Cuatro diputados federales habrían faltado a todas las votaciones ordinarias realizadas entre el 1 de febrero y el 26 de abril de 2018. Y cinco más, prácticamente estuvieron ausentes. En general, uno de cada seis diputados faltó a más de la mitad de las votaciones, refieren datos de la Gaceta Parlamentaria del Congreso de la Unión.
Las cifras reflejadas en la Gaceta, al corte del 15 de mayo, pueden ser actualizadas y reflejar menos faltas y faltistas. Sin embargo, la estrechez de información precisa y una cortina de opacidad, limitan la fiscalización ciudadana de los legisladores, refieren especialistas en asuntos parlamentarios.
Para ellos, no hay justificación alguna para que los diputados se ausenten, pues cuando hay inasistencias, más que nada, se observa una “falta de planeación en los trabajos legislativos”.
Ciudad de México, 20 de mayo (SinEmbargo).- Nueve diputados federales se ausentaron a casi todas las votaciones ordinarias que fueron realizadas entre el 1 de febrero y el 26 de abril de 2018, de acuerdo con información de la Gaceta Parlamentaria del Congreso de la Unión. De ellos, cuatro estuvieron ausentes en toda votación. El resto se presentó a votar en una, dos, o tres ocasiones como máximo.
La ex panista Brenda Velázquez Valdez, el perredista Ricardo Ángel Barrientos Ríos, el ecologista Jesús Ricardo Canavati Tafich y el Diputado sin partido Edgar Spinoso Carrera, habrían faltado a las 134 votaciones realizadas en 23 sesiones de periodo ordinario.
En cambio, el priista Charbel Jorge Estefan Chidiac y la morenista Ariadna Montiel Reyes no asistieron a 133. Y la perredista Karen Orney Ramírez Peralta y la pesista Cynthia Gissel García Soberanes, por su parte, sólo fueron a dos votaciones mientras que, la perredista Araceli Madrigal Sánchez, se presentó a cuatro.
SinEmbargo buscó a los diputados Charbel Estefan, Jesús Canavati, Ricardo Barrientos, Ariadna Montiel y Edgar Spinoso para esclarecer los hechos. Hasta el cierre de esta edición, no fue posible contactarlos.
La Diputada Brenda Velázquez, por su lado, aclaró a este medio digital -luego de publicada la nota- que en el periodo aludido “se encontraba de licencia médica por maternidad”. Y en el caso de Cynthia García, su asistente refirió que algunas de sus ausencias estarían ligadas al cáncer que padece.
La información de la Gaceta Parlamentaria también señala que, entre febrero y abril de este año, uno de cada seis diputados faltó a más de la mitad de las sesiones de votación. Pero el hecho de que aparezcan como “ausentes”, no quiere decir que hayan dejado de trabajar o que no hayan justificado su inasistencia.
En primer término, dijeron a SinEmbargo fuentes consultadas del Congreso de la Unión, el número de ausencias por votación es escandaloso si no se considera su distribución por número de sesiones.
Los datos disponibles, al corte del 15 de mayo, arrojan que en las 21 sesiones realizadas del 1 de febrero al 19 de abril, se llevaron al cabo, en promedio, tres votaciones por sesión. En cambio, sólo el 24 de abril fueron realizadas 18; y el día 26, 58 más.
Esto quiere decir que, mientras en el 91.3 por ciento de las sesiones (21 de 23) se efectuó el 43.3 por ciento de las votaciones (58 de 134), en el 8.7 por ciento de las sesiones (2 de 23) fue realizado el 56.7 por ciento de todas las votaciones del periodo (76 de 134).
Debido a que “en las últimas sesiones se votaron dictámenes a granel”, comentaron asesores del Congreso de la Unión, “por la cantidad de asuntos que se tratan en cada sesión, un Diputado que falta un día puede faltar a múltiples votaciones. Por eso, si un Diputado faltó a dos sesiones, pudo haberse reflejado que faltó a la mayor parte de las votaciones”.
