Economía

La pandemia ignorada

El encierro por COVID agravó violencia de género y retrasó esfuerzos para frenarla

20/01/2022 - 10:09 pm

Aunque en 2020 el mundo se reconfiguró y la mayoría tuvo que permanecer en sus casas, la “pandemia ignorada” incrementó su número de víctimas debido a que las personas vulnerables tuvieron que convivir con sus agresores, a que las mujeres perdieron sus empleos —que además suelen ser menor remunerados que los hombres—, y a que muchas de ellas tuvieron que dedicar mayor tiempo al hogar, y por tanto, al trabajo no remunerado. 

Ciudad de México, 20 de enero (SinEmbargo).- La pandemia de coronavirus ha eliminado una tercera parte de los avances que podrían haberse alcanzado para acabar con la violencia de género en 2030, según el estudio más reciente sobre desigualdad hecho por Oxfam.

De acuerdo con el reporte titulado La Desigualdad Mata, la violencia contra las mujeres y niñas se ha convertido en “la pandemia ignorada” debido a que en los últimos tiempos, las medidas de confinamiento junto con las tensiones económicas y el desempleo, el cierre de los servicios, el incremento del trabajo de cuidados y la escasez de recursos, han contribuido al crecimiento de las agresiones perpetradas contra este sector poblacional.

Según las estimaciones, en 2020 se incrementó la violencia contra las mujeres un 20 por ciento, lo que representa que por cada tres meses de confinamiento; es decir habría habido 15 millones más de casos de violencia en la pareja. Como reflejo de esto, la organización expone que en el Reino Unido, los asesinatos de mujeres en un mes prácticamente triplicaron el promedio de dicho mes de la última década; mientras que en Israel, la tasa de feminicidios se ha incrementado en un tercio.

El caso de México, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) dio a conocer que de enero a noviembre de 2021 se contabilizaron tres mil 462 mujeres asesinadas, un promedio de más de 10 al día. De la cifra total, dos mil 540 fueron víctimas de homicidio doloso mientras que 922 sufrieron un feminicidio. Este último delito creció un 3.25 por ciento frente a los primeros 11 meses de 2020, cuando se reportaron 893.

La violencia de género a nivel mundial cuesta alrededor del 2 por ciento del PIB global, pero sólo se destina el 0.0002 por ciento de los fondos de respuesta de coronavirus. Foto: Captura de pantalla, informe “La Desigualdad Mata”, de la Oxfam.

Pese a estas cifras de violencia de género a nivel global, esta problemática tan sólo ha recibido el 0.0002 por ciento de los fondos de respuesta al coronavirus.

“Un estudio realizado en cinco países reveló que, a pesar de que las instituciones financieras internacionales, incluido el Banco Mundial y el Banco Africano de Desarrollo, ampliaron en conjunto 11 mil 740 millones de dólares la financiación de la respuesta ante el coronavirus, tan sólo un minúsculo porcentaje de esos fondos se destinó a luchar contra la violencia de género. Esto se debe al carácter violento y desigual de las políticas y estrategias económicas”, subraya el análisis de la Oxfam.

La organización agrega que en el mundo son asesinadas 67 mil mujeres, 30 mil de ellas mueren a manos de sus parejas o exparejas, y 37 mil a consecuencia de la mutilación genital femenina. Y recalca que es cierto que la violencia de género —causada por el machismo y las normas sociales alzadas en un mundo patriarcal— también afecta a los hombres, aunque con una cifra sumamente menor, pues ha cobrado la vida de 6 mil 500 hombres al año asesinados por sus parejas o exparejas.

No obstante, “estas cifras son sólo la punta del iceberg del número total de muertes provocadas por la violencia de género”, ya que en la estimación de la Oxfam no se incluyen otros tipos de violencia de género como lo son los crímenes de honor y la violencia sexual, las muertes relacionadas con empleos de alto riesgo como el trabajo sexual, los empleos precarios e informales, o los empleos en sectores conocidos por utilizar prácticas de explotación, como la industria textil.

