Son miles de indígenas tsotsiles en desplazamiento forzado ante el temor de que los asesinen, tal y como ha sucedido ya con algunos de sus compañeros.
En la región de Los Altos de Chiapas, ha aumentado la actividad de grupos armados, que acosan y destruyen a comunidades como Chavajebal y Puebla.
Por Mitzi Fuentes
San Cristóbal de las Casas (México), 19 nov (EFE).- Miles de indígenas tsotsiles se han visto desplazados de sus comunidades en los últimos días ante la presencia de grupos armados en la zona de Los Altos en Chiapas.
El éxodo más reciente ocurrió en la comunidad Chavajeval, del municipio de San Juan del Bosque, donde unas 2 mil personas salieron de sus casas para refugiarse en San Cristóbal de las Casas, la tercera ciudad más importante del estado.
Mujeres con sus hijos en brazos y acompañados de ancianos han dejado todo atrás, sus pertenencias, sus humildes casas, el cafetal, la milpa de maíz y sus animales de corral.
Son miles de indígenas tsotsiles en desplazamiento forzado ante el temor de que los maten al igual que ha sucedido con alguno de sus compañeros.
En la región de Los Altos de Chiapas, ha aumentado la actividad de grupos armados, que asuelan a comunidades como Chavajebal y Puebla.
Sin alimentos ni agua, muchos de estos indígenas están en las montañas cercanas, en las que sufren las inclemencias del frío, otros están en albergues en condiciones precarias; los niños ya presentan los síntomas de la desnutrición.
Los desplazados de Chenalhó van de un lado a otro exigiendo justicia por haber sido obligados a dejar su casa, la milpa de maíz y todas sus pertenencias.
La misma situación están viviendo al menos 15 familias de religión evangélica que fueron expulsados de San Gregorio Las Casas, en el municipio de Huixtán.
Al paso de los días se suman más desplazamientos forzados de familias completas que hoy exigen justicia por esta situación.
“Mi nombre es Elena Gómez Palez. Somos expulsados de San Gregorio, fuimos expulsados sólo por ser evangélicos por profesar una fe distinta a los católicos”.
Asegura que su comunidad es de católicos tradicionalistas y que para no ser expulsados “tienes que aceptar, tienes que adorar un ídolo”.
“No estamos acostumbrados a hacer eso sino que creemos en un Dios vivo que es el único que nos da la vida cada día por él tenemos salvación”, apostilla.
Las familias de Bosque aseguran que han sido desplazados por los zapatistas en un conflico que se agudizó con la muerte del comisariado Miguel Pérez, el pasado 24 de octubre.
“Mataron al compañero, por eso huimos; tenemos mucho miedo, hay disparos por eso huimos, no queremos morir todavía, por eso nosotros venimos acá”, asegura Liliana Gómez Núñez, desplazada de Chavajeval, municipio de El Bosque.
Catalina Etzin, una de las desplazadas del ejido Puebla, comentó que han acudido a manifestaciones luego de que las autoridades no cumplen las promesas que les hacen para volver a sus casas por lo que vuelven a salir de sus comunidades.
“Volvimos porque el Gobierno [encabezado por Manuel Velasco Coello] se comprometió a muchas cosas que están incumplidas y hasta el momento se ha cancelado el alimento que nos mandaba, ahorita estamos sin alimentos, sin medicamentos por eso estamos aquí con los niños sufriendo”, explica.
Miguel López Santis explicó que fueron expulsados a balazos por no apoyar a la ex presidente municipal, Rosa Pérez, del Partido Verde Ecologista de México (PVEM).
“Salimos porque fue un conflicto electoral, el Partido Verde estaba obligando a apoyar a la presidenta, empezó el conflicto y empezó la balacera. La presidenta municipal activó a los grupos armados, a los paramilitares en el ejido Puebla”, denuncia.
Por ello, sostiene, “salimos para no morir. Como ya mataron a uno de nuestros compañeros tuvimos que huir”, señala López Santis sobre los más de 240 personas que dejaron su comunidad desde el 2016. EFE.