China ha establecido controles en puestos de peajes, aeropuertos y estaciones de tren en la provincia de Liaoning, donde se reportaron cuatro casos adicionales el martes.
Por Huizhong Wu y Zen Soo
TAIPÉI, Taiwán (AP).— Los taxistas no tienen clientes, las bodas se han cancelado de pronto, las escuelas están cerradas y el servicio de restaurante está restringido en buena parte de Asia, mientras el coronavirus repunta en países donde parecía bajo control.
La poco poblada Mongolia ha visto dispararse su cifra de muertos de 15 a 233, mientras que Taiwán, que se consideraba un gran caso de éxito en la lucha contra el virus, ha registrado más de mil casos desde la semana pasada y aislado durante dos semanas a más de 600 mil personas.
Hong Kong y Singapur han aplazado por segunda vez una burbuja de viajes sin necesidad de cuarentena tras un brote de origen desconocido en Singapur. China, que prácticamente ha eliminado los contagios locales, ha identificado casos nuevos aparentemente relacionados con contacto con personas llegadas del extranjero.
El repunte no ha alcanzado el nivel devastador de India y algunas partes de Europa, pero es un sombrío recordatorio de que el virus sigue resistiendo pese a las estrictas normas sobre mascarillas, el rastreo de contactos, las pruebas diagnósticas masivas y una mayor distribución de la nueva arma para combatirlo: las vacunas.
Eso está retrasando los esfuerzos por devolver a la normalidad la vida social y económica, especialmente en escuelas y sectores como la hostelería.
En Taiwán, el repunte se ve impulsado por una variante más contagiosa identificada en primer lugar en Gran Bretaña, según Chen Chien-jen, epidemiólogo y exvicepresidente de la isla, que lideró la elogiada respuesta a la pandemia el año pasado.
Un factor que complica las cosas son los ciudadanos mayores que frecuentan los “salones de té” ligeramente subidos de tono en el barrio Wanhua de Taipéi. Hasta el martes, suponían unos 375 de los casos nuevos, dijo Chen. Esos establecimientos son conocidos por ofrecer entretenimiento para adultos con bailes y canciones.
“Esos ancianos, cuando van a estos lugares, quieren mantenerlo oculto”, dijo Chen. “Cuando investigamos, puede que no sean sinceros”.
En Wanhua, que normalmente es una zona muy transitada con puestos de comida, comercios y locales de ocio, el mercado nocturno de Huaxi y el histórico templo budista de Longshan están cerrados.
El taxista Wang Hsian Jhong dijo que no había tenido un cliente en tres días. “Todo el mundo está afectado. Esto es un problema de todo Taiwán. Tenemos que superarlo”, afirmó, mientras fumaba un cigarrillo en una calle de Wanhua.
La isla cerró el miércoles todas las escuelas y amplió a todo el país las restricciones que antes sólo afectaban a la zona de Taipéi: se cerraron restaurantes, gimnasios y otros espacios públicos, y limitó las reuniones a cinco personas en espacios cerrados y diez en exteriores.
La Presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, intentó tranquilizar a la población, entre reportes de compras de pánico y gente que evitaba los espacios públicos.
“Seguiremos reforzando nuestra capacidad médica”, dijo Tsai, y señaló que están llegando vacunas del extranjero.
Malasia impuso de forma inesperada un mes de cuarentena hasta el 7 de junio ante un brusco aumento de los casos, variantes más contagiosas y un escaso cumplimiento de los protocolos de salud.
Es la segunda cuarentena nacional en poco más de un año, introducida después de que los casos del país se multiplicaran por cuatro desde enero, a más de 485 mil. También la cifra de muertos, dos mil 040 personas, se ha multiplicado por cuatro desde enero. Se han prohibido los viajes entre estados y actividades sociales, las escuelas están cerradas y los restaurantes sólo pueden servir comida para llevar. El Gobierno ha advertido que los hospitales están casi al máximo de su capacidad de casos de coronavirus.
Singapur ha impuesto estrictas medidas de distanciamiento social hasta el 13 de enero, restringido las reuniones en público a dos personas y prohibido los servicios de interior en restaurantes.
Las restricciones se aprobaron después de que el número de contagios de origen desconocido subiera a 42 en la última semana, respecto a los siete de la semana anterior. Singapur estaba considerado como un modelo a seguir en la lucha contra la pandemia.
Las clases pasaron a celebrarse por Internet tras varios positivos de estudiantes, se prohibieron los banquetes de boda y los funerales se limitaron a 20 personas.
La organizadora de bodas Michelle Lau dijo que al menos siete clientes habían cancelado o aplazado bodas que iban a celebrarse el mes próximo. Otras parejas optaron por una ceremonia sencilla sin celebración, señaló.
Hong Kong, por su parte, ha respondido a los brotes ampliando de 14 a 21 días la cuarentena para viajeros no vacunados que lleguen de países “de alto riesgo”, como Singapur, Malasia, Japón y lugares más lejanos como Argentina, Italia, Holanda y Kenia.
Tailandia reportó 35 muertes el martes, la cifra más alta desde el inicio de la pandemia, y otras 29 el miércoles. Eso llevó el total de fallecidos en el país a 678 de los que 584 murieron en esta ola. En torno a tres cuartos de los 116 mil casos de Tailandia se han identificado desde principios de abril.
Tailandia había sumado unos siete mil 100 casos del virus, incluidas 63 muertes, en todo el año pasado, un éxito en la lucha contra la COVID-19.
El repunte ha planteado dilemas difíciles para los gobiernos, especialmente en países más pobres donde las restricciones de las cuarentenas pueden agravar las penurias económicas para los que ya viven al límite.
En Filipinas, el Presidente, Rodrigo Duterte, ha relajado la cuarentena en la bulliciosa capital y las provincias vecinas para combatir la recesión económica y el hambre, aunque mantiene prohibidas las aglomeraciones este mes, cuando se celebran muchos festivales católicos.
Las infecciones de la COVID-19 en el país empezaron a subir en marzo, hasta una de las peores cifras en Asia, con más de 10 mil contagios diarios. Eso llevó a Duterte a imponer la cuarentena en torno a Manila en abril. Filipinas ha registrado más de 1.1 millones de casos, con 19 mil 372 muertes, aunque el repunte ha empezado a suavizarse.
El Secretario de Salud, Francisco Duque III, dijo que la reanudación parcial de la actividad económica, la tendencia a incumplir cada vez más las restricciones y el rastreo inadecuado de personas expuestas al virus se combinaron para desencadenar el auge de los contagios.
Los expertos señalan que la distribución de las vacunas, aunque demorada y de pequeña escala, también fomentó una falsa confianza de que la pandemia podría estar acabando.