Para la doctora Marcela Bravo Aguja, del Centro de Estudios Políticos (CEP) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), esta situación de “dictámenes a granel” se debe a la manera en que se dan las negociaciones para aprobar los puntos, iniciativas y leyes.
“No es que no se trabaje sino que todo se va trabajando al mismo tiempo, y al final, en un mismo día hacen todo […]. Esto es una manera de negociar característica de este sexenio. Así prácticamente se negociaron las reformas estructurales: una decisión en torno a una reforma de cualquier partido, tiene que ver con cómo se tomaron las de otras”, explicó.
La académica de la UNAM refirió que las negociaciones funcionan “por paquetes” de acuerdos. Y hasta que no terminan de negociar todos los puntos involucrados, no pasan las iniciativas y leyes, aún cuando ya estén negociadas (por eso hay “dictámenes a granel”).
El problema, en ese sentido, no es el tipo de negociación. Bravo Aguja dijo que, “lo que sí es particularmente malo, es que no sean transparentes” con la información relativa a la toma de decisiones, que están “absolutamente” politizadas (lo que no necesariamente es malo).
“La mayoría de los diputados sólo levantan las manos […] y las decisiones están en manos de muy pocos, que son los que de manera poco transparente están tomando todas las decisiones entre ellos. Y estas decisiones no sólo se toman en el seno del Congreso, sino que se toman más allá”, comentó la doctora Bravo.
La especialista en temas políticos, abundó que a pesar de que “nadie puede dudar de que este Congreso fue tremendamente eficiente […], el problema es lo oscurito de todas las negociaciones [porque] no se puede entender, por falta de transparencia, cómo estuvo todo. Podemos saber las posturas iniciales y las posturas finales, pero no se sabe todo lo que sucedió en medio […]. Sólo [sabemos] que de repente se destraba todo y todo sale al mismo tiempo”, concluyó al respecto.
JUSTIFICACIONES E INASISTENCIA
El doctor Khemvirg Puente Martínez, especialista en estudios parlamentarios del CEP UNAM, dijo a SinEmbargo que, aunque es normal que al final de cada periodo de sesiones ordinarias haya una gran cantidad de dictámenes, “lo que no es normal es que los legisladores no asistan a las votaciones porque esas votaciones tengan un bajo nivel de quórum” (o presencia).
De acuerdo con el especialista, “el Reglamento [de la Cámara de Diputados] dice que cuando está operando el periodo de sesiones, y hay sesiones del Pleno y hay votaciones, se deben de suspender los trabajos en comisiones para que los legisladores puedan votar en el Pleno. Entonces no hay justificación alguna para que se ausenten”. Cuando hay inasistencias, abundó, lo que se observa es una “falta de planeación en los trabajos legislativos”.
Ulterior al alto grado de inasistencias causado por las votaciones “a granel”, y la falta de transparencia en el proceso de toma de decisiones, está el factor de las correcciones de datos y las justificaciones de los legisladores.
“Hay un primer momento en que la Mesa Directiva publica lo que tiene ahorita. Lo avienta a la Gaceta [Parlamentaria] y al sitio de Internet. Eso es lo que se sube, pero el Reglamento [de la Cámara de Diputados] les da un espacio de días para que los diputados que no pudieron llegar por algún imprevisto de momento, manden las justificaciones correspondientes, se revisen y se actualice la lista [de la Gaceta], que es un segundo momento”, refirieron funcionarios del Congreso de la Unión.
Según el artículo 50 del Reglamento de la Cámara de Diputados, los congresistas tienen hasta cinco días hábiles -a partir del día siguiente en que se produjo la ausencia- para presentar la justificación correspondiente a la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados. Pero “tratándose de faltas continuas”, se lee en el documento, “el término empezará a correr a partir de la última inasistencia”.
Los datos de la Gaceta Parlamentaria deberían, pues, estar actualizados hasta el 30 de abril, cuando cerró el segundo periodo ordinario del tercer año de la LXIII Legislatura. Empero, sólo hay datos hasta el día 26. Además, la información disponible en los informes finales de asistencias e inasistencias del Congreso de la Unión, están actualizados hasta el 6 de marzo y 15 de febrero, respectivamente.
