Activistas y organizaciones civiles alertaron que se avecina un problema de salud pública, pues aseguran que los casos de VIH y Sida han repuntado en México debido a que el tema se desatendió por concentrar todos los esfuerzos a las medidas contra la COVID-19.
Ciudad de México, 20 de marzo (SinEmbargo).- Juan, diagnosticado con el Virus de Inmunodeficiencia Adquirida (VIH) desde hace cuatro años, se dice acostumbrado a que la atención médica que recibe sea incompleta, sin embargo, tampoco esperaba que fuera peor... hasta que llegó el coronavirus.
Organizaciones civiles y activistas entrevistados coinciden que la pandemia de COVID-19 exacerbó los problemas estructurales que las instituciones de salud ya enfrentaban. En particular, personas que viven con VIH como Juan, de 34 años, y Alaín Pinzón, miembro del Consejo para VIH e ITS de la Ciudad de México, sienten que los esfuerzos institucionales se concentraron en atender la nueva pandemia y descuidaron a la que ya se tenía de cierta forma controlada: la del VIH-Sida.
La atención médica para derechohabientes con VIH se paralizó: las citas se redujeron, no hay seguimientos virológicos oportunos y tampoco abasto continuo de medicamentos, mientras que los casos de Sida repuntan y lo peor es que no están siendo detectados, según denunciaron.
“Me parece que la pandemia de VIH-Sida, si antes estaba medianamente atendida, hoy ha sido totalmente desplazada. En materia de VIH estamos parados en un terreno totalmente árido en este momento”, expresó Alaín Pinzón, fundador de la organización VIHve Libre.
Los datos oficiales disponibles confirman que los diagnósticos de VIH se desplomaron durante el confinamiento. Durante el año 2020 se registraron al menos siete mil notificaciones y diagnósticos de VIH, mientras que en el 2019 fueron 17 mil.
“Vemos con muchísimo enojo que no tenemos avances sustanciales en el respeto a los derechos humanos de las personas que vivimos con VIH [...] Tenemos autoridades e instituciones inoperantes —no en todos los casos, pero sí en muchos— porque no tenemos abasto completo de medicamentos ni seguimiento virológico y con todos estos problemas, el VIH se recrudece. En pleno 2020 y 2021 hay personas están muriendo con causas relacionadas al Sida”, añadió el defensor.
Juan es derechohabiente del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) donde, según denunció, no hay laboratorios para realizarse los estudios necesarios para mantener controlada su enfermedad. Acudir a la farmacia se convirtió en un nido de estrés ante la latente posibilidad que las pastillas que requiere no estén disponibles, pues el desabasto de medicamentos se ha vuelto algo común.
“Siempre ha sido pésimo el servicio, en los cuatro años yo he visto al doctor como dos veces. La 'atención' se reducía sólo a darte las pastillas, incluso he tenido que hacer los estudios por mi parte. Se suponía que desde el 2020 iban a empezar hacer los estudios directamente en el Hospital General, al que yo voy por los medicamentos, pero todo el año pregunté sobre los estudios y sólo me decían que no había”, narró.
Lo reprochable de la situación, explicó Pinzón, no es que hayan cerrado los servicios de salud o la reducción de horarios o de trabajadores, sino que el Estado tampoco ofreció alternativas.
"Al inicio de la pandemia todo empezó a verse muy gris para las personas que vivimos con VIH y también para las personas que tienen otro tipo de enfermedades crónico degenerativas”.
Diversas instituciones han realizado un esfuerzo importante y un trabajo remarcable, aclaró el activista. La Secretaría de Salud federal, los institutos de tercer nivel, el GEA González, algunos centros ambulatorios para la prevención y atención en Sida e Infecciones de Transmisión Sexual (CAPASITS) y las clínicas especializadas en Condesa, Iztapalapa y Cuauhtémoc, son algunas de ellas. Sin embargo, en el IMSS, Pemex, Fuerzas Armadas y los subsistemas estatales para trabajadores del Estado (pensiones civiles) todavía se reportan problemas, principalmente, en el abasto oportuno de medicamentos.
“Son lugares en donde se rezagó mucho la atención y en donde los usuarios están viéndose realmente afectados para conocer su estatus de salud, lo cual, las personas que viven con VIH deben de tener en cuenta siempre”, detalló.
La organización VIHve Libre, con presencia en 30 estados, reportó que del 10 de diciembre de 2019 hasta el 20 de noviembre de 2020, al menos 575 personas fueron atendidas por desabasto o desfase de medicamento antirretroviral.
El problema de desabasto no es exclusivo de México. Una encuesta realizada por ONUSIDA a mediados de 2020 concluyó que cinco de cada 10 personas latinoamericanas con VIH han presentado dificultades para obtener su tratamiento; además de que sólo tres de cada 10 obtuvieron tratamiento antirretroviral para más de dos meses. Al 49 por ciento, en tanto, sólo le ha alcanzado para un mes, mientras que dos de cada 10 personas no han contado con tratamiento para terminar el mes.
El pasado 1 de marzo, el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación en la Ciudad de México (COPRED) reportó que existen cerca de 50 mil personas que viven con VIH en la Ciudad de México y que el porcentaje de personas en tratamiento antirretroviral (TAR) indetectable en la capital del país es del 90 por ciento.
En México se han diagnosticado a nivel nacional 313 mil 969 casos de VIH desde el año 1983, de los cuales, se estima que 187 mil 873 personas se encontraban vivas, de acuerdo con datos de Censida.
