Los científicos aún no logran ponerse de acuerdo respecto a la definición del estrés, sin embargo, lo que se debe tener claro es que es una respuesta fisiológica normal del organismo para hacer frente a una demanda del entorno.
Madrid, 20 de enero (EuroaPress).- Vivimos en la sociedad de la inmediatez, lo que implica un alto grado de estrés en la totalidad de nuestros quehaceres cotidianos. Sin embargo, aun hoy y casi 100 años después de los primeros estudios sobre el estrés, los científicos siguen sin ponerse de acuerdo sobre cuál es la mejor manera de definirlo sin llevar a equívoco.
“Esto ha provocado que el estrés haya sido considerado a la vez bueno y malo, así como facilitador y obstáculo, o inofensivo y peligroso”, subraya el psicólogo clínico Xavier Torres en El Estrés (editorial Amat).
Lo que sí hay que tener claro es el estrés es una respuesta fisiológica normal del organismo para hacer frente a una demanda del entorno. “Esta respuesta es imprescindible para la vida y extremadamente eficaz para la supervivencia y la reproducción. De hecho, la respuesta del estrés será la misma tanto si se está a punto de ser atacado por un oso, como si fuera de conocer al amor de tu vida “, agrega.
Mientras, en una entrevista con EuropaPress, el presidente de la Sociedad Española para el estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS), Antonio Cano, remarca que el estrés es beneficioso en general puesto que supone un proceso de adaptación de la persona a una determinada o varias demandas.
“Cuando tenemos muchas necesidades tenemos que poner en marcha nuestros recursos y tenemos que activarlos, nuestros procesos cognitivos, o nuestras respuestas fisiológicas, por ejemplo, como la tensión, la tasa cardíaca, la respiración, para los dinares de más energía y poder hacer más cosas o de forma más intensa o más ágil, y así poder responder a las demandas que se nos presentan ”, aclara este especialista.
Por tanto el estrés supone un proceso de activación, y sirve para atender las necesidades del medio. “Es un proceso adaptativo aunque siempre hablamos de los problemas que nos genera el estrés, porque no podemos mantener un estado de excesiva activación de forma permanente porque nos agotamos, es decir, es un mecanismo que sirve para un momento y no actuar de manera continua”, aclara.
Con ello, defiende que se necesita descansar y reponer lo que gastamos en forma de alimentos, y de descanso, al mismo tiempo que Cano Vindel destaca que el estrés es un proceso que te ayuda.
¿EXISTEN BENEFICIOS DEL ESTRÉS PARA NUESTRA SALUD?
Torres indica por otro lado que estudios recientes afirman que las condiciones ambientales estresantes durante la gestación o los primeros meses de vida, como tener problemas económicos o dificultades sociales, pueden tener consecuencias positivas en la capacidad de problemas a los mismos problemas en la adolescencia o en la edad adulta.
“Por tanto, el estrés puede reducir la capacidad de adaptación, pero también sirve para preparar al individuo a la hora de afrontar la manera eficazmente determinada, como si se tratara de un aprendizaje precoz que nos prepara para manejar situaciones complicadas en el futuro”, explica el psicólogo clínico.
A su vez, reseña que cuando se enseña a las personas que el estrés es beneficioso para el rendimiento estos presentan una respuesta más relajada a las pruebas de estrés social (como hablar en público por ejemplo), pero a su juicio “lo más sorprendente” es que su organismo también reacciona de manera distinta.
“Sus vasos sanguíneos permanentes relajados en vez de contraídos, lo que, aparte de ser mucho más saludable, parece más a la manera de responder de una persona que adopta un desafío con plena confianza que es de una persona aterrorizada por la anticipación de un fracaso seguro”, agrega.
Eso sí, el experto recuerda que, por supuesto, las personas no deben buscar el estrés porque sea beneficioso, sino que se debe entender que se trata en cierta medida de una ayuda de la que dispone el ser humano a la hora de enfrentarse a los retos y que determina que el organismo actúe en consecuencia, y por tanto que éste sea menos dañino para nuestra salud física y mental.
Por otro lado, y aunque la mayor parte de personas manejemos el estrés con razonable eficacia, en determinadas condiciones y para determinadas personas la incapacidad para manejar las demandas del entorno puede ejercer el sorprendente efecto de convertir esta respuesta del estrés en nociva, y de modificar nuestro organismo poniendo en peligro nuestra salud, haciéndonos más vulnerables a algunas enfermedades, o incluso empeorando el curso de las que ya padecemos.