Busco desacralizar la idea de familia como núcleo de sociedad ideal: Bibiana Camacho

19/08/2023 - 12:00 am

La escritora Bibiana Camacho habló con SinEmbargo sobre su novela Sangre nueva, en donde apunta a los claroscuros de una relación entre madre e hija, y cuestiona las ideas preconcebidas sobre la familia.

Ciudad de México, 19 de agosto (SinEmbargo).– Ante la muerte de Mamá, Casandra se muda al departamento en donde creció y padeció su relación con ella y Padre, a quienes evocará en el día a día que pasará en ese lugar, ahora acompañada de su novio, Fernando, y ante el constante asedio de sus vecinas.

Pronto, el lugar amenazará su cordura ante la idea de que Mamá busca comunicarse con ella y el recuerdo de una infancia marcada por el abuso. Por si fuera poco, sentirá cómo su compañero, sumergido en un escrito eterno, se confabula con sus vecinas mayores de edad para adentrarse aún más en el mundo de fantasmas de un pasado.

La historia corresponde a la más reciente novela de Bibiana Camacho, Sangre nueva (Random House), que lleva al lector a cuestionar las ideas preconcebidas sobre la familia, la Mamá, el Padre y la relación de pareja.

“La idea era desacralizar esa idea de la familia como núcleo de la sociedad ideal y feliz, y armónico, y mostrar estos claroscuros que, además, no se dan por sí mismos, vienen, son el peso de una tradición que todos venimos arrastrando y en la que difícilmente pensamos, porque tampoco sabemos cómo sustraernos de ella”, expresó en entrevista la autora.

Camacho comentó que con esta historia buscó cuestionar la idealización de lo que es ser madre, ser hija o hijo, una idealización que siempre nos ha querido mostrar la sociedad desde el cine hasta los personajes emblemáticos que siempre son “madrecitas abnegadas que dan todo y la vida nunca ha sido así, la verdad, o sea, tiene sus claroscuros y nadie, ninguna persona es completamente ni buena ni mala, aquí hay un montón de grises, un abanico de grises amplísimo en el que nos movemos todos”.

En ese sentido también pone el dedo sobre un tema del que cada vez se habla más: el no ser incondicional con la vida familiar. “Nos han educado así siempre, estos lazos familiares que son irrompibles, pero también puede ocurrir y ocurre con mucha frecuencia, que dentro de las propias familias uno no se lleva bien y no tiene por qué, uno tiene personalidades distintas, intereses distintos, pocas veces hay una comprensión porque, y ni siquiera creo que sea porque las familias sean malas sino porque están tratando de alguna manera de proteger su propio entorno, y protegerlo quiere decir no cambiarlo, seguir como el mismo rumbo que que han seguido hasta entonces y un cambio de dirección, incluso ligero, puede ser catastrófico porque es desconocido”.

Al mismo tiempo, la escritora mexicana hace una crítica formidable en relación a la figura paterna y al mismo tiempo a la relación de parejas. En la novela se les llama Padre y Mamá a los progenitores de Casandra. Así, sin nombres.

Portada de la novela Sangre nueva (Random House). Foto: Especial

“Fue completamente voluntario poner Padre por un lado y Mamá por otro, Mamá, una cosa más entrañable y más cercana, por supuesto, y el Padre también como una figura de poder, como una figura que representa y que siempre se ha dicho, el padre de familia, el jefe de familia, por tradición en la literatura, en la vida, en las telenovelas, al señor no se le toca, así como si fuera nada más por representar esa figura, como si no tuviera ningún tropiezo, como si todas las decisiones que tomara fueran las adecuadas”, expresó.

Y añadió: “Por eso quise usar así Padre nada más, sin ponerle ningún nombre, sin dotarlo de ningún rostro, porque cuando uno le da nombres a los personajes invariablemente los lectores, con las experiencias que tenemos otras lecturas, nosotros mismos, ya con nombre nosotros lo empezamos a dotar de algún rostro, aunque lo inventemos, todos tenemos una idea de algún hombre que se relaciona con alguien o, incluso, con nosotros, y aquí la idea era que fuera una figura que pudiera ser más universal”.

En cuanto a la creación de la atmósfera y sus presencias fantasmales en un espacio en donde los tiempos se funden, Bibiana Camacho expuso que a ella le gusta mucho pensar en los espacios pequeños y pensar que cualquier espacio es susceptible de tener fantasmas.

“Va a sonar ahí aquí como muy fantasioso, pero de verdad, sí lo creo, que los espacios absorben las energías de la gente que vivió ahí, que murió ahí, de las situaciones que ocurrieron, por eso está este mito que a todos nos fascina de las casas embrujadas, lugares donde ocurrieron cosas o que hubo ahí familias que tuvieron situaciones extrañas, pero yo también digo claro, la casa embrujada no necesariamente es la casa victoriana, o la de las lomas o la de no sé, también puede ser un espacio chiquito de Infonavit, puede ser un un cuartito de azotea, en este caso es un departamento donde ocurren tantas cosas y se empalman los tiempos”, apuntó.

Obed Rosas
Es licenciado en Comunicación y Periodismo por la FES Aragón de la UNAM. Estudió, además, Lengua y Literatura Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras.
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