Mujeres y niñas forman parte de las estadísticas mundiales de violencia de género. Pese a que las cifras son altas, en éstas no se contabilizan violencias por agresión sexual o por mutilación genital. Foto: Cuartoscuro.

“En el mundo hay 143 millones de mujeres menos de las que deberían por la combinación del exceso de mortalidad femenina y el aborto en función del sexo del feto (por la preferencia de hijos varones)”, se lee en el estudio, el cual también reportó que en 2020, el exceso de mortalidad femenina se estimó en 1.7 millones, y el de abortos por razones de sexo en 1.5 millones.

Las violencias contra las mujeres y niñas surgen a nivel mundial en un contexto en el que más de mil millones de ellas carecen de protección legal frente a agresiones sexuales perpetrada por su pareja o un miembro de la familia, y aproximadamente mil 400 millones se encuentran desprotegidas legalmente frente a la violencia económica en el ámbito doméstico.

En ambas cuestiones se tienen casi nulos avances sociales, ya que aunque en al menos 155 países se han aprobado leyes sobre violencia doméstica, y 140 cuentan también con legislación para combatir el acoso sexual en el trabajo, “incluso donde existen este tipo de leyes, no está garantizado que cumplan con los estándares y recomendaciones internacionales, ni que se apliquen y cumplan de manera efectiva”.

MUJERES Y LA VIOLENCIA ECONÓMICA

Muchas de las violencias que se generan contra las mujeres están ligadas a la falta de inclusión social y económica de este sector poblacional. De acuerdo con la Oxfam, la falta de una legislación que garantice estos derechos culmina en cifras alarmantes de víctimas y supervivientes de violencia de género, ya que se limita el acceso de las mujeres a oportunidades y recursos económicos como la educación, el empleo y los recursos financieros; lo que provocará un confinamiento de ellas en el ámbito doméstico, o las obliga a recaer en empleos inseguros y mal pagados, normalmente en el sector informal. El conjunto de todo lo anterior se nombra como violencia económica.

El estudio también expone que las mujeres siguen encabezando la mano de obra peor remunerada y más desprotegida del mundo a causa de las desigualdades de género en la división del trabajo, pues mientras que los hombres dedican la mayoría de su tiempo de trabajo a empleos remunerados, las mujeres realizan la mayor parte del trabajo no remunerado.

Este problema, refiere, viene desde las normas sociales patriarcales y machistas, las cuales arraigan la idea de que el trabajo de cuidados no remunerado es responsabilidad de las mujeres y las niñas, algo que ha empeorado a causa de la pandemia ya que se han aumentado los niveles de trabajo doméstico no remunerado en el momento en que las familias se han visto confinadas al hogar: no sólo por el cuidado de las infancias, sino también porque en las configuraciones familiares tradicionalistas, aunque la pareja también se encuentre en casa, es la mujer la que “debe realizar las labores del hogar en su mayoría o totalidad”, como por ejemplo, hacer la comida para los tres momentos del día.

Además de la razón de género, las mujeres son propensas a sufrir otro tipo de desigualdad que varía por su entidad geográfica, su color de piel, su nivel de estudios y/o su etnia. Foto: Cuartoscuro.

Pese a no ser remunerado, las labores domésticas y el trabajo de cuidados no pagado que llevan a cabo las mujeres supone una enorme contribución a la economía. Según los datos de la Oxfam este tipo de trabajo aporta un valor añadido de, al menos, 10.8 billones de dólares. “Sin embargo, sigue siendo una labor invisible, no reconocida y minusvalorada por la sociedad, la economía y la toma de decisiones políticas”.

Además, a nivel mundial hay 740 millones de mujeres que trabajan en la economía informal y sólo durante el primer mes de la pandemia, sus ingresos se redujeron en un 60 por ciento (pérdida equivalente a más de 396 mil millones de dólares). A la par, el desempleo afectó severamente a las mujeres luego de la imposición de medidas de confinamiento y distanciamiento social provocaran una caída drástica en los empleos de la rama turística, ocupados mayoritariamente por mujeres.

