Los datos recabados por la revisión de estudios destaca 10 síntomas más comunes de la COVID persistente: fatiga, dificultad respiratoria, dolor muscular, tos, cefalea, dolor articular, dolor torácico, alteración del olfato, diarrea y alteración del gusto.
Madrid, 19 de julio (Europa Press).- La presencia de más de cinco síntomas de COVID-19 en la primera semana de la infección se asocia significativamente con el desarrollo de COVID persistente, independientemente de la edad o el sexo, según una nueva revisión publicada por el Journal of the Royal Society of Medicine.
La revisión, realizada por el grupo de estudio Therapies for Long COVID (TLC), dirigido por la Universidad de Birmingham, en Reino Unido, resume la investigación actual sobre la prevalencia de los síntomas, las complicaciones y el tratamiento de la COVID prolongada.
Los datos de prevalencia agrupados en la revisión destacan los 10 síntomas más comunes de la COVID larga: fatiga, dificultad respiratoria, dolor muscular, tos, cefalea, dolor articular, dolor torácico, alteración del olfato, diarrea y alteración del gusto.
Long COVID: pooled prevalence data in new @tlcstudy review highlights 10 most common symptoms. Free to access:
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— EditorJRSM (@EditorJRSM) July 16, 2021
Los investigadores identificaron dos grupos principales de síntomas de la COVID prolongada: los que se componen exclusivamente de fatiga, dolor de cabeza y afecciones de las vías respiratorias superiores, y los que presentan afecciones multisistémicas que incluyen fiebre continua y síntomas gastroenterológicos.
El autor principal, el doctor Olalekan Lee Aiyegbusi, director adjunto del Centro de Investigación de Resultados Comunicados por los Pacientes (CPROR) de la Universidad de Birmingham, asegura que “hay pruebas de que el impacto de la COVID-19 aguda en los pacientes, independientemente de su gravedad, va más allá de la hospitalización en los casos más graves, y se traduce en un deterioro continuo de la calidad de vida, la salud mental y los problemas laborales”.
“Las personas que padecen una COVID prolongada suelen sentirse abandonadas y desestimadas por los profesionales sanitarios y reciben un asesoramiento limitado o contradictorio –reconoce–. Más de un tercio de los pacientes de uno de los estudios incluidos en la revisión informaron de que seguían sintiéndose enfermos o en peor estado clínico a las ocho semanas que al inicio de la COVID-19”.
El doctor Shamil Haroon, profesor clínico de atención primaria y coinvestigador principal del estudio TLC financiado por el NIHR/UKRI de la Universidad de Birmingham, comenta que “todavía no están claros los mecanismos biológicos o inmunológicos de la COVID prolongada, ni la razón por la que ciertas personas son más susceptibles a estos efectos, lo que limita el desarrollo de terapias. Es esencial que actuemos rápidamente para abordar estas cuestiones”, advierte.
En una comparación con otros coronavirus, los investigadores sugieren que, a largo plazo, los pacientes con COVID larga también pueden experimentar una trayectoria de la enfermedad similar a la de los pacientes que tuvieron SARS o MERS, señalando el análisis que muestra que seis meses después del alta hospitalaria, aproximadamente el 25 por ciento de los pacientes hospitalizados con SARS y MERS tenían una función pulmonar y una capacidad de ejercicio reducidas.
La coinvestigadora principal del estudio TLC, Melanie Calvert, catedrática de Metodología de Resultados de la Universidad de Birmingham e investigadora principal del NIHR, añade que “el amplio abanico de posibles síntomas y complicaciones que pueden experimentar los pacientes con COVID prolongada pone de manifiesto la necesidad de conocer más a fondo el curso clínico de la enfermedad. Hay una necesidad urgente de modelos de atención mejores y más integrados para apoyar y gestionar a los pacientes con COVID larga para mejorar los resultados clínicos”, reclama.