Tanto en México como en Estados Unidos, padres, políticos, autoridades y expertos de la salud debaten si el regreso a clases presenciales no repuntará el número de casos de COVID-19 en niños, quienes también sufren contagios e incluso pueden ser hospitalizados si presentan síntomas graves.
Por Lindsey Tanner
Washington, 19 de agosto (AP).– Justo cuando Estados Unidos está reabriendo las puertas de sus escuelas, las camas de hospital se están llenando de niños en números récord en lugar de las aulas, debido a una oleada de enfermos con COVID-19.
El repunte de casos de coronavirus está causando más ansiedad y enfrentando a los padres de familia, administradores y políticos en todo Estados Unidos, especialmente en estados como Florida y Texas, donde los gobernadores republicanos han prohibido que las escuelas obliguen a los jóvenes a usar mascarilla. Los científicos aún tienen que determinar si la variante Delta, que es altamente contagiosa, causa una enfermedad más grave a las personas o si los niños son más vulnerables a ella.
El niño Francisco Rosales fue ingresado en el Centro Médico Infantil de Dallas con COVID-19, pasando problemas para respirar, niveles de oxígeno peligrosamente bajos y un resultado incierto. Se suponía que un día antes debía comenzar sus clases de cuarto grado de primaria.
Su madre, Yessica González, nunca pensó que eso le fuera a suceder a Francisco, un niño normalmente sano e inquieto. De 9 años, era demasiado pequeño para vacunarse. La mayoría de la familia sí se vacunó. Su madre había escuchado que los niños rara vez se enfermaban de coronavirus.
Pero con la variante Delta avanzando por todo el país, los niños están llenando las camas de las unidades de cuidado intensivo de los hospitales en cantidades récord, incluso más que en el punto álgido de la pandemia.
Muchos son demasiado jóvenes para recibir alguna de las vacunas, que sólo están disponibles para los mayores de 12 años.
Con millones de niños regresando este mes a las aulas, los expertos dicen que lo que está en juego es indudablemente alto.
Aunque las tasas de hospitalización pediátrica por COVID-19 son más bajas que las de los adultos, han aumentado en las últimas semanas, al alcanzar 0.41 por cada 100 mil niños de 0 a 17 años, en comparación con 0.31 por cada 100 mil, el máximo anterior que se alcanzó a mediados de enero, según un informe del 13 de agosto por parte de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés).
Las tasas de infección muy altas “realmente están haciendo que nuestros hospitales infantiles se sientan abrumados”, dijo el doctor Buddy Creech, un especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad de Vanderbilt que ayuda a liderar la investigación sobre la vacuna de Moderna para niños menores de 12 años. Creech dijo que probablemente esas inyecciones no estén disponibles durante varios meses.
“Estoy realmente preocupada”, dijo la doctora Sonja Rasmussen, pediatra y experta en salud pública de la Universidad de Florida. “Es muy decepcionante ver que esos números vuelven a subir”.