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Francisco Ortiz Pinchetti

19/07/2024 - 12:04 am

El regreso del Covid… y de la indolencia

“Los preocupantes indicadores sobre un posible rebrote del Covid-19 debieran ser suficientes para tomar medidas drásticas que detengan la nueva proliferación del virus”.

“La utilidad del cubrebocas en particular ha sido sobradamente probada a nivel mundial, como lo confirman las reiteradas recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud”. Foto: Crisanta Espinosa Aguilar, Cuartoscuro.

Hace ocho días, cuando me trepé al atiborrado Metrobús en Insurgentes Sur  para trasladarme a la fonda de la colonia Del Valle donde suelo desayunar con mis amigos cada semana, me percaté que yo era el único pasajero que portaba cubrebocas.  Miré para un lado y otro y hasta donde pude revisar visualmente a la inestable concurrencia no registré ningún otro caso. Eso sí, todos llevaban un teléfono celular que no dejaban de mirar como enajenados y varios unos audífonos clavados en las orejas, lo que los mantenía alejados del mundanal ruido, ensimismados en su concierto particular.

Tampoco veo ya clientes embozados en los supermercados y las tiendas, ni en el metro u otros medios de transporte. Tampoco en el cine ni en la cola de las totillas. Ni en las clínicas del IMSS, como he constatado en la número 28 donde antes lo hacían a uno hasta lavarse las manos antes de entrar.  El hospital del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición “Salvador Zubirán” es la excepción. Desde la emergencia sanitaria hasta la fecha nadie puede ingresar a las diversas áreas sin llevar el trapito que debiera cubrir nariz y boca, aunque muchos lo usan al estilo de los bandidos de Río Frio.

Es un hecho que pasado el horror de la pandemia, que costó más de 800 mil vidas en el país,  los capitalinos hemos regresado a la normalidad. A la peligrosísima normalidad.  Pareciera que las enseñanzas del Covid-19 nos entraron por una oreja y nos salieron por la otra. Se diluyó el miedo, que finalmente era un elemento positivo para que atendiéramos las medidas de prevención, como es el uso cotidiano del cubrebocas, precisamente.

Hago estas reflexiones a raíz de las medidas anunciadas por una cadena  hospitalaria privada. Médica Sur emitió el pasado lunes 15  un comunicado en  el que informó que activó, de nueva cuenta, los protocolos de contención por Covid-19, como el uso obligatorio de cubrebocas y la realización de pruebas PCR o rápidas de detección, ante el incremento de contagios detectados, sobre todo, en la Ciudad de México.

Médica Sur precisa asimismo  que “con base en el reciente y constante aumento de casos de infección por SARS-CoV-2 registrados en nuestro país en los últimos días, y siendo la Ciudad de México una de las que mayor número de casos ha presentado, informamos cambios en las medidas de contención dentro de nuestro hospital”.

En consecuencia, la institución médica particular establece que “a partir de este momento”, el uso de cubrebocas es obligatorio en todas las áreas de la institución. Esta medida aplica para todo el personal, pero el “uso del cubrebocas es también obligatorio para pacientes y familiares en las torres de consultorios, áreas clínicas y de hospitalización”.

Preocupa que ante ese “reciente y constante aumento en los casos”, la autoridad sanitaria en cambio no reaccione con la firmeza y celeridad que la experiencia debiera habernos enseñado. Más valdría exagerar que caer de nuevo en la inacción.

Pese a que la propia Secretaría de Salud (Sedesa) instruyó al Instituto de Nutrición a restablecer el uso general de cubrebocas  a causa del incremento en los casos de Covid.19” (lo que en realidad ese Instituto no ha dejado de hacer),  esa misma dependencia oficial no toma medidas inmediatas y masivas para enfrentar lo que ella misma describe como “un incremento en el porcentaje de positividad en las pruebas de SARS-CoV-2”, que llegó a 42 por ciento la última semana.

Y más inquieta que un comunicado de la Secretaría de Salud de Ciudad de México emitido el martes pasado contradiga esa prevención. La dependencia del gobierno capitalino aclara que “en este momento” no hay hospitalizaciones por COVID-19 en la red de hospitales públicos de IMSS-Bienestar en la capital y asegura que los casos se mantienen sin incrementos alarmantes para la población.

Por medio de su cuenta de X (@SSaludCdMx), la Sedesa CDMX informó que en la ciudad los casos se mantienen en mínimos históricos en el presente año. La dependencia agregó que de acuerdo con el Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica la incidencia de casos en 2024 es menor a la reportada en el mismo periodo en 2023. Asimismo “invitó” a la población a no bajar la guardia y mantener las medidas básicas de higiene, como el correcto lavado de manos, uso de gel alcohol, estornudo de etiqueta, evitar automedicarse y acudir a su unidad médica más cercana en caso de presentar síntomas respiratorios.

No menciona, ojo, el uso obligatorio de cubrebocas en lugares y transportes públicos.

Esta indolencia me recuerda inevitablemente la actitud del nefasto ex subsecretario de Salud encargado del manejo de la pandemia, Hugo López-Gatell Ramírez –desaparecido desde hace rato, por cierto–, que siguiendo las instrucciones de su jefe Andrés Manuel pese a contradecir principios éticos elementales, priorizó las razones políticas a las científicas en el manejo de la emergencia, con resultados catastróficos.

Recordamos en particular su desdén ante el uso de los cubrebocas que, aseguró varias veces, “no sirve para nada”.  Su resistencia criminal a la realización masiva de pruebas de Covid-19 entre la población. Y sus referencias a que “la fuerza del Presidente es moral, no de contagio” y otras aberraciones por el estilo.

El resultado de esa actitud irresponsable dominada por las consideraciones políticas tuvo como resultado la muerte de  300 mil mexicanos que pudo haberse evitado, según el informe de la Comisión Independiente de Investigación sobre la Pandemia integrada por 17 especialistas de primer nivel, que por supuesto fue minimizado y descalificado por López Obrador. “Cuatro de cada 10 muertes ocurrieron por fallas en el manejo de la crisis, lo cual dejó en evidencia que se pudieron evitar”, pone el documento de la Comisión coordinada por el doctor Jaime Sepúlveda.

Los preocupantes indicadores sobre un posible rebrote del Covid-19 debieran ser suficientes para tomar medidas drásticas que detengan la nueva proliferación del virus. La utilidad del cubrebocas en particular ha sido sobradamente probada a nivel mundial, como lo confirman las reiteradas recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. Acá, no. No sirve para nada. Válgame.

 

DE LA LIBRE-TA                                                                          

CURIOSA COINCIDENCIA. La palabra “sobrerrepresentación” tiene 20 letras. La palabra “agandalle” tiene apenas ocho. Sin embargo, quieren decir exactamente lo mismo. ¡Vale!

@fopinchetti

Francisco Ortiz Pinchetti
Fue reportero de Excélsior. Fundador del semanario Proceso, donde fue reportero, editor de asuntos especiales y codirector. Es director del periódico Libre en el Sur y del sitio www.libreenelsur.mx. Autor de De pueblo en pueblo (Océano, 2000) y coautor de El Fenómeno Fox (Planeta, 2001).

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