La llamada llegó después de una tensa jornada en la que Palmer y el otro republicano de la junta, William Hartmann, se negaron inicialmente a certificar los resultados de las elecciones.
Washington, 19 de noviembre (EFE).- El Presidente de Estrados Unidos, Donald Trump, telefoneó el martes a una de los apoderados encargados de certificar el resultado de las elecciones en parte del estado clave de Michigan, aparentemente para presionarla con el fin de que cambiara su decisión de validar la victoria del mandatario electo, Joe Biden.
La republicana Monica Palmer, una de los cuatro miembros de la junta electoral del condado de Wayne -donde se encuentra Detroit-, dijo este jueves al diario The Washington Post que Trump la llamó el martes por la noche, justo después de que sus compañeros y ella hubieran certificado la victoria de Biden en su distrito.
Al día siguiente de la llamada de Trump, este miércoles, Palmer y el otro integrante republicano de la junta electoral de ese condado anunciaron que querían retirar su certificación de los resultados, algo que las autoridades de Michigan han indicado que no permitirán.
«Recibí una llamada del Presidente Trump, a última hora del martes, tras la reunión» por videoconferencia para certificar los resultados, afirmó Palmer en un mensaje enviado al Post.
La apoderada del partido de Trump aseguró que no sintió presión del Presidente para cambiar de postura y que este sólo le expresó «preocupación por su seguridad», debido a los presuntos mensajes amenazantes que Palmer dijo haber recibido ese día.
La llamada llegó después de una tensa jornada en la que Palmer y el otro republicano de la junta, William Hartmann, se negaron inicialmente a certificar los resultados de las elecciones.
Sin embargo, ambos accedieron a hacerlo finalmente, tras una fuerte polémica en la que les acusaron de intentar obstaculizar el sufragio de los afroamericanos, que son mayoría en Detroit y respaldaron en masa a Biden, y que históricamente han enfrentado trabas para votar en todo Estados Unidos.
El miércoles, tras la llamada de Trump a Palmer, los dos declararon que se les había presionado inadecuadamente para certificar el resultado de las elecciones y que querían cambiar su postura, además de exigir una auditoría de los votos en Detroit.
La oficina de la secretaria de Estado de Michigan, la demócrata Jocelyn Benson, dijo este jueves que no hay «ningún mecanismo legal» para que esos dos apoderados retiren su voto, y que el proceso en el estado seguirá adelante, con una reunión el próximo lunes en la que la junta electoral de todo el estado certificará el resultado.
La campaña de reelección de Trump anunció también este jueves que había retirado su demanda en Michigan porque había «conseguido» que no se certificaran los resultados en el condado de Wayne, algo que es falso, pues los republicanos no podrán cambiar su voto.
La estrategia legal de la campaña de Trump para desafiar los resultados no está dando resultados significativos, y para dar la vuelta al resultado de las elecciones del pasado 3 de noviembre, tendrían que demostrar ante los tribunales un fraude mayúsculo no sólo en uno, sino en múltiples estados clave, algo extremadamente improbable.
El abogado de Trump, Rudy Giuliani, insistió este jueves sin ninguna prueba en que hubo «un plan centralizado» para ejecutar un presunto fraude electoral en varias ciudades demócratas, y aseguró que su campaña podría presentar aún nuevas demandas en Arizona, Virginia y Nuevo México.