LA SOLUCIÓN: PROMOVER LA IGUALDAD Y ABOLIR EL SEXISMO

El coste de esta “pandemia ignorada” no sólo afecta a las mujeres y niñas, también termina por perjudicar en la sociedad general, ya que según ONU Mujeres, el coste de la violencia contra las mujeres podría ascender a aproximadamente el 2 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial, lo cual equivale a 1.5 billones de dólares.

Oxfam apunta a que las inversiones podrían ser la clave para cambiar esta situación, ya que calcula que acabar con la violencia de género en 132 países prioritarios para 2030por medio de programas de prevención y respuesta, y del apoyo a movimientos y activistas feministas, incluidas las organizaciones de defensa de los derechos de las mujeresascendería a 42 mil millones de dólares.

“Estos grupos están en la primera línea de la prevención y respuesta de la violencia de género, pero carecen de la financiación necesaria y están excluidos de los espacios de toma de decisiones Acabar con la violencia de género es posible. Para lograrlo, es necesario abordar sus causas de raíz, empezando por la promoción de la justicia y la equidad de género en las sociedades, los modelos económicos y la toma de decisiones”, apunta.

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Y aunque considera que acabar con la violencia por razón de género no reside únicamente en el dinero, la inversión en este ámbito puede ser de gran ayuda para contribuir a salvar vidas y poner fin a dicha problemática.

“Es necesario revertir esta situación, especialmente en lo que respecta a las inversiones que contribuyan a cuestionar las normas sociales y culturales que dictan qué tipo de trabajos pueden o no desempeñar las mujeres; que hacen recaer la mayor parte del trabajo de cuidados sobre los hombros de mujeres y niñas; que impiden a las mujeres poseer bienes, y que justifican la violencia y los abusos que se cometen contra ellas”, enfatiza el reporte “La Desigualda Mata”.

Por último, la organización apunta hacia un término de las leyes sexistas que discriminan a las mujeres, y aprobar nuevas leyes que promuevan la igualdad de género, ya que debido a éstas, casi 3 mil millones de mujeres en todo el mundo no pueden acceder, por ley, a las mismas opciones laborales que los hombres.

En el mundo son las mujeres las que ocupan la mayor parte del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, el cual se ha incrementado a causa de los confinamientos por COVID-19. Foto: Cuartoscuro.

El informe destaca que de las 189 economías evaluadas por el Banco Mundial (BM) en 2018, 104 todavía mantienen leyes que impiden a las mujeres ejercer trabajos concretos y, en 18 de ellas, los maridos todavía pueden impedir legalmente que sus mujeres trabajen.

“Estas leyes discriminatorias no son accidentes fortuitos: los gobiernos y parlamentos pueden cambiarlas mediante la aprobación de leyes progresistas. Es imprescindible que la legislación existente se aplique de manera efectiva, pero es aún más importante que se aprueben nuevas leyes que permitan, por ejemplo, garantizar licencias por maternidad remuneradas de una duración mínima de 14 semanas, y avanzar progresivamente derechos de todas las personas que proveen cuidados, garantizándoles un sueldo digno. Los gobiernos y las instituciones contabilizan lo que consideran importante, y la financiación para recopilar datos sobre género ha sido crónicamente insuficiente. La falta de datos de calidad desglosados por género, raza, edad y otras características ha socavado los esfuerzos por cubrir las necesidades de las personas más afectadas por crisis que se retroalimentan entre sí”, finaliza.

Valeria González Cervantes
Es feminista y Comunicóloga por la Facultad de Estudios Superiores Acatlán de la Universidad Nacional Autónoma de México. Tiene una gran afición por la lectura de ficción. Comenzó su carrera en La Hora Nacional.
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