Sobre el conteo de asistencias y votaciones, las fuentes al interior de la Cámara Baja refirieron que “hay una revoltura” por la forma en que opera el Congreso de la Unión y la manera en que la información llega de la Mesa Directiva a la Gaceta Parlamentaria.
Primero, “las votaciones ordinarias son ejercidas de manera electrónica o de viva voz. El registro electrónico se abre media hora antes de la sesión -todo esto queda establecido en el Reglamento interno-. Cuando se cierra el tablero, los que llegaron tarde reciben una tarjeta de retardo que los diputados deben de llenar y entregar a la Mesa Directiva para que aquélla, a su vez, de fe de la asistencia”. Estos retrasos pueden no verse reflejados en la Gaceta, pero en un momento dado, ya que se actualice, podría cambiar el resultado actual.
“Un segundo elemento es cuando faltan a sesión y lo justifican”. Según las fuentes consultadas, así como las cédulas de retardo, los oficios de inasistencia justificada pueden tardar en verse reflejados. Además están las solicitudes de licencia, las reincorporaciones y las salidas de función que pueden no estar incluidas en un principio.
La información disponible en la Cámara Baja refiere que, de los diputados con ausencia (que pueden ser titulares o suplentes, según sea el caso), 139 pidieron algún tipo de permiso para ausentarse, en algún momento, en los tres últimos meses. Asimismo, nueve congresistas “salieron de funciones”, por lo que algunas de sus faltas, o la totalidad de ellas, podrían estar debidamente justificadas.
De acuerdo con el artículo 48, las faltas de los legisladores son justificables en caso de enfermedad, gestación y maternidad, o por el “cumplimiento de encomiendas autorizadas por el Pleno, la Junta, la Mesa Directiva, el Coordinador o alguna comisión a la que pertenezca”.
Asimismo, en el numeral tres de ese mismo artículo, queda establecido que por “ningún motivo se podrán justificar las inasistencias cuando se trate de asuntos de carácter personal”. En caso de inasistencia no justificada, el artículo 193 del Reglamento prevé como consecuencia el descuento de la dieta o salario (3 mil 935 pesos netos, según datos del Presupuesto de Egresos de la Federación 2018).
Los asesores del Congreso de la Unión, asimismo, revelaron que aunado a la complejidad del proceso de registro, existen obstáculos que retardan la actualización de las listas, como en el caso de las versiones estenográficas y los videos de sesiones, que no siempre reflejan el voto aunque en verdad suceda.
“Esas pequeñas diferencias”, sugirieron, “sí suelen ser incuantificables porque difícilmente vas a encontrar testigo; pero en realidad ocurrieron”.
No obstante, por ley, la posibilidad de justificar ausencias tiene un límite. La fracción dos del artículo 50 del Reglamento de la Cámara de Diputados establece que “en ningún caso podrán justificarse más de seis inasistencias en un mismo periodo de Sesiones ordinarias”, salvo en el caso de las extraordinarias, en que la Mesa Directiva “establecerá el número de inasistencias justificables”.
Si nos apegamos a este último apartado, según los datos de la Gaceta Parlamentaria, cada Diputado tendría que haber asistido a por lo menos 17 de las 23 sesiones efectuadas entre febrero y abril del presente año. Sin embargo, hasta el momento, no podemos saber a cabalidad cuántos y quiénes cumplieron con la legislación vigente, o cuántos y quiénes son sujetos de multa por inasistencia.
Entre septiembre de 2015 y diciembre de 2017, sólo 57 diputados pagaron las consecuencias de haber faltado en 106 ocasiones sin justificación, indican datos de la la Dirección General de Finanzas de la Cámara de Diputados.
La media centena de legisladores faltistas, encabezada entonces por la morenista Rocío Nahle García (11 faltas), el independiente Manuel Clouthier Carrillo (7), además de la priista Juana Aurora Cavazos, el perredista Luis Maldonado Venegas y el panista Miguel Ángel Salim Alle (empatados en cinco), supusieron una multa conjunta por 372 mil 335 pesos.