Beatriz Rivas habló con SinEmbargo sobre su más reciente libro, una novela de pasión entre cuatro personajes históricos: Víctor Hugo, Juliette Drouet, François Mitterrand y Anne Pingeot.
Ciudad de México, 19 de noviembre (SinEmbargo).– “La ropa que cubre el amor ha cambiado mucho, pero esos instintos de amar, de relacionarse con el otro, de formar vínculos, creo que siguen siendo iguales”, compartió en entrevista la escritora Beatriz Rivas, con motivo de su más reciente libro Voces en la sombra (Alfaguara), una novela que explora las relaciones extramaritales entre Víctor Hugo y Juliette Drouet, y el expresidente francés François Mitterrand y Anne Pingeot.
“Advierto un poco al principio de la novela que no todo es real”, comentó la autora en entrevista con SinEmbargo. “Llegué al Museo de Víctor Hugo y vi el retrato de una mujer y me acerqué porque me pareció un retrato impresionante, entonces me acerqué porque estaba yo segura precisamente que iba a ser Adèle (Foucher), que era la esposa, y vi que no, que era Juliette, y a partir de ese momento, empecé a ver por todos lados que se mencionaba a Juliette hasta que me enteré que había sido la amante de Víctor Hugo durante 50 años”.
No obstante, Beatriz Rivas confesó que, en un principio, se resistió a escribir esta novela porque encontró algunas similitudes con otro de sus libros Dios se fue de viaje, donde ahonda en las vidas de Gerda Taro, que fue una fotógrafa de guerra, y Émilie du Châtelet, una de las primeras científicas francesas. “Entonces dije ‘cómo le voy a hacer para que no parezca una copia de mi propia novela, un auto plagio’, es lo que me hacía resistir a escribir este libro, pero de verdad eran historias tan interesantes y sobre todo, también los personajes masculinos, son personajes muy fuertes, personajes muy atractivos”.
“Qué podemos decir de Víctor Hugo, yo sólo sabía que era un gran escritor, había leído Los Miserables, Notre Dame de París, pero no tenía mucho más conocimiento, pues resulta que era un hombre casi universal, es chistoso, él quería ser político y fue escritor, y François Mitterrand quería ser escritor y fue político, dos hombres muy cultos, muy inteligentes, muy astutos, muy tenaces, lo que se proponían lo conseguían, todos sus objetivos, amaban la vida, estos son muy sensibles, amaban comer, amaban el buen vino, les gustaba caminar mucho, ellos pensaban mientras caminaban, muy sensibles al arte, a la música, en fin, entonces dije ‘no me queda de otra más que escribir la novela, aunque no quiera’, y lo que sí hice fue tratar de contarla de manera distinta”, expresó.
Para Rivas, tanto Juliette Drouet como Anne Pingeot la eligieron en su viaje a Francia y por lo mismo optó por contar sus vidas a través de los lentes de la ficción. “Es como si la historia tuviera vida y se fuera metiendo en diferentes personajes a lo largo del tiempo, y yo creo que también muchos personajes, como digo ‘muchos lectores se van a reconocer en estas historias’, estoy segura que muchas mujeres y hombres han pasado por algo parecido, por arrebatos pasionales parecidos, por escenas de celo parecidas, por las cartas de amor que llegan a una cursilería de horror, por confesiones, por pensar que uno no puede vivir sin el otro”.
Un elemento que reconoció en estas historias es cómo se va repitiendo la historia y va pasando por todas las épocas del ser humano, de tal manera que encontró coincidencias impresionantes. “Eso sí es completamente real, ahí sí no hay novela porque yo de repente iba diciendo ‘a ver, no puede ser que escogí dos personajes’, bueno sí, porque me llegaron en un mismo viaje, en momentos diferentes pero en cuestión de una semana, que yo no sabía casi nada sobre ellos, y de pronto ya en la investigación me doy cuenta, por ejemplo, que Víctor Hugo luchó toda su vida contra la pena de muerte y fue François el Presidente que quita la pena de muerte en 1980 y tantos, que a mí me pareció impresionante que la guillotina siguiera funcionando hasta hace realmente tan poco”, contó.
Y en ese sentido, ahondó: “Víctor Hugo también luchó por una unión económica europea, él decía ‘no puede ser que haya fronteras, que haya tantas monedas, debería de haber una Unión Europea’, nosotros pensamos que es algo más actual y no, él ya lo pensaba desde esa época y quien firma el Tratado de Maastricht es François, ambos perdieron hijos, ambos decidieron nunca dejar a sus esposas, pero tuvieron un amante fija toda su vida, pero además eran ojo alegre, entonces tuvieron muchas más amantes, ambos pensaban al caminar, o sea, hay tantas coincidencias que yo dije ‘no lo puedo creer’, parece que todo estuvo planeado para que yo pudiera ser esta novela, no quisiera pensarlo así”.
Beatriz Rivas planteó que el éxito de la novela histórica se debe a que a mucha gente le interesa leer sobre vidas de grandes personajes y escogen más este género que la biografía porque desmitifica y baja del pedestal a los grandes hombres y mujeres de la historia. “Estás casi con ellos tomando un café en la sala de tu casa, eso es lo rico, que puedes verlos, puedes ponerte casi en su piel y ver sus errores, ver sus claroscuros, nos damos cuenta que no todo es blanco o negro, que hay un gran conjunto de tonalidades de grises, y ver también, creo que es importante, que no hay los malos y los buenos, y tampoco hay a las víctimas”.
En este último punto señaló que aunque en una primer instancia se puede hablar de “las pobres esposas a quienes abandonaron y las otras víctimas puede ser las amantes” expusó que “aquí te das cuenta del contexto de cada quien también de su época, por qué cada uno tomó las decisiones que tomó, por qué cada uno hizo lo que hizo, escogió tal o tal camino”.
“A mí una de las cosas que más me sorprendió leyendo todos los libros que leí para hacer esta novela es que las primeras que le ponen los cuernos a los maridos fueron ellas, las esposas, Adele muy recién casada se enamora del mejor amigo de Víctor Hugo, y Danielle se enamora de su profesor de tenis y llega a tener una larga relación con con él, larga y abierta, tan abierta que cuando llegaba a François a la casa, entraba al cuarto de la esposa y estaba dormida con el amante y hasta los despertaba para decirles ‘vean esta noticia’ y se sentaba con ellos a leerles algo del periódico y comían muchas veces juntos los tres con los dos hijos de la pareja”, refirió al respecto.
Por ello anotó que los prejuicios y ver los temas desde un solo punto de vista no es sano ni util: “yo creo que eso es importante también de esta novela, podemos meternos en la piel del otro y poder ver un tema desde muchas perspectivas diferentes y también es en esa distancia que son dos relaciones, otra vez prohibidas entre comillas, pero una en 1800 y otra en 1900, qué diferencias había, hasta la hasta la diferente manera de escribirse, de redactar, ahora sería interesante hacer una del 2023 y lo más triste sería que no habría material para hacer una novela porque nadie habría dejado diarios ni cartas, ya no tenemos esa costumbre, ahorita una pareja se escribe, si es que se escribe, por WhatsApp, y ya ni siquiera por WhatsApp porque los pueden cachar, ya no sé cómo se comunicarán los amantes en estos días, pero la esencia que es la pasión del enamoramiento, la necesidad de estar con alguien más, pues ahí sigue, y es lo que lo que nos sigue moviendo, creo el amor es esta gran fuerza y energía que realmente mueve al mundo”.