En el laboratorio, los investigadores utilizaron tintes fluorescentes en las muestras de tejido para detectar y visualizar la presencia de ACE2 bajo un microscopio y comparar los niveles de ACE2 en diferentes tipos de células y partes de la nariz y las vías respiratorias superiores.
Madrid, 19 de agosto (Europa Press).- Investigadores que estudian el tejido extraído de la nariz de pacientes durante una cirugía creen que pueden haber descubierto la razón por la que tantas personas con COVID-19 pierden el sentido del olfato, incluso cuando no tienen otros síntomas.
En sus experimentos, encontraron niveles extremadamente altos de enzima convertidora de angiotensina II (ACE-2) sólo en el área de la nariz responsable del olfato. Se cree que esta enzima es el “punto de entrada” que permite que el coronavirus entre en las células del cuerpo y cause una infección.
Los investigadores dicen que sus hallazgos, que publican en el European Respiratory Journal, la revista científica oficial de la Sociedad Respiratoria Europea, ofrecen pistas sobre por qué la COVID-19 es tan infecciosa y sugieren que dirigirse a esta parte del cuerpo podría ofrecer tratamientos más efectivos.
El estudio fue realizado por el profesor Andrew P. Lane, director de la división de rinología y cirugía de la base del cráneo, y el doctor Mengfei Chen, investigador asociado y colegas de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, en Estados Unidos.
New #SARSCoV preprint: Elevated ACE2 expression in the olfactory neuroepithelium: implications for anosmia and upper respiratory SARS-CoV-2 entry and replication https://t.co/L9YaSYHWGZ
— Outbreak Science (@outbreaksci) May 11, 2020
El profesor Lane explica: “Me especializo en problemas nasales y sinusales, por lo que la pérdida del sentido del olfato en COVID-19 es de particular interés clínico para mí. Mientras que otros virus respiratorios generalmente causan pérdida del sentido del olfato a través de la obstrucción del flujo de aire debido a a la hinchazón de las fosas nasales, este virus a veces causa pérdida del olfato en ausencia de otros síntomas nasales”.
El equipo utilizó muestras de tejido de la parte posterior de la nariz de 23 pacientes, extraídas durante procedimientos quirúrgicos endoscópicos para afecciones como tumores o rinosinusitis crónica, una enfermedad inflamatoria de la nariz y los senos nasales. También estudiaron biopsias de la tráquea de siete pacientes. Ninguno de los pacientes había sido diagnosticado con coronavirus.
En el laboratorio, los investigadores utilizaron tintes fluorescentes en las muestras de tejido para detectar y visualizar la presencia de ACE2 bajo un microscopio y comparar los niveles de ACE2 en diferentes tipos de células y partes de la nariz y las vías respiratorias superiores.
Encontraron, con mucho, la mayor cantidad de ACE2 en las células de revestimiento del epitelio olfatorio, el área en la parte posterior de la nariz donde el cuerpo detecta los olores.
Los niveles de ECA2 en estas células eran entre 200 y 700 veces más altos que en otros tejidos de la nariz y la tráquea, y encontraron niveles igualmente altos en todas las muestras de epitelio olfatorio, independientemente de si el paciente había sido tratado por rinosinusitis crónica u otra enfermedad. No se detectó ACE2 en las neuronas olfativas, las células nerviosas que transmiten información sobre los olores al cerebro.
El doctor Chen destaca que “esta técnica permitió ver que los niveles de ACE2, la proteína del “punto de entrada” de la COVID-19, eran más altos en la parte de la nariz que nos permite oler. Estos resultados sugieren que esta área de la nariz podría estar donde el coronavirus está ganando entrada al cuerpo”, apunta.
“El epitelio olfativo es una parte del cuerpo bastante fácil de alcanzar para un virus, no está enterrado profundamente en nuestro cuerpo, y los niveles muy altos de ACE2 que encontramos allí podrían explicar por qué es tan fácil contraer COVID-19”, añade.
El profesor Lane adelanta que ahora están haciendo más experimentos en el laboratorio “para ver si el virus realmente está utilizando estas células para acceder e infectar el cuerpo. Si ese es el caso, es posible que podamos abordar la infección con terapias antivirales administradas directamente por la nariz”, avanza.
Tobias Welte, expresidente de la Sociedad Respiratoria Europea, profesor de Medicina Pulmonar y director del Departamento de Enfermedades Pulmonares e Infecciosas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Hannover (Alemania), que no participó en la investigación destaca la importancia de este estudio.
“Sabemos que muchas infecciones respiratorias comunes, como la tos y los resfriados, pueden hacernos perder temporalmente el sentido del olfato junto con una nariz tapada o dolor de garganta –explica–. Investigaciones anteriores han demostrado que COVID-19 es inusual porque no poder oler puede ser el único síntoma. Este es un estudio inteligente que examina por qué podría ser así”.
“Sugiere que la parte de nuestra nariz responsable del olfato también podría ser el lugar donde el coronavirus se afianza en el cuerpo. Este hallazgo deberá confirmarse, pero ofrece posibles nuevas vías para tratar la infección”, continúa.