Ambulante y Netflix se fusionaron para impulsar a una nueva generación de creadores de Guatemala, Belice, El Salvador, Honduras, Nicaragua y México, a través del Fondo Miradas que ayudó a más 80 cineastas pertenecientes de grupos originarios y afrodescendientes que muchas veces ven invisibilizadas sus voces.
Ciudad de México, 19 de abril (SinEmbargo).– La pandemia ha pegado duro a la industria del cine a nivel mundial hundiéndola en una crisis. Salas de cine y distribuidoras se han visto impectadas. Sin embargo, son las voces de nuevos creadores las más afectadas, y sobre todo cuando se trata del género documental en grupos originarios y afrodescendientes en México y Centroamérica.
“El cine documental siempre es un cine difícil. Es cine como la ficción pero es un cine pobre. Un cine que tiene siempre pocos recursos. […] En zonas donde hay poco apoyo económico es obviamente más difícil. En Centroamérica en este momento no existe ningún fondo apoyo para proyectos. Los fondos de cultura siempre son inestables y no hay un camino reconocido donde uno pueda facilite aplicar y tener becas”, explica la productora Katia Paradis en entrevista para SinEmbargo.
Katia quiene es una documentalista Beliceña-Canadiense. Es fundadora de Yaha Films, una productora situada en Belice especializada en filmes independientes, sobre todo documentales sobre artistas indígenas.
En 2007 realizó su primer documental llamado Three Kings que fue parte del Festival de Cine de Berlín. El filme era un retrato sobre la vida de tres músicos beliceños. Un trabajo que le constó años realizar y que vio obstáculos como la falta de un ingreso económico durante la filmación. Katia señala que esta ausencia de apoyos a jóvenes cineastas se extiende por países Latinos.
Hoy, Katia Paradis es parte de la iniciativa entre Ambulante y Netflix que impulsa a una nueva generación de creadores de Guatemala, Belice, El Salvador, Honduras, Nicaragua y México. Como una forma de apoyarlos se creó el Fondo Miradas que ayudó a más 80 cineastas y a sus equipos que se encuentran en la etapa de rodaje y/o postproducción, y que se han visto afectados por la pandemia de COVID-19.
“Esta fusión se creó para apoyar a los cineastas afrodescendientes y de los pueblos originarios de México y de Centroamérica que se vieron muy afectados por la situación mundial con la COVID-19. Viene de un impulso de querer ayudar a gente sin apoyo. Muchas miradas y proyectos que sencillamente se van a caer, se van a demorar o no se van poder realizar de mal manera deseada”.
El fondo de 15 millones de pesos se distribuyó gracias a la labor de un comité de expertos en cine comunitario, integrado por 11 líderes sociales y actores clave quienes eligieron los más 80 proyectos. A cada uno de estos se le destinaron 150 mil pesos para que puedan seguir con sus trabajos.
“Son 80 equipos, porque nos son apoyo a personas individualmente, sino a equipos que fueron directamente afectados por la pandemia, es decir, que tuvieron que parar el proyecto, sea que estuviera filmándose o en postproducción. Con el hecho que tenían que ser pueblos originarios o afrodescendientes que ya de por sí tienen siempre menos apoyos. Sus voces son invisibilizadas. Todavía no tenemos el mismo acceso a historias de parte de mucha gente, muchos pueblos”.
Los proyectos seleccionados corresponden a 70 documentales, 7 ficciones y 4 animaciones. Netflix indica que de estos, el 80 por ciento son de creadores indígenas, el 14 por ciento de afrodescendientes, y el 6 por ciento de creadores afrodescendientes e indígenas. Los creadores representan a cerca de 30 grupos indígenas y afrodescendientes, como el Zapoteco Serrano, Totonaco, Mixteco, Náhuatl y Purépecha, entre otros.
“Me sorprendió mucho ver la diversidad que había detrás de la cámara y enfrente. Tanto mujeres y como hombres dirigiendo. Muchas mujeres fuertes enfrente de la cámara. Historias y mujeres con los que nos podemos identificar. Eso me sorprendió mucho. No me esperaba que fueran miradas tan fuertes, muchas veces poniendo en cuestión tradiciones desde un punto de vista interior, alguien de la comunidad. Una mujer de la comunidad que esta investigando sobre un tema de una mujer con otras mujeres, pues tiene una mirada increíble. Eso no lo puedes repetir. No es la misma mirada que si alguien viene de afuera de otra cultura”, explica Katia.
Las historias seleccionadas, a palabras de Paradis, son muestra de los que pasa por la cabeza de los creadores, sus preocupaciones y pasiones.
“Lo que pasa mucho en una región como Mexico con los pueblos originarios, o en Centroamérica, que está apenas en un cine a escala más pequeña, que está en desarrollo, hay muchas voces que apenas se están formando, se están desarrollando, y siempre el problema es la difusión, cómo llegar a tu público después del esfuerzo tremendo que es la película, es otro esfuerzo el de la difusión. Ojalá que esta situación permita que explotemos todo un poco la curiosidad en ir a ver el mundo. No sólo historias con cercanas o historias más mainstream. Despertar un poco la curiosidad”.
Con esta fusión entre Ambulante y Netflix a través del Fondo Miradas, Katia Paradis espera que sea reconocida la labor de creadores independientes:
“El esfuerzo es enfocarse en rescatar esos proyectos y esas voces que tal vez iban a demorarse o morir. La realidad es eso porque cuando uno hace cine documental de pocos recursos, es una lucha en sí. Si no apoyas a esas gente que es vulnerable lo que pasa es que esas miradas y esos proyectos se mueren, y nunca los ves”.