto es que cuando el Comité Olímpico Internacional (COI) aprobó la introducción de los controles antidopaje por primera vez en los Juegos de 1968 no estaba pensando precisamente en castigar a los consumidores ocasionales o habituales de bebidas alcohólicas.

Ocho años antes, en los de Roma 1960, había fallecido, producto de una caída durante la prueba ciclista en ruta, el danés Knud Enemark. Los análisis posteriores revelaron que había tomado anfetaminas.

Varias federaciones deportivas elaboraron en los años siguientes una lista de sustancias prohibidas y el COI se unió en 1967. Los Juegos de Grenoble y los de México estrenaron los controles en las ediciones olímpicas de invierno y de verano.

El positivo de Liljenwall fue el único detectado durante la competición. Ni rastro de anfetaminas u otras sustancias en ningún otro deportista.

Nunca se sabrá si el sueco se tomó sus dos cervezas de forma inocente, para relajarse, o si lo hizo con fines dopantes para serenar el pulso y acertar con sus disparos.

Cuatro años después, en los Juegos de Múnich’72, volvió a competir y acabó quinto en la clasificación individual y vigésimo quinto por equipos.

Foto: Twitter / @LiveSportTalks

A partir de 1968 la bola del dopaje no hizo sino crecer: desde los siete casos de Múnich y los once de Montreal’76 hasta las decenas que, ahora que se guardan las muestras y se reanalizan con métodos más modernos, siguen apareciendo de Pekín 2008 y Londres 2012.

Respecto a la trayectoria posterior de Liljenwall, poco se sabe de él. Nunca ha querido hablar mucho de aquel positivo en los Juegos de México. Parece que vive retirado en el interior de Suecia, sin relevancia pública alguna.

La Agencia Mundial Antidopaje (AMA) sacó este año 2018 el alcohol de la lista de sustancias dopantes. En 2017 solo estaba prohibido en cuatro deportes: automovilismo, motonáutica, deportes aéreos y tiro con arco, por encima de una tasa de 0.10 gramos por litro. Liljenwall se habría librado de la sanción, y el medallero sueco tendría un bronce más, si el vecino de Jönköpinh hubiera nacido cincuenta años más tarde.

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