Héctor L. Frisbie
19/08/2022 - 12:05 am
Los consultorios de farmacia y la salud en México
“Lo que sucede con los consultorios de farmacia y sus servicios es solamente una consecuencia de más de 40 años de un intento persistente e incesante de quienes han ostentado el poder en México por hacer de la salud un negocio”.
La existencia, el auge y la innegable necesidad de los consultorios de farmacia son síntomas del arduo trabajo que significó minar, mermar e intentar destruir el sistema de salud pública asistencial en México.
Hace más de 40 años iniciaron los intentos por destruir el sistema de salud pública. Personas con un interés meramente comercial visualizaron el potencial negocio que sería privatizar la salud en México, en hacerla un negocio. El punto de inflexión más importante se inició cuando se descubrió la vetas de la subrogación de servicios. En ese momento se empezaron a disminuir los presupuestos de instituciones como el IMSS y el ISSSTE y otras instituciones civiles dependientes de presupuestos gubernamentales.
Empezaron a surgir médicos, políticos y otros funcionarios públicos que o abrían sus farmacias, comercializadoras, consultorías con las cuales “facilitaban” el acceso a los servicios de la salud o el acceso a servicios auxiliares como estudios de imagen, servicios de laboratorio, ambulancias y de paso se hacían acaudalados influyentes con silla de voz y voto en instituciones encargadas de la toma de decisiones de salud pública. El interés del Estado para cumplir el artículo 4o constitucional se abandonó en los hechos y al mismo tiempo como es característico en la hipocresía del discurso político se reforzó el discurso de “la solidaridad” y el “amor por la gente“.
Con la creación del llamado “Seguro Popular“ se alcanzó el sueño de la privatización poniendo en un documento ahora si de manera explícita que cuando los hospitales y los servicios del Estado no fueran suficientes se subrogarían los servicios, se crearon tabuladores, igualas, montos para servicios como hospitalización, cirugía, radiología, laboratorio y otros más. Al mismo tiempo en el “sexenio del empleo” se terminó súbitamente la creación de plazas con prestaciones laborales y se crearon los contratos de servicios para todos los trabajadores que se contrataban a través del seguro popular. Los empleados estaban obligados a firmar un contrato trimestral que tenían que renovar cada tres meses y con esto el Estado renunciaba a proveer protección laboral a lo que también por ley están obligados. Crearon un inmenso aparato que estaba destinado a subrogar servicios principalmente y al mismo tiempo crearon una base laboral desprotegida con salarios que si bien eran un poco más elevados que el promedio carecían de prestación alguna y los trabajadores serán responsables de su salud, fondo de retiro, sin derecho a vacaciones o días de enfermedad o días libres.
El doctor Ángel Córdova Villalobos como Secretario de Salud fue quien contuvo una destrucción aún mayor del sistema de salud en el sexenio en el cual Felipe Calderón se sentó en la silla presidencial. Los intentos por privatizar los servicios de salud se hicieron aún mayores.
Después de una extraordinaria decisión de la Secretaría de Salud encabezada por el Dr. Ángel Córdova Villalobos por hacer obligatorio el uso de recetas para adquirir antibióticos en las farmacias dado que en México era el lugar número uno en generación de resistencias bacterianas por el uso indiscriminado y no indicado apropiadamente de antibióticos, los bandidos involucrados en la distribución, importación y venta de medicamentos vieron una veta jugosa. Se disminuyó significativamente el número de ventas en las farmacias ya que hasta el 46 por ciento de los medicamentos e ingresos en las farmacias provenían de la venta de antibióticos. Para tratar de librar esta barrera que evitaba a las personas acceder a medicamentos sin receta se crearon consultorios de farmacia y de esta manera se facilitaba el acceso a los antibióticos.
Con el paso del tiempo el sistema de salud con una muy pobre capacidad de atención de pacientes hizo que las personas empezarán a acudir a los consultorios de farmacia. Una vez más como muchos modelos de negocio creados para usar el dinero presupuestal con fines de grupo o personales el servicio no es el óptimo, los trabajadores son explotados y las estructuras que crean para hacer lo que debería hacer el Gobierno son de mala calidad porque el objetivo primordial no es la prestación de servicios de salud es el lucro, el enriquecimiento. Los profesionales médicos mujeres y hombres que trabajan en esos consultorios prestando servicios de salud para los cuales han estudiado y han sido entrenados tienen salarios miserables, jornadas de trabajo mas allá de lo contemplado en la ley laboral y carecen de prestaciones. El sistema de salud no tiene la capacidad de ofrecer ni la atención a los pacientes ni la oferta de trabajo a esos mas de 60 mil médicos laborando en consultorios de farmacia. Si estos consultorios desaparecieran el sistema de salud nacional se colapsaría ya que no sería capaz de recibir las cerca de 350 mil consultas diarias que se ofrecen en estos establecimientos.
Lo que sucede con los consultorios de farmacia y sus servicios es solamente una consecuencia de más de 40 años de un intento persistente e incesante de quienes han ostentado el poder en México por hacer de la salud un negocio. Han construido una Red de complicidades y negocios más que un robusto sistema de salud que algún día fue orgullo nacional y un modelo imitado, replicado en muchos países del mundo. Llevará tiempo recuperar este servicio y será sólo a través de funcionarios públicos comprometidos con la salud pública que no cedan a la tentación de enriquecerse.
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