Jaime García Chávez
20/03/2023 - 12:03 am
De Hoyos: querer la bolsa y la corona
“Con De Hoyos se refrenda la adhesión a lo peor del neoliberalismo”.
Gustavo De Hoyos levantó la mano como aspirante a la candidatura presidencial de 2024. Se trata de un abogado oriundo de Nuevo León, formado en Baja California, adiestrado en derecho mercantil, pero sobre todo adherente y militante del sindicato patronal conocido por las siglas de COPARMEX, donde históricamente se han agrupado los empresarios más conservadores y recalcitrantes a los principios rectores del capitalismo mexicano.
Está en las antípodas de lo que representa la Cuatroté, MORENA, y en particular es delirante adversario del presidente Andrés Manuel López Obrador, como es más que público y notorio.
Ese dato es esencial para valorar el papel al que aspira en una indiscutible relación partidaria con Acción Nacional, ahora fuerza hegemónica en lo que puede ser la alianza con dos partidos que se encuentran en condición de derrumbe, como el PRI y el PRD. Su aspiración presidencial se inscribe, sin duda, bajo la cobertura de esos tres partidos y, en la geometría política, estaría a la extrema derecha, como también se sabe de sobra.
Hay una crisis de liderazgos en esa formación opositora al oficialismo de MORENA y es relativamente temprano afirmar si la consolidará o se destina a un fracaso del líder empresarial, ahora con ínfulas de aspirante presidencial.
Al levantar la mano permite que se valoren varias circunstancias que van a ir tomando cuerpo a lo largo de los próximos meses. La primera es que lo que se llama “oposición” está sumamente rezagada en cuanto a la postulación de programas y cabezas visibles para presentarla a la sociedad; es decir, está en una época de vacas flacas.
Pero no es eso lo que mejor refleja las pretensiones de Gustavo de Hoyos. En esencia, lo que estaría a debate es la visión que se tiene, por una parte, de la coyuntura preelectoral, y de otra el papel que se le asigna al Estado, en la óptica de un liderazgo COPARMEX que ha estado reiteradamente en contra de lo que representan las tesis progresistas por la equidad y la participación de la riqueza nacional.
En cuanto al primer aspecto, resalto que de llegar a la candidatura, De Hoyos se convertiría en el adversario complementario del discurso de la Cuatroté y de MORENA. Quiero decir que su sola presencia en su eventual candidatura serviría de referente inequívoco para que se demostrara que hay una minoría rapaz que ha erosionado a este país a lo largo de las últimas décadas y al amparo de la larga estadía del PRI en el poder y de dos sexenios panistas.
Para MORENA, tener un adversario así representaría una ventaja, o una especie de regalo del destino para continuar creciendo y ganar un sexenio más para que, en términos amloístas, no regrese la reacción a retrogradar la transformación que, se dice, está en marcha. En otras palabras, sería un candidato a modo para una derrota anunciada, precisamente porque haría cuadrar simétricamente el discurso hegemónico actual. Eso por una parte.
El segundo aspecto habla de las miserias del discurso empresarial encarnado en la COPARMEX en relación al papel del Estado. Aunque COPARMEX ha declamado un discurso democrático, la verdad es que ha sido retórico para fortalecer privilegios, como lo demuestra su larga historia de enfrentamientos con los gobiernos del PRI, particularmente los que se bandeaban hacia el intervencionismo estatal en la economía, la política exterior progresista, y en general todo lo que se significó como “nacionalismo revolucionario”.
Pero eso es la historia que nos permite hacer la anatomía de la COPARMEX, y en particular de Gustavo De Hoyos, algún tiempo su dirigente nacional, no por su peso económico específico, sino como una pieza en el ajedrez, movida por la mano del poder económico real.
Con De Hoyos se refrenda la adhesión a lo peor del neoliberalismo, a las concepciones del Estado policía o el Estado mínimo, no interventor, sino garante de la reproducción del sistema económico excluyente y de privilegio. Aunque parezca antiguo, De Hoyos es de los que concibe al Estado como un consejo de administración con atribuciones delegadas de los que tienen en sus manos el poderío económico.
Para ellos el Estado no tiene una autonomía de ninguna índole, y algún tiempo pudieron considerar a la clase política como simples delegados para la realización de sus intereses, y en este sentido es que veo en la eventual candidatura de Gustavo De Hoyos la pretensión de consolidar en unas cuantas manos la bolsa, es decir el capital, y a la vez el cetro del domino estatal y gubernamental. Y eso, como la COPARMEX misma propaló en algún tiempo, sería un real peligro para México.
Como este texto está escrito desde el balcón chihuahuense, no quiero perder la oportunidad de señalar que a Gustavo De Hoyos se le conoce acá por sus ligas con el exgobernador César Duarte, hoy preso en el CERESO de Aquiles Serdán; con Alejandra De la Vega, que tiene ínfulas de cacique empresarial en Ciudad Juárez, en particular la maquinación que ambos hicieron para cerrarle el paso al empresario Carlos Chavira, montándole un juicio penal que lo llevó al exilio y a un tortuoso procedimiento judicial que lo descarriló de competir por espacios de liderazgo entre empresarios con mayor apertura.
Por la víspera, los días.
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