Vecinas y vecinos de San Gregorio, en Xochimilco, tuvieron que responder organizándose porque en cinco años y dos administraciones del Gobierno de la Ciudad de México aún no son atendidos pese a que perdieron sus casas o se vieron afectados por el sismo del 19S.
Ciudad de México, 19 de septiembre (SinEmbargo).– "Aquí siempre tenemos miedo", así describe Francisco cómo han sido para él y su familia los cinco años que han vivido en Xochimilco en su casa dañada por el sismo del 19 de septiembre de 2017. Como él, habitantes de San Gregorio, en la Ciudad de México, siguen a la espera de que el Gobierno capitalino les garantice una vivienda digna.
En septiembre de 2017 el pueblo de San Gregorio fue uno de las más afectados por el terremoto de intensidad 7.1 registrado en Morelos, en el límite con Puebla. De acuerdo con datos de la Comisión para la Reconstrucción de la capital, desde entonces mil 593 viviendas han sido rehabilitadas y ya fueron entregadas en Xochimilco, 204 están en proceso de obra, otras 406 están en proceso administrativo y según está información sólo una está por iniciar el trámite para ser restaurada.
Francisco Alvarado fue uno de los damnificados que después del sismo buscó ayuda porque el piso de la casa en la que ha vivido desde 1985 se fracturó, la pared de su sala, que también funcionaba como muro con vista a la calle, se derrumbó y el piso de arriba quedó inclinado, y así continúa desde entonces. Aunque la Comisión de Reconstrucción le dio un folio con el que le dijeron que podría seguir el estatus de las acciones de las autoridades para apoyarlo con su vivienda, no ha tenido avances.
"Lo que tenemos a cinco años es el miedo, el riesgo a perder no nada más la casa, sino la salud y nuestra vida".
Francisco recuerda que el único apoyo que ha recibido en estos cinco años fue en 2018, cuando obtuvo 10 mil pesos del Fondo de Reconstrucción que el Gobierno capitalino destinó para las personas damnificadas.
"Nos dieron sólo una parte porque dijeron que serían 30 mil pesos, pero nunca llegaron. El dinero lo usamos para construir una barda", dice mientras señala los ladrillos que colocó para cubrir el hueco que antes daba a la calle, a unos metros del deportivo San Gregorio.
Lamenta que en este tiempo sólo ha podido hacer esa mejora, pues con su pensión como jubilado de la Secretaría de Educación Pública no le alcanza para más. También dice estar triste porque, como él, varios de sus vecinos en Xochimilco aún no reciben ayuda.
Mientras muestra lo que quedó de su sala, que ahora es un cuarto abierto donde guarda cajas y muebles, recuerda que el sismo también dejó daños en la salud de su esposa, quien el día que tembló se lesionó las rodillas al caerse y desde entonces recibe tratamientos.
Francisco opina que la atención de las autoridades ha sido desigual, pues sí hay vecinos que fueron apoyados, pero en algunos casos, denuncia, los procesos se aceleraron por la cercanía que las personas tenían con trabajadores de la Alcaldía.
Para Elizabeth Sánchez, quien perdió su casa durante el sismo, un factor que también influyó fue la visibilidad de las casas afectadas. En septiembre de 2017 ella vivía en la zona chinampera de San Gregorio con su esposo y sus dos hijos menores de edad, pero tuvo que organizarse con vecinas y vecinos de la Alcaldía para exigir que personal de la demarcación se acercara al lugar a comprobar que varias viviendas, incluida la suya, se cayeron.
Después del sismo recibió apoyo pero por parte de una organización civil que le construyó un refugio temporal de madera en el lugar donde estaba su casa. Ahí vivió con su familia por dos años, luego tuvo que buscar otro lugar porque el frío empeoró la salud de uno de sus hijos.
"Yo tengo dos niños, uno de seis años, el otro de cuatro años. El mayor sufrió neumonía en 2017, entonces el cambio de temperatura le afecta demasiado, por eso nosotros salimos de aquí, ya no podíamos estar más tiempo", comenta.
Fue hasta este año, cuando se acercó a un colectivo de vecinas de la Alcaldía, que consiguió asesoría para recibir el apoyo de renta que ofrece el Plan para la Reconstrucción Integral de la Ciudad de México, con el que paga un espacio donde vive ella y su familia. Ahora está a la espera de ser reubicada en otro edificio.
Elizabeth tiene claro que estos avances los consiguió gracias a las protestas a las que se sumó con otras vecinas y vecinos de Xochimilco, quienes desde hace años exigen atención del Gobierno.
"Estamos esperando que nos digan dónde nos van a reubicar, sí es muy desgastante estar de trámite en trámite, pidiendo, casi rogando que vengan las autoridades y comprueben que no estamos bien, que varios no tienen dónde vivir", menciona.
Cerca del refugio temporal que habitó Elizabeth hay predios abandonados o con casas dañadas. El paso del tiempo y la indiferencia de las autoridades desmotivó a sus habitantes. Eso pasó con su mamá, quien vive a unos metros de donde estaba la casa de Elizabeth.
"A mí mamá le dijeron [personal del Gobierno capitalino en 2017] que no le iban a ayudar y que a donde fuera le dirían lo mismo porque su casa está en una zona inestable, entonces dejó de pedir ayuda y como pudo ha tratado de reconstruir su casa", dice Jessica, hermana de Elizabeth, mientras señala las láminas que su mamá colocó para cubrir la pared que se calló luego del 19 de septiembre de hace cinco años.
Al interior dos polines sirven ahora como columna para detener medidores de luz y a varias de las paredes que se quebraron les colocaron pedazos de madera para evitar que la casa colapse.
Jessica vivió de cerca cómo puede afectar a las personas no tener el respaldo de las autoridades, por ello se acercó como voluntaria a Enlace Xochimilco, un colectivo que se reforzó a raíz del sismo y junto a Isabelle De la Luz, una vecina de la Alcaldía y activista, ahora asesora a vecinos para que sus trámites en la Comisión de Reconstrucción avancen, además de trabajar en un comedor comunitario de San Gregorio.
"Yo creo que nadie es más ni menos que otra persona, entonces lo que he visto es que entre más te juntes con otras personas, más te hacen caso las autoridades. Mientras eso pasa somos los vecinos los que respondemos y nos ayudamos", asegura.