A Guadalupe Campanur Tapai, la primera mujer que se integró al grupo de guardabosques de Cherán, Michoacán, la describen como “extraordinaria”, libre e inquebrantable. Presenció lo más duro que enfrentó el pueblo purépecha que expulsó a criminales y partidos políticos.
“Le tocaron los comienzos duros, los enfrentamientos contra los talamontes e integrantes de organizaciones dedicadas al narcotráfico que estaban aquí en la región purépecha. Era una pieza importante en la defensa de la comunidad”, relata Alejandra Guillén, su amiga.
El 17 de enero del 2018, tras siete años de lucha, Lupita fue localizada sin vida en el kilómetro 15 de la carretera Carapan-Playa Azul, en Chilchota. La estrangularon.
Ciudad de México, 20 de enero (SinEmbargo).- La comunidad indígena de Cherán no soportó más los abusos y la falta de acción de los políticos. Fue el 15 de abril del 2011 cuando iniciaron el movimiento para frenar a las organizaciones criminales y, de paso, a las autoridades. Ese pueblo autónomo e insurrecto contó con Guadalupe Campanur Tapia, una mujer politizada, clara, alegre y fuerte.
Campanur, de origen purépecha, recorrió los bosques de su Cherán. Desde 2011 trabajó por la justicia, la seguridad y la restitución del territorio. Era una de las fundadoras de la Ronda Comunitaria, en el municipio michoacano. Se enlistó, también, al grupo de guardabosques –la primera que lo hizo, a pesar de los obstáculos–. Tenía 32 años el día en que fue asesinada y abandonada a las afueras de Chilchota, a 124 kilómetros de Morelia.
“Entrenó para todo. Era maravillosa para caminar. Conocía el entorno. Le tocaron los comienzos duros, los enfrentamientos contra los talamontes e integrantes de organizaciones dedicadas al narcotráfico que estaban aquí en la región purépecha. Era una pieza importante en la defensa de la comunidad”, describe la periodista Alejandra Guillén, amiga y compañera de travesías de Guadalupe, a SinEmbargo.
La gente de Cherán se organizó, levantó barricadas y creó “las fogatas”. Extirpó los tumores cancerígenos de la región. Entre los cambios, nació la Ronda Comunitaria, conformada por dos equipos y encargada de la seguridad del pueblo. Ahí actuó Campanur, la mujer por la que hoy organizaciones civiles piden justicia.
“Lupita vivirá por siempre en nuestros corazones. Cherán existe y resiste por la dignidad de las mujeres, incansables luchadoras, que florecen rebeldes”, uno de los mensajes dirigidos a Tapia.
LUPITA: GENEROSA CON SU PUEBLO
Lupita, recuerda Guillén, era “una mujer extraordinaria”. Hacía amistad con la gente que visitaba sus comunidad. Inalcanzable. Generosa y compartida. No tenía problemas con mostrar el territorio y lo que habían construido. Sus actividades iban desde cortar leña hasta realizar caminatas largas de reconocimiento del territorio.
“Era simpática, risueña. Era una mujer libre. Siempre señaló y combatió los abusos del patriarcado. Se aferró a participar junto a los guardabosques. Poco a poco se fue integrando y se hizo una de las personas de confianza de ese grupo tan importante, el que protegía los bosques –donde ocurrían los enfrentamientos–”, agrega Alejandra.
Guadalupe ha sido descrita como activista. Sin embargo, matiza la entrevistada, ahí, en Cherán, “no se usa mucho la palabra activista. Se entiende más como un sentido comunitario, como un deber, como una obligación de resguardar la vida de toda la comunidad. El resguardo de la tierra, del bosque y el alimento, las cosas sagradas”.
En redes sociales, Lupita compartía los paisajes que veía. Árboles, fogatas a la mitad del bosque, su sonrisa, el fuego, la área y el océano, protagonistas de las imágenes.
“Siempre la vi entregada por completo a su comunidad, preocupada por su seguridad. Siempre fue una mujer muy activa. Muy participativa. Todo el tiempo estaba hablando de la comunidad, de lo que le gustaba caminar. Una mujer politizada. Muy clara con la comunidad”.
CARRETERA CARAPAN-PLAYA AZUL
Campanur Tapai fue localizada sin signos vitales el 17 de enero del 2018. Habrían pasado entre 36 y 48 horas desde el deceso. Los responsables dejaron el cuerpo sobre el kilómetro 15 de la carretera Carapan-Playa Azul, en el predio denominado Irapio.
“Una vez que personal especializado en medicina forense practicó la necropsia que marca la ley, se estableció que la causa de la muerte de la víctima, identificada como María Guadalupe Campanur, de 32 años de edad, fue asfixia mecánica por estrangulación”, reveló la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE).
Una credencial condujo a su identidad. Su cuerpo, reconocido por la familia, fue trasladado hasta Zamora, Michoacán.
Las autoridades del Estado gobernado por el perredista Silvano Aureoles Conejo indicaron que continuarían con las indagatorias, con el análisis de indicios y testimonios, “a efecto de lograr el pleno esclarecimiento de los hechos y detener al o los responsables”.
Los cercanos de Lupita le dieron el último adiós el jueves 19.
“Hoy les pido que hagamos todo lo que sea necesario para que éste caso cobre relevancia a nivel internacional, al punto que todos los ojos estén puestos en los agentes del Estado y quienes ejercen algún tipo de autoridad involucrada para resolver el caso de Guadalupe”, pidió en redes sociales Carolina Márquez, testigo del entierro.
Activistas, periodistas que la conocían, familiares y amigos lanzaron una campaña bajo el hashtag #JusticiaparaLupita para exigir que su asesinato no quede impune.
De acuerdo con datos de la agencia EFE, más de 2 mil mujeres fueron asesinadas en México sólo en el 2017.