El analista y profesor Mario Campos habló con SinEmbargo sobre su más reciente libro, un texto que escudriña en la relación que hemos establecido con la tecnología, los dispositivos y las redes sociales.
Ciudad de México, 20 de abril (SinEmbargo).– ¿Cómo llegamos a la relación que tenemos con la tecnología? Desde que nos levantamos hasta antes de dormir nos hemos acostumbrado a estar acompañados de dispositivos que nos acercan al mundo de las redes sociales, en el cual nuestras acciones tienen un impacto directo en nuestras vidas.
En ese sentido, el analista y profesor Mario Campos, autor de Batalla por la atención: Cómo dejar de perderse entre pantallas y redes sociales (Aguilar), expuso que lo primero sobre lo que hay que tomar conciencia es cómo llegamos al punto en el que nos encontramos para después poder entender las consecuencias de esto y empezar a replantearnos nuestra relación con la tecnología.
“No vamos a poder encontrar una salida o alternativas para tener quizá una relación más sana con estas plataformas, si no entendemos cuál es la lógica que han seguido para su construcción y qué es la premisa de las plataformas que es retener nuestra atención la mayor cantidad de tiempo posible bajo la premisa de que mientras más tiempo estamos frente a la pantalla más ingresos reciben estas plataformas”, compartió en entrevista.
Y ahondó: “Estamos en un momento en el que tenemos que decidir qué tipo de relación queremos, qué tipo de relación hemos construido hasta este punto y qué tipo de relación queremos hacia adelante con la tecnología. Por eso creo que es correcto y coincido que tenemos la oportunidad o la necesidad de replantearnos la relación. No se trata de regresar a lo que teníamos antes, pero tampoco se trata de continuar con algunas de las inercias, que hoy tenemos porque no todo lo que hemos recibido ha sido positivo y no podemos dejar que la sola industria se regule sino que tenemos que tomar decisiones sobre qué tipo de relación queremos”.
En ese sentido, Campos señaló que es un tema que nos toca a todos de todas las edades porque si bien los más adultos conocen un mundo previo al del teléfono celular y al de las redes sociales, hoy todos, desde los 80 años hasta los más niños tenemos una relación con nuestros dispositivos.
Cuestionado sobre qué tipo de límites deben tener quienes están detrás de esta industria tecnología, recordó que hay otras que crecieron sin ninguna regulación y que al paso del tiempo, vistas las consecuencias, se les establecieron controles.
“Pienso en dos: la industria automotriz no estaba obligada a poner primero ni cinturones de seguridad ni bolsas de aire y hoy nos parece normal que haya una normatividad que establezca que tienen que haber controles. La otra es la industria del tabaco. Durante décadas tampoco hubo una regulación y después nos dimos cuenta que era una sustancia muy adictiva y que por lo tanto había que poner ciertos límites y en ninguno de los casos, ni se prohibieron los automóviles, ni se prohibió el tabaco. En la industria de las redes sociales y de estas plataformas, creo que es la misma discusión, el planteamiento no es prohibirlas y tampoco debe ser censurarlas desde los gobiernos, pero entre la censura y dejarlas absolutamente a su libre decisión hay mucho margen y creo que ahí es donde tiene que darse la discusión”.
Campos expuso que en esa discusión tiene que participar la industria y el resto de la sociedad. “Te pongo un ejemplo el uso de las notificaciones que hoy es una de las herramientas más importantes para mantenernos enganchados a estas plataformas es algo que podríamos revisar porque eso ha generado que nuestra atención se ve interrumpida constantemente y hoy nos cuesta más trabajo poner atención en un conjunto de cosas, el tema de los loops infinitos o los timelines infinitos”.
“En cualquier industria, tienes un principio y un fin. Un libro tiene un principio y un fin; una película tiene un principio y un fin. En este tema del Timeline tú puedes estar literalmente horas navegando sin que te digan en algún momento ya acabaste de ver lo que tenías que ver hoy y este tipo de mecanismos que tienen que ver con la lógica con la que se diseñan las plataformas creo que vale la pena revisarlas y discutirlas porque generan efectos en la conducta de la gente”.
Por ello, enfatizó que no podemos dejar solo al ciudadano frente a la industria como si fuera un tema exclusivamente de su fuerza de voluntad. “Tiene que haber una discusión pública sobre el rol de estas industrias y las consecuencias que su intervención tienen en él”.