EL SIDA GANA TERRENO
La falta de control virológico puede incidir en que una persona llegue a una etapa definitoria de Sida, apuntó Alaín Pinzón al exponer que las muertes por Sida repuntaron desde el año pasado. En ello coincide Elvira Madrid Romero, directora de Brigada Callejera Elisa Martínez, asociación que brinda apoyo a trabajadoras sexuales, con presencia en 27 estados de la República.
“Las enfermedades de transmisión sexual están creciendo. Algo que teníamos controlado de hace 30 años, estamos retrocediendo. A las compañeras no les están haciendo su test de carga viral y su conteo de CD4. Hay compañeras que desde que inició el año 2020 no les han hecho esos exámenes y en otros casos, ni siquiera les están dando sus retrovirales. No solo se nos están muriendo de COVID-19, están muriendo de Sida”, dijo la defensora.
Al menos 29 personas que se encontraban en fase de Sida fueron atendidas por VIHve Libre; de éstas, al menos 16 personas fallecieron por causas relacionadas a esta enfermedad.
“El que siga habiendo casos de Sida y muertes por Sida en el 2021, en plena era del indetectable intrasmisible, eso nos habla mucho del descuido que hay al respecto de la pandemia del VIH y Sida”.
CONSECUENCIAS
La reducción en las detecciones y diagnósticos es otro factor que preocupa a organizaciones y activistas. Madrid Romero ha denunciado en varias ocasiones que dejaron de aplicar pruebas de VIH a las personas dedicadas al trabajo sexual.
“Me indigna que algunos lugares ni siquiera les estén haciendo las pruebas de VIH que ellas están solicitando y que les vendan los condones de sector salud a 10 pesos”, denunció.
No obstante, la falta de pruebas no es sólo a personas de trabajo sexual. Alaín Pinzón dijo que detrás de la reducción en las estadísticas de diagnósticos, si bien puede ser multifactorial, se debe a la implementación de la jornada de sana distancia, con la cual dejaron de aplicar parcialmente pruebas para detectar enfermedades de transmisión sexual.
“Es escandaloso; jamás había visto ese nivel de reducción de diagnósticos, más de la mitad sólo en el caso de VIH y en la detección de sífilis bajó 57 por ciento”, abundó.
Los defensores alertaron que se avecina un problema de salud pública, ya que la falta de diagnóstico disparará el número de nuevos casos y quienes no tengan una detección temprana, podrían llegar a una etapa de Sida que generará un costo más elevado al Estado.
“Cuando dejas de detectar y hacer pruebas de diagnóstico, obviamente hay gente que va a ir por la vida con VIH sin saberlo y eso va a traer dos problemas de salud pública de dimensiones catastróficas”, advirtió Pinzón.
¿Y A LOS QUE YA LES DIO COVID?
Gerardo y Ernesto, quienes viven con VIH y enfermaron de COVID-19, están convencidos que contraer SARS-CoV-2 es una ruleta rusa; la única certeza es lo incierto de cómo reaccionará el virus en cada cuerpo y del calvario que pasan quienes lo padecen.
Una de las creencias que surgieron con el transcurso del coronavirus, es que los pacientes con VIH no les ha impactado gravemente porque toman retrovirales. Ernesto Badillo, quien desde hace 25 años vive con VIH, no descarta esta teoría, aunque está consciente que no está comprobada científicamente.
El hombre de 55 años enfermó de COVID igual que su hermano Carlos, tres años mayor que él. Ambos padecían de diabetes, su familiar tenía obesidad mientras que Ernesto además padece hipertensión y VIH.
La enfermedad por el SARS-CoV-2 se complicó en los dos. Ernesto, tras ocho días de hospitalización, superó el virus, pero su hermano no corrió con la misma suerte y murió. Ernesto cree que quizá la ingesta de ARV le ayudó.
Gerardo no piensa igual y asegura que la creencia de que los retrovirales ayudan es sólo un mito. El hombre de 47 años, diagnosticado con VIH desde hace 16, recuerda con amargura el desenlace de los hechos ocurridos en diciembre de 2020. Él y su pareja, 10 años mayor, enfermaron; el panorama era más gris para Gerardo, tenía mayor carga viral de VIH y peor conteo de CD4, pero el virus se llevó a su ser amado.
Sumada a la pena que lo embargó por la muerte de su pareja, tuvo que lidiar desde el encierro de su enfermedad con todos los trámites para que pudiera ser cremado. Con ayuda de sus familiares se dispuso a hacer los trámites y tuvo que esperar otros cuatro días más para que la cremación tuviera lugar. En todas las funerarias la situación estaba al límite y no había más que aguantar. “Un familiar me llevó las cenizas a mi casa, y pues ya lo tuve ahí con velas, flores, todo, y pues ya tuve que recuperarme y atender mis tratamientos... de todos los padecimientos que tiene uno, el Covid fue una experiencia que me marcó mucho”, relató Gerardo.
México registraba, hasta octubre de 2020, seis mil 315 casos probables de pacientes con VIH que enfermaron de COVID-19, de los cuales, en el 38 por ciento de los casos se confirmó el contagio. De los casos confirmados, el 33 por ciento requirieron hospitalización y 13 por ciento fallecieron, de acuerdo con el último reporte presentado por la Directora General del Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH y el sida (Censida), Alethse De la Torre